Gabino Cué y Francisco Toledo, burlarse de la ciudadanía

Gabino Cué Monteagudo
Gabino Cué Monteagudo, gobernador de Oaxaca del 2010 al 2016

Los oaxaqueños que asistieron a emitir su opinión en la consulta ciudadana recibieron ataques del gobierno y de grupos de la sociedad civil para inhibir su voto o limitar su toma de decisiones. Al final del día, su decisión no fue respetada por el gobernador Gabino Cué.

No es un fracaso que existan nuevos mecanismos de participación ciudadana, el fracaso es que los principales involucrados en el conflicto del Cerro del Fortín y el Centro de Convenciones se hayan dedicado a utilizar para su beneficio el mecanismo de democracia directa, sea para obtener un resultado favorable sin respetar el voto o para descalificar a los votantes.

Debe quedar en claro que los gobiernos electos democráticamente no son democráticos por haber emanado de un proceso con esas características, lo son por sus valores y forma de actuar, por la historia democrática del Estado que gobiernan y, sobre todo, por el contrapeso que representa la sociedad organizada, o sea, las organizaciones y movimientos que conforman la sociedad civil.

En efecto, forzar a que un político, gobernante o gobierno actúe acorde a la democracia es trabajo de la sociedad civil, pues en ella, en una democracia, se define la agenda pública, lo que interesa y no a la sociedad, pero también los valores de la sociedad, lo ético y anti-ético, en palabras de Hegel.

Cuando no existe una práctica democrática histórica esta se debe formar desde la sociedad civil, porque solo la sociedad civil puede existir en un espacio mínimo que garantice las libertades.

En Oaxaca, el gobierno de Gabino Cué, emanado de un proceso electora con rasgos democráticos, no actuará acorde a los valores y principios democráticos si no existe una sociedad civil que lo obligue.

El claro ejemplo es que, a pesar del triunfo del “sí” para la construcción del centro de convenciones en el Cerro del Fortín, postura que Gabino Cué apoyó, decidió cambiar el proyecto cuando quiso, provocando que los resultados de la Consulta Ciudadana no fueran respetados, como prometió. Todo fue un simple montaje o al menos en eso lo convirtió.

Mientras la clase política y gobernante no tengan contrapesos seguirán el juego político actual, elecciones con reglas de competitividad mas o menos claras y prácticas autoritarias para limitar la libertad de elección como hasta ahora lo han hecho.

El problema, y es normal, reside que también las organizaciones y movimientos de la sociedad civil están viviendo su proceso de democratización y por eso se hace entendible, mas no justificable, que tomen actitudes para querer imponer su opinión o judicializar un mecanismo democrático, como ha sido la consulta ciudadana.

Del gobierno no podemos esperar que por si solo, por mera generación espontánea, se democratice. De él solo podemos esperar que intente heredar el poder al grupo político que lo respalda. Por mera conveniencia y por tener todo el aparato de propaganda se espera que lo utilice para sus fines.

Lo lamentable es cuando algunas organizaciones de la sociedad civil no han querido sumar a la democracia y se han quedado en lo coyuntural, como en este caso ha sido el frente que encabezó el pintor Francisco Toledo que pretende evitar la construcción del Centro de Convenciones en el Cerro del Fortín.

Francisco Toledo
Francisco Toledo. Copyrighted free use, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=65498587

Francisco Toledo es una de las voces más autorizadas en Oaxaca para opinar de cualquier tema, lo hace como cualquier ciudadano lo debe hacer en una democracia. Es un líder de opinión y cuenta con el respaldo de un sector amplio de la ciudadanía. No se puede poner en tela de juicio lo que ha hecho por Oaxaca, posiblemente mucho más que los gobernantes de la historia reciente de ese estado.

Pero así como él tiene la oportunidad de opinar sobre cualquier cosa y tendrá el enjambre de medios por ser un líder de opinión, la democracia debe garantizar que se escuchen las opiniones del resto de ciudadanos que posiblemente no tengan cobertura mediática.

Tanto Vincent Price como Giovani Sartori, señalan que en la democracia lo que importa es la opinión de los ciudadanos, ni más ni menos, pero que esta opinión pública- los razonamientos y sentimientos de una persona sobre un tema público- debe ser contabilizada. La única forma que tenemos es convirtiendo la opinión en un voto, y eso ya es pasar de la mera democracia representativa, donde el ciudadano solo es tomado en cuenta cuando se tienen que elegir nuevos gobernantes (representantes).

Lamentablemente descalificar un proceso que medirá la opinión de las personas interesadas en un tema, que eso son las consultas ciudadanas y para eso sirven, no contribuye a enraizar en los oaxaqueños los valores democráticos. Pero tampoco, en un cálculo político o lógico para ganar en un juego político, ¿por qué el pintor y las organizaciones que lo secundan decidieron no aprovechar la consulta ciudadana para hacer ganar el no y con ello tener más argumentos para impedir la construcción?

En otras palabras, mostraron su talante autoritario, como lo hizo el gobierno al utilizar todo su aparato de propaganda para promocionar el sí.

Al final de la historia, la decisión quedó en manos de dos, Cué y Toledo, gracias al poder que ostentan. Al final los dos terminaron encajando en el mismo lugar, el autoritarismo.

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