La aparición de nuevos partidos políticos como de las candidaturas ciudadanas no han significado la aparición de nuevas figuras que renueven la clase política mexicana.
Aunque en una primera apreciación se puede asumir que entre más opciones partidistas existan más espacios para nuevas grupos políticos o liderazgos personales que provengan de la sociedad civil, la regla no siempre se cumple.
Un primer escenario para que esto no se cumpla es que las fracturas al interior de los grupos políticos permitan que los nuevos partidos políticos solo sean el resultado de las fracturas políticas. O sea, un nivel de fractura permite pasar el umbral que las leyes requieren y los partidos políticos cambien sin que nada cambie.
Uno de los ejemplos más claros en las elecciones 2015 es la fractura al interior de la izquierda partidista. El surgimiento del partido Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, no es la aparición de un nuevo partido político para dar espacio a nuevos grupos ciudadanos, sino para posicionar a un grupo de “tribus” provenientes del Partido de la Revolución Democrática, PRD, que si se hubieran mantenido al interior de este, no hubieran tenido la posibilidad de pelear por cargos de elección popular como ahora lo hacen. Este caso es similar con Movimiento Ciudadano, antes llamado Convergencia, pues recoge a tribus derrotadas al interior del PRD en el pasado y algunos activistas políticos que, aunque no coincidan con sus principios, les puedan garantizar votos.
Igual sucede con las otras opciones partidistas que se han creado. En ellas destacan artistas, periodistas que han vivido del escándalo o algunas figuras públicas que pueden ser atractivas para el votante. Es muy probable que ninguna de ellas tenga experiencia en política o haya trabajado de forma metódica para realizar cambios, sí muchos dando gritos en las calles o aprovechando los espacios en los medios de comunicación.
El mismo fenómeno se repita a nivel local, los espacios de los nuevos partidos políticos han servido para sacar del sarcófago a viejos políticos o miembros que no lograban destacar bajo las estructuras partidistas consolidadas. En este sentido, todavía no surge un partido político que provenga de la sociedad civil para dar espacio a los liderazgos de la sociedad, solo han sido espacios para los mediocres de la clase política.
Una versión de este post se publicó en la edición del mes de junio 2015 de la revista Muejeres.
Deja una respuesta