Oaxaca, México.- Para que exista democracia se necesita demócratas y actualmente en la generación de políticos que están ocupando cargos obtenidos por representación popular simplemente no hay.
La actual crisis política que está viviendo el país es sumamente grave, pues llega en un tiempo donde la mayoría de las cosas están mal y las instituciones que heredamos del viejo régimen autoritario, simplemente ya no pueden responder a las demandas ciudadanas.
El 5 de julio del 2009, permitió al Partido Revolucionario Institucional (PRI) a tener una cuota de poder sumamente importante a nivel federal. Aunque se puede asegurar que desde el 2000 el tricolor ha gobernador de manera lateral, ante una izquierda partidista que sigue sin entender cual es el rol que juega como oposición. Está claro que el Partido Acción Nacional al no poder, en 10 años de tener la Presidencia de la República, obtener ser mayoría absoluta en el poder legislativo, ha tenido que negociar con los diversos partidos que la conforman para poder pasar una serie de reformas que no son las adecuadas para el país, sino simplemente las que les permiten aprobar.
El modelo de negociación política entre el PAN y el PRI poco a poco ha llegado a un límite en el cual las partes ya no pueden seguir con las famosas “concertacesiones” que iniciaron a principios de la década de los noventa. En su momento, Acción Nacional negoció con el Revolucionario Institucional para legitimar el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, a cambio obtuvo una serie de prebendas que le permitieron ganar procesos electorales o mantener una imagen positiva ante la opinión pública. Ahora las “concertacesiones” van del PAN al PRI, donde el primero busca apoyo para gobernar y el segundo busca limitar la actuación del panismo en procesos electorales locales.
Más allá de los intereses que cada grupo político tenga de manera particular, la forma en que los partidos políticos han estado operando demuestra que no tienen ningún interés por mejorar la situación del país y sólo están viendo por mantener el poder que actualmente ostenta. En este caso, el panismo no quiere perder la Presidencia de la República; el PRI, aunque tenga un discurso en el cual quiere recuperar la presidencia, no quiere que sus territorios caciquiles vivan modificaciones y; la izquierda, busca mantenerse unida. Por supuesto, el avance político que los partidos plantean hacia un futuro inmediato se desarrolla desde lo que tienen.
Los errores que el panismo y la izquierda han cometido desde el 2006, permitieron que el PRI y su voto duro ganaran el proceso del año pasado. Esto tuvo como consecuencia inmediata que el control de la geografía electoral cambiara a favor del tricolor, trayendo como consecuencia que una serie de prácticas autoritarias volvieran a tomar fuerza en la política nacional. El ejemplo más claro ha sido el hecho de que el PRI más duro, el que habita en el sur del país y es encabezado por el “Bronx oaxaqueño”, pidiera a cambio de la aprobación de las reformas políticas que el país necesita, que el partido Acción Nacional limitara su libertad partidista. Por lo tanto, “tanto” Fernando Gómez Mont como los priistas con los que negoció no tienen ningún interés porque la democracia avance en el país, pues debe quedar claro que para que esta en verdad funcione debe existir una plena libertad política.
Es lamentable observar que la actual generación de políticos no ha aprendido nada del pasado y para sobrevivir, prefiera seguir atorada en la ambigüedad política que provocó el proceso de transición a la democracia en el país. Ahora ya no sólo hacen falta instituciones políticas, sino demócratas y estos no habitan en la actual generación de políticos, tendremos que buscarlos en la sociedad civil mexicana.
Nota: Este artículo se publicó en la revista Mujeres en el mes de marzo 2010.
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