OAXACA, México.- Yo ya estoy hasta la madre de leer a periodistas, “columnistas”, oportunistas de la pluma, que ahora escriben porque ya no viven del gobierno, y todólogos, que, como si fuera una plantilla que viniera en su procesador de textos (word) repiten todos los días lo mal que está Oaxaca y critican todo sin proponer algo para que las cosas mejoren.
Lo peor de esta plantilla que se repite en todos los medios de comunicación impresos de Oaxaca, en la radio y en la tele, aunque está en menor cantidad porque se la pasan en el “notibaches”, es que tiene ese pequeño toque de cultura política que se hereda del priismo en México: esperar todo de papá gobierno.
Así es, si todo en Oaxaca está mal y estamos sufriendo se debe a que el gobierno todo lo hace mal. Que si el gobierno no apoya a las señoritas que quieren representar a Oaxaca esto está mal; que si las apoya también está mal, porque denigra a la mujer al apoyar que esta muestre su cuerpo en este tipo de eventos que refuerzan estereotipos y al machismo del siglo XX. Que si el gobierno trae una pista de hielo a la ciudad de Oaxaca, esto está mal, no porque contamine el medio ambiente, sino porque es una medida populista; que si el gobierno no hace políticas recreativas, también está mal.
El problema con las críticas que consideran que todo está mal por culpa del gobierno, es que ellos parten de la idea de que el gobierno es un “super-papá”. En sus argumentos, nunca se dan cuenta que niegan la capacidad de acción de la ciudadanía para actuar en el espacio público. En otras palabras, la construcción de este discurso de que todo está mal en Oaxaca porque el gobierno nos ha fallado, considera que el ciudadano no tiene autonomía para actuar y que no cuenta con la capacidad suficiente para valerse de sí mismo.
El problema con esta crítica es que no reconoce a la ciudadanía como el motor de cambio en el sistema político. Esta negación, le permite considerar que los votos que cayeron el 4 de julio del 2010 en Oaxaca para provocar la derrota del partido hegemónico, y con ello del autoritarismo, fueron parte de todo un “compló” o idea de la conspiración que engañó a la ciudadanía y los llevó a votar a las urnas. En este sentido, todos son “borregos” o simples seguidores de un líder que no los volverá a buscar hasta que necesite de su voto.
La crítica de hoy, de la cual he hablado de manera más extensa en mi artículo “La desconfianza de los puros”, en su plantilla que abre todos los días para criticar de la misma manera (siempre unilateral), porque ni eso tiene la capacidad de renovar, muestra precisamente las características que están presentes en el régimen autoritario que se vivió en México durante todo el Siglo XX. En general demuestra que la cultura política cumple con las características de siervo y parroquial, o sea, el ciudadano no se debe interesar en política y dejarle a los “sabios” que resuelvan su vida, porque no tiene la capacidad de sobrevivir y se vuelve un parroquiano, como los que asisten a la iglesia, en este caso a las urnas, para congratularse con el “todopoderoso” que los ha salvado. Nuestros críticos en Oaxaca, ven todo mal porque le tienen miedo al cambio. Por ello, no reconocen que la sociedad puede tener la capacidad de llevar su vida en sociedad en muchos sectores que no deben pasar por el gobierno y aun así, todo es politazable.
Lo importante de la democracia no es el gobierno, son las leyes, enunciados normativos que albergan las aspiraciones de la sociedad. Si las leyes son esa construcción abstracta que hace la sociedad, el núcleo de la sociedad es el ciudadano. Por lo tanto, lo que importa en la democracia es la ciudadanía y que esta construya la forma de vida en sociedad que permita que todos puedan cumplir sus metas sin depender de alguien, el gobierno, y que las instituciones sí les garanticen la posibilidad de cumplir sus metas. En este sentido, que el gobierno estorbe.
Es importante la crítica, sin ella, las sociedades democráticas se atrofian y terminan siendo colonizadas por las formas no democráticas, pero la crítica no es sustancial cuando no cuenta con argumentos verificables. También, la crítica no es crítica cuando lo único que busca es la frustración y no la construcción o reconstrucción del tejido social y la posibilidad de que la sociedad cambie las cosas que se están viviendo.
La democracia se construye desde el ciudadano, desde nosotros, y no sólo desde el gobierno, es lo que se les olvida a los críticos de hoy en Oaxaca. Ellos, siguen operando, escribiendo y “pensando” de manera análoga, gritando que les hace falta “papá gobierno” y más que sus miles de pesos, sus alfombras rojas que permitían que el periodista pisara.
Dejemos de lado a nuestros críticos y no caigamos en esa frustración de no entender que el sistema político es abierto y dinámico; que vivir mejor en sociedad depende mucho de nosotros. Por ello, comparto 10 ideas, puntos, propuestas, hábitos, como le quiera usted llamar, que considero no cuestan mucho económicamente, sí en cuestión de hábitos, pero que mejoran la convivencia en el espacio que todos compartimos: nuestra ciudad.
Los 10 puntos que siguen, los he construido desde mi vida cotidiana en la ciudad de Oaxaca, mis hábitos, los lugares que frecuento y lo que más estorba en el día a día. A usted lector, le pasa lo mismo, sabe qué estorba o hace que su vida diaria sea más pesada, haga su lista y compártala con su familia y, lo más importante, con aquellos que no tienen un lazo consanguíneo, descubra al «ciudadano-de-al-lado». Escriba en la sección de comentarios sus propuestas, porque lo que estará haciendo en ese momento es comenzar un debate en favor de la ciudad, enriqueciendo la discusión pública, hará el trabajo que los críticos de hoy no han podido hacer, entender el momento que se vive y el lugar de la sociedad.
