Están por encima del umbral del sistema político mexicano y eso es un logro, pero no hay necesidad de exagerar.

La semana laboral ha concluido y en el fin de semana el ritmo de las noticias y las campañas electorales baja. De aquí al evento coyuntural más importante de las elección antes del día de votación faltan 15 días. El 10 de junio es el debate y se definirán tendencias para el inicio de la recta final.

El ritmo de la campaña electoral después del primer debate entre candidatos a la Presidencia de México lo ha marcado el movimiento de jóvenes #YoSoy132 que encontró en el Partido Revolucionario Institucional y Enrique Peña Nieto el símbolo de todo lo que no quiere para el futuro de México. Hasta el momento no se ha documentado en las encuestas electorales que el movimiento #Yosoy132 haya hecho mella en las preferencias de voto a favor de Enrique Peña Nieto.

Por ejemplo, la encuesta diaria Milenio/Gea-Isa del día 68 (25 de mayo 2012) señala que Peña Nieto tiene 36.1% de la intención de voto; Josefina Vázquez Mota tiene 19.6%; Andrés Manuel López Obrador 19.6%, Gabriel Quadri 3.5% y 21.4% no sabe por quién votar. El líder con una ventaja amplia es el priista. En el segundo lugar hay un empate.

Ante estos número, que creo se modificarán durante la semana que viene si #YoSoy132 sigue con las movilizaciones, la elección en México en materia de posiciones en las encuestas sigue como comenzó. Aún así, creo que el ritmo de la campaña es impuesto, al menos los últimos 15 días, por los jóvenes universitarios que han promovido las #MarchaYoSoy132 y logrado generar un movimiento que comienza a tener un pliego petitorio.

Por supuesto, los jóvenes no son los únicos en marcar el ritmo, para ello necesitan al contrario, el cual es personificado por Peña Nieto y el PRI. Ante los actos de los jóvenes los priistas son los primeros en responder. Su respuesta no busca denostar, porque después del evento en la Ibero Peña Nieto y sus estrategas se dieron cuenta que ese tipo de respuestas solo acarrea simpatías a #YoSoy132.

Es correcto decir que PRI y #YoSoy132 marcan el ritmo de la campaña, tienen grandes posibilidades de hacerlo de aquí al segundo debate y prolongar su dominio si logran generar las líneas primarias que se deben discutir después de la mesa de los candidatos.

Hasta este momento el PRI no ha logrado pasar a la ofensiva y provocar que el movimiento de jóvenes entre en crisis o se fracture. Todo indica que Peña Nieto tendrá que mostrar que sabe aguantar los golpes, pues tampoco cuenta con argumentos suficientes para demostrar a #YoSoy132 que sus dichos son falsos. Al contrario, las noticias que en esta semana llegaron de Estados Unidos y la filtración de las investigaciones en México que se siguen contra el exgobernador priista, Tomás Yarrington, terminan por dar la razón a los jóvenes.

Por otra parte, Peña Nieto ha dejado de ser el candidato que no tenía contrapeso en los noticieros de Televisa. Ahora, #YoSoy132 ha logrado que en la cadena con mayor cobertura en México existan voces que critican con nombre y apellido al candidato. Además, cuentan con credibilidad y legitimidad ante diversos grupos de la población mexicana que no forzosamente respaldaban las críticas de la derecha o izquierda partidista al candidato.

La aparición de un contra peso al PRI ha generado que el ritmo de campaña cambie para el candidato puntero. En las últimas semanas sus declaraciones han tenido que versar sobre temas que él no impone o propone. Tampoco ha tenido el tiempo suficiente para contestar a las críticas de Vázquez Mota y López Obrador. Sus respuestas se centran en #YoSoy132.

Durante esta semana la agenda se ha movido contra el PRI y su capacidad de reacción, según una encuesta, la que se levanta diariamente, el PRI sigue como al inicio, pero eso no indica que la suma de los factores cambie de aquí al segundo debate.

El objetivo coyuntural de #YoSoy132 de aquí al corte de caja, el segundo debate, es mantenerse en los medios, es la única manera que el movimiento tiene para hacer contrapeso a Enrique Peña Nieto, símbolo del fondo de su lucha: la democratización de los medios de comunicación en México.