Oaxaca de Juárez, septiembre 25, 2009.- Hace tiempo publiqué en esta agencia de noticias y en una revista de Oaxaca un artículo llamado “Aborto, revisar las fronteras”, donde apuntaba que el tema del aborto legal que se discutía en el Distrito Federal, había provocado la aparición de nuevos espacios públicos de discusión, pues había permitido que todas las corrientes de la sociedad influyeran y mostraran a los legisladores que pueden participar de manera activa en temas que repercuten en pro o en contra de la sociedad.
En esa discusión y aprobación de una ley polémica que permitía el aborto hasta las 12 semanas de gestación, se comprobó que los ciudadanos pueden influir en el poder sin tener que tomarlo. Así, los legisladores no sólo tuvieron que tomar la decisión desde sus visiones particulares y privadas, sino sobre los foros y discusiones que se generaron en la sociedad civil de la ciudad de México. En otras palabras, la decisión sobre el aborto en el Distrito Federal tuvo la participación activa de sociedad civil y política.
Ahora Oaxaca se ha encontrado con la difícil decisión del aborto. La forma en que han operado los legisladores oaxaqueños y el gobierno dista mucho de aquella esfera de participación pública que se creo en la Ciudad de México. No sólo se trata del resultado que se ha obtenido en el legislativo, sino en las formas en que se tomó la decisión.
- En la Ciudad de México, la discusión sobre la prohibición o permisión del aborto fue discutida con meses de antelación fuera del poder legislativo y en ella no sólo participaron los legisladores, sino académicos, intelectuales, jóvenes, hombres, mujeres, grupos religiosos, universidades, medios de comunicación, etcétera. Esto enriqueció el debate que mostró los argumentos privados de la parte que se oponía y los excesos de libertinaje que manifestaban los pro-abortistas. Al final del día, las dos partes ganaron aunque los opositores al aborto se sintieran derrotados, pues el aborto en el D.F. está permitido bajo una normatividad que castiga a aquellas personas que no las cumplan y además no obliga a nadie a hacerlo, sino que permite que el ciudadano o ciudadana se hagan responsables de sus actos.
En Oaxaca esto no pasó, la decisión de violar la individualidad ciudadana se palpó desde antes que se aprobara la ley, al no difundir y promover los parlamentarios oaxaqueños un debate abierto, cara a cara en la sociedad oaxaqueña. Esto sólo demuestra que todos los diputados locales de Oaxaca, hayan votado en contra o a favor, son autoritarios, porque nunca hicieron lo necesario para que los oaxaqueños participaran en esta decisión.
- La inexistencia del debate sobre el aborto en Oaxaca, como su falta de publicidad ha provocado que los grupos de una incipiente sociedad civil oaxaqueña no hayan sido escuchado no sólo por los legisladores, sino por la sociedad en general sobre sus posturas a favor o en contra. Esto viene a demostrar que si alguien logró influir en los diputados oaxaqueños, lo hizo desde mecanismo privados, en “lo oscurito”, permitiendo y legitimando que los grupos de presión al margen de la ley existan y controlen por medio de los mecanismos de poder que ostentan, las decisiones que afectan a toda la colectividad.
- La falta de diálogo e intercambio de ideas en los tópicos que afectan a la sociedad oaxaqueña, sólo ha conducido a que los grupos antagónicos resuelvan por medio de la fuerza sus diferencias, ganando siempre el que tiene mayor fuerza física o el que está apegado a la postura del Estado. Si no existe un diálogo horizontal entre legisladores, que siempre deben estar abiertos al diálogo y debate, y la ciudadanía interesada en los temas, siempre serán los primeros quienes se impongan en los temas, pues tiene el poder legal y los recursos del Estado.
Ante esta afirmación, no deben sorprender los hechos ocurridos el día de la aprobación de la ley antiabortista en Oaxaca. Pues, si no existen mecanismos y canales de diálogo horizontal, sólo queda resolver las cosas a “madrazos y sonriendo”, donde queda demostrado que el más fuerte, con más recursos, gana. Por ello, los legisladores de Oaxaca y los abortistas en este caso, sólo demostraron que no contaron con la capacidad para generar mesas de diálogo y discusión donde no existieran oídos sordos y sí un debate sincero sobre el tema.
- Los críticos autoritarios. Al día siguiente de la batalla campal por el feto vivo o muerto, diferentes medios de comunicación de Oaxaca reprodujeron la pelea y golpes que se vieron en la Cámara de Diputados local. Las opiniones sobre la modificación para penalizar el aborto, brillaron por su ausencia, pues ningún columnista de los más leídos hizo una reflexión sobre lo que se había aprobado, la mayoría se fue al punto de los madrazos y analizar que diputado golpeaba mejor. Hubo algunos que hasta felicitaron al diputado Amaro por su certero golpe a Flavio Sosa, pero del tema del aborto nada.
Lo que más molestó a los críticos de la batalla, fue que miembros del Gobierno del Estado se opusieran a la reforma anti-abortiva, pues consideraban que estaban mordiendo la mano del que les da de comer, el gobierno. Su lógica resultaba ser totalmente autoritaria, pues en ningún momento consideraban que el gobierno se debe a la ciudadanía, no el ciudadano al gobierno, pero esto es normal en un orden autoritario. Porque en un gobierno democrático, la crítica al interior del gobierno está permitida y lo más sano es siempre hacerla pública. Mostrar que dentro del gobierno hay una pluralidad de opiniones que pueden oponerse entre sí, demuestra que el gobierno es un espejo de la sociedad compleja.
Los columnista de la vieja escuela, no logran entender la democracia, siguen configurados en el modelo análogo del autoritarismo por ello se asustaron, espantaron y criticaron que existieran opositores a la ley al interior del Gobierno del Estado. Se subieron en las buenas conciencias que dan por hecho y para siempre la moral pública, inamovible.
- Del olvido al no me acuerdo. El debate sobre la ley antiabortista ha abandonado poco a poco los medios de comunicación oaxaqueños. Cartas tardías han lanzado las organizaciones al Congreso de Oaxaca, pues tampoco supieron hacerse escuchar antes de la ley, no con los legisladores, sino con la sociedad en general. De haber tenido éxito esa comunicación no hubieran sido los mismo de siempre los que protestaran, sino nuevas voces.
La credibilidad de los frentes que protagonizaron la batalla por el aborto en el Congreso, políticos y activista, ha llegado a un punto donde esta es lo que menos importa, ya que la percepción que hoy se tiene en Oaxaca, es simplemente de una lucha por el poder político, más que por el bien de la sociedad oaxaqueña.
A diferencia de lo sucedido en el Distrito Federal, donde se comienza a configurar una sociedad democrática que intenta incidir en los partidos políticos, que compiten en mejores condiciones por los puestos de poder, en Oaxaca la sociedad no está siendo tomada en cuenta, ni por los opositores ni por el gobierno, demostrando que el régimen de gobierno es autoritario y no busca la construcción de la libertad, sino mantener el status quo inamovible, permitiendo que los grupos que hoy tienen poder, lo pueden mantener por el resto de los años.
Aborto, es el mismo tema aquí y en China, pero su discusión es diferente, dependiendo de si se vive en un régimen democrático o uno autoritario.
Nota: Publicado en ADNsureste.info en septiembre 2009.
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