Mis 10 puntos para mejorar la ciudad de Oaxaca sin la necesidad del gobierno:
- No estacionarse en doble fila, así esté recogiendo al “angelito de la casa”. Las peores dobles filas que me he encontrado en la ciudad no son ni en la Central de Abasto, ni en el Centro Histórico de Oaxaca, sino en las escuelas privadas y públicas. Las que más recuerdo son en el Motolinía, donde las madres de familia en su prepotencia y ver sólo por el yo, son capaces de estar en doble fila y con las puertas abiertas. ¡Cuidado y les tocan el claxon!, pierden el glamour. En el caso de las escuelas públicas sólo hay que dar la vuelta a la transitada y estrecha calle de Reforma en el centro de la ciudad para ver las interminables filas. El problema no sólo es el acto, sino lo que se proyecta a los niños, “el futuro de Oaxaca”, al enseñarles que cuando se trata de uno, todo está permitido.
- No pedir la parada al taxi y urbano en lugares no permitidos. Todo mundo se queja del transporte urbano y nadie puede negar que es pésimo el servicio, ofrecido en autobuses que contaminan lo que quieren o todo lo que pueden. Pero el problema es que los conductores del servicio de transporte público no han cambiado sus hábitos de comportamiento porque siguen teniendo una demanda en su comportamiento. En este sentido, que ellos se comporten como “trogloditas al volante” y hagan lo que quieran en las calles de Oaxaca se debe a que los usuarios demandan este tipo de comportamiento, exigiendo paradas donde sea, tomando el taxi a mitad de la calle, pidiendo ir rápido, pasarse el alto.
- Escribir y/o hablar con los medios para exigirles seriedad en su información. En efecto, una cosa es la argumentación y el “choro” que pueden tener los periodistas en Oaxaca y otra las pruebas que puedan presentar. Estar bien informado no sólo se debe basar en una buena voz, saber cuándo alzar la voz o quejarse de lo que le puede afectar a un ciudadano, logrando una identificación con los problemas de su público. Es cierto que uno escucha las voces y lee aquello con lo que se identifica, pero también tiene que existir ese pensamiento crítico en la ciudadanía o el consumidor a la hora de creerse discursos bien estructurados, pero que no presentan pruebas cuantitativas (números) o cualitativas.
- Respetar el semáforo, no pasa nada si no acelera cuando esté el amarillo.
- Vaya a las tlayudas, ¡al tianguis!, pero no compre piratería. Al igual que el punto del transporte urbano, la compra de piratería existe, sólo es uno de los motivos, porque hay demandantes. La existencia de este mercado ilegal no sólo demuestra que existen “papás pilatas”, sino toda una “sociedad pilata” que acepta el daño al trabajo de terceros.
- No se robe el carrito del super, luego sale más cara la cuenta. Esta es una de las cuestiones más cínicas que he notado en los Supermercados de Oaxaca, en especial Chedraui (el mata arbolitos), pues la gente los días de quincena, al ya no ver carritos para el super entra como si nada y se roba el de algún usuario. Cuando te acercas a pedir ayuda, nadie la puede dar. Hay que exigir a las empresas que mejoren el servicio, escriba cartas, ¡proteste!. No se detenga cuando alguien le diga que sólo es un empleado, el ejecutivo ni siquiera está en esta ciudad, alguien tiene que escucharnos y atendernos.
- Respete el lugar de los minusválidos. Sólo los inconscientes no respetan estos lugares, cualquier día tome asiento enfrente del cajero de Banorte en Plaza Oaxaca y verá que todo mundo, sin ser minusválido, ocupa el lugar: “sólo por un momentito, no le hace falta a alguien”.
- No compre botellas de agua en la calle, lleve el agua en su botella “bonafont” (reciclada) desde su casa. Para ser ecologísta o tener un poco de conciencia sobre el calentamiento global no tenemos que convertirnos en vegetarianos o dejarnos de bañar. En esta época de calor basta con llenar una botella de agua en la casa y llevarla para todos lados, de todos modos si compra una en la calle, la va a tener que cargar.
- Ante el bloqueo no basta la paciencia, baje del carro y dígale al “ojete” que está violando sus derechos, pero no se confronte. No estoy llamando a quitar los bloqueos, pero bastaría con que los manifestantes se enteraran que los coches van manejados por personas y que razonan. Es muy posible que muchos manifestantes no sepan que bloquear una calle es violar el derecho de terceros, lo más probable es que el líder sea un cobarde y no dé ni la cara. Basta con decirle que uno tiene derechos, igual que ellos a protestar y que con eso no afectan al gobierno, sino a la ciudadanía.
- Si están asaltando o alguien corre peligro, no sea el héroe, pero mínimo llame a la policía o grabe (o tome una foto) al delincuente sin exponerse. Es triste ver a una sociedad que ni siquiera defiende a uno de sus iguales, a la llamada gente de a pie. Es triste que en una calle donde hay 20 personas un delincuente pueda cometer una fechoría y nadie se tome la molestia de llamar a la policía o desde algún lugar seguro tomar una foto y video que después sirva para detenerlo. Este tipo de pruebas evita que las corporaciones policiacas salgan a decir que no detienen a nadie porque la ciudadanía no otorga pruebas, no “copera, parejita”.
Cambiar a la ciudad de Oaxaca se puede hacer desde nosotros, la ciudadanía puede poner el ejemplo a los políticos de hoy y construir los gobernantes del mañana. A los críticos “autoritarios” de hoy, déjelos, solos se están aislando.
Nota: Publicado en ADNsureste.info el 28 de abril 2011
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