OAXACA, México.- Ha pasado un año de la votación histórica que provocara la derrota del partido hegemónico en Oaxaca. Fue una votación inusitada en un ambiente complicado, tenso y rodeado de la idea de violencia que reinó durante todo el proceso electoral para cambiar gobernador. Los resultados fueron contundentes y la hoy oposición priista no logró revertir el proceso como en 2004.
Nadie duda del resultado del 2010, tampoco de la participación ciudadana que se volcó a las urnas para buscar un cambio. Los motivos que llevaron a este hecho pueden ser varios: el avance de la democracia a nivel federal, la represión del gobierno encabezado por Ulises Ruiz Ortiz, la corrupción, etcétera. No hay una lista exhaustiva, pero sí un reconocimiento de la influencia de lo que sucede a nivel nacional como de las cuestiones particulares que pasan en lo local, desde lo municipal, regional hasta lo estatal.
La idea del cambio político plantea que esta no solamente se da o termina en que un partido político deje de gobernar y entre uno nuevo sin que nada se altere en el sistema político y social. No es un error decir que se asistió por primera vez con los resultados del 2010 a un alternancia de partidos políticos en el núcleo del sistema político oaxaqueño (el poder ejecutivo estatal) que provocó el avance de la transición política de un régimen autoritario a uno democrático. Los posibles cambios políticos que de aquí en adelante se presenten bajo reglas de competencia electoral claras y que garanticen la participación de los partidos políticos, serán simples alternancia de partidos políticos.
La alternancia en Oaxaca y el año que hemos vivido han demostrado que la inestabilidad y turbulencia en la clase política local están a la orden del día y se presentan como un síntoma de los cambios que se están dando. La reforma política aprobada, las muertes de activistas políticos y sociales, las detenciones que se han hecho desde 1 de diciembre de 2010, la inusitada crítica de la prensa al gobierno y la existencia de una Cámara de Diputados local diversa, son muestras de que la transición política en Oaxaca existe.
Si ha esto le sumamos la incipiente participación ciudadana de personas y grupos que antes no lo hacían, más las rupturas de apoyo a grupos como la S-22 del SNTE y las críticas constantes a la forma en que se manifiesta, se pueden observar una serie de cambios que el 4 de julio del 2010 han provocado.
No es válido decir que todo va bien en Oaxaca, que después del primero de diciembre ahora la vida es color de rosa, al contrario, la forma de hacer política en el autoritarismo es más obvia y se siente en los oaxaqueños. Ya no hay un poder central que controle los hilos del títere que infringía el miedo cuando era necesario y desaparecía al momento que ya no se le necesitaba. Lo que hay es la existencia de grupos políticos autoritarios que buscan el reacomodo en la política actual o no quedar tan mal parados al interior del sistema político oaxaqueño, para ello el chantaje, la violencia, la violación de derechos de terceros son la forma de negociación por excelencia. En este sentido, se opera bajo el autoritarismo esperando que muchas prácticas sobrevivan al proceso de instauración que vive todo el territorio oaxaqueño.
Lo importante en este periodo de instauración política es no caer en la parálisis legislativa, o sea, que nada cambie en las estructuras del sistema político. Es aquí en donde se debe destacar el primer año que se ha vivido de alternancia política, pues a diferencia de lo sucedido a nivel federal en el gobierno de Vicente Fox, hoy se cuenta con una reforma política que reconoce mayores mecanismo de participación ciudadana, para el momento en que los oaxaqueños las necesiten.
Nuestra transición política ha dado un paso que a nivel federal no hemos dado, pero también arrastra un escenario conflictivo que se manifiesta con los diversos problemas políticos a nivel municipal que han provocado muertes, con la existencia de grupos paramilitares y organizaciones gremiales y sociales que pueden poner en jaque al gobierno de Oaxaca. Por supuesto, sin olvidar que el avance de la democracia en Oaxaca sigue dependiendo del heredero del autoritarismo en México, el PRI, la actual mayoría legislativa.
Nota: Publicado el 1 de julio en la revista mensual Mujeres.
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