Raúl Bolaños Cacho, así como dice una cosa hace otra.
Raúl Bolaños Cacho, así como dice una cosa hace otra.

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El candidato del Movimiento Ciudadano, Raúl Bolaños Cacho, se ausentó de dos debates convocados por universidades de Oaxaca, pero en las redes sociales dice buscar el diálogo y a los jóvenes.

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Los debates son la única posibilidad de los candidatos para intercambiar ideas con sus rivales. Para los electores, es la posibilidad de valorar las mejores ideas, comparando y sobre todo, observando la capacidad del político para defender sus ideas y observar los errores.

No asistir a un debate es despreciar los componentes básicos de la cultura democrática: diálogo, crítica y exponer el pensamiento sobre los temas que conciernen a todos -públicos- al escrutinio de los “otros”, los electores. Un político que no asiste a un debate, no cree en la democracia, ni la practica, solo piensa en si mismo.

En el México actual, debido a la falta de la cultura democrática en la mayoría de nuestra clase política, se asiste o falta a un debate dependiendo de los números que el candidato lleve en las encuestas y de la decisión de su equipo de campaña, no por costumbre. La política es intercambio de ideas sobre un asunto de interés público, si no se asiste a un debate, no se puede debatir lo que importa al público.

También, no se asiste a un debate por el miedo a no estar a la altura de la contienda o de las ideas, lo cual acarrearía la pérdida de votos en caso de asistir y salir derrotado.

Un debate permite al elector, observar al candidato en un escenario donde sólo depende de sus capacidades, pues sus asesores no podrán hacer nada mientras esté debatiendo. Ante esto, el candidato en el debate está totalmente expuesto, escenario que vivirá cuando gobierne. Los políticos mexicanos prefieren no debatir, pues no quieren exponer sus flaquezas intelectuales y de reacción en escenarios no previstos.

Raúl Bolaños Cacho no asistió a los debates porque no es demócrata y no confía en sus capacidades para reaccionar ante los cuestionamientos no previstos. Ha faltado al debate, porque está cuidando sus intereses particulares o el porcentaje de las encuestas. Este hecho no es nuevo, lo hizo Andrés Manuel López Obrador y perdió puntos fundamentales; también Enrique Peña Nieto, provocando una ruptura definitiva con grupos de la juventud mexicana. Lamentablemente, estas reacciones no son exclusivas de un partido político.

Desde que era precandidato, Bolaños Cacho ha tenido presencia en las redes sociales, especialmente en Facebook donde su página ya rebasó los 8 mil “me gusta”, intentando con frases “efectivas”, pero que no aportan nada concreto para saber cómo pretende gobernar, acercarse a los jóvenes. También, el inicio de su segunda semana de campaña fue la visita a un centro de estudios de nivel superior. En otras palabras, dice que le interesa buscar a los jóvenes, no más.

Faltar a los debates organizados por las universidades privadas de Oaxaca, UNIVAS y IESO, es despreciar la única oportunidad que tiene para demostrarle a los jóvenes su capacidad política y que puedan compararlo con otros políticos.

En términos democráticos, Bolaños Cacho es un ejemplo del político que disocia palabra y acción. Para él la palabra dice “algo”, señala un propósito a hacer, pero sus actos, hacer acción la palabra, muestran otra cosa, no son el “algo” que expresó.

Bolaños Cacho dice querer acercarse a los jóvenes, pero cuando tiene la posibilidad de estar con ellos, se ausenta. Tampoco, los invita a hacer suya la cultura democrática, al no asistir a debates comunica la idea de que no es necesario el intercambio de ideas, debatir, en la política.

Los actos de Bolaños Cacho demuestran el tipo de político que es. Ahora es un candidato, vive de emocionar, frases efectivas y proponer. En la práctica, como funcionario, ha sido todo lo contrario.

La ruptura entre palabra y acción en Bolaños Cacho, permite entender por qué ha cambiado tantas veces de partido político: solo le interesa sobrevivir políticamente, para él la política es un trabajo, no una forma de solucionar los problemas de todos.

Su elección, que triunfe en estas elecciones, solo dañaría la democracia. Fortalecería el escenario del desencanto democrático.