Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asistió a Tercer Grado, el programa de periodistas de Televisa (la boca del lobo para la izquierda partidista), demasiado confiado y sin contar con una preparación que le permitiera aprovechar la cobertura que tiene la televisora más grande del país.
De los tres candidatos a la Presidencia de México, dos presencias han despertado un interés especial en el público interesado en el proceso electoral. La primera de ellas protagonizada por Enrique Peña Nieto, el motivo es la relación que ha tenido con la televisora y el trato “suave” que los periodistas de esta empresa le han dado. La segunda, la de AMLO, por su relación ríspida -y a veces crítica- que ha mantenido con la televisora y las acusaciones constantes que hace contra los periodistas de ese medio.
La visita de la candidata del Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, no tenía ningún antecedente que llamara la atención, no ha existido una posición sobre la televisora y tampoco diferencias con los periodistas. Su presencia en Tercer Grado terminó siendo un festín para los periodistas, un mal rato para la candidata y una muestra del periodismo sensacionalista, carnívoro y violento contra ella, fue sorpreviso el trato que dieron, pues los periodistas no le permitían hablar.
La visita de Vázquez Mota fue comentada en las redes sociales y los periodistas de #Tercer Grado sumamente criticados, pero el trato que dieron a la panista sirvió como piso para las entrevistas venideras con el resto de candidatos. Después de la candidata panista asistió a Tercer Grado el candidato Enrique Peña Nieto, las diferencias fueron fundamentales, él habló el tiempo que quiso y cayó a los periodistas varias veces, aunque sus respuestas no contaran con profundidad, hubo críticas, pero se esperaba el trato moderado por parte de los “Tercer Grado”.
Ahora AMLO ha pisado Tercer Grado y no recibió el trato que tuvo Vázquez Mota, pero tampoco lo trataron como a Enrique Peña Nieto, buscaron un punto intermedio y lo encontraron. Por momentos, candidato y periodistas gritaron, se les vio el rostro enojado, pero nunca hubo una lógica en la entrevista. A todos los involucrados les pesó el 2006.
Andrés Manuel López Obrador dio una entrevista sobre el 2006, después utilizó el discurso de 2006 y terminó hablando de un proyecto de nación que se está quedando en lo normativo sin una contextualización adecuada al presente mexicano, mucho menos habla del cómo se puede operativizar.
Por su parte, los periodistas decidieron aprovechar su visita para -materialmente- quejarse del trato que les ha dado desde la campaña del 2006 y la forma en que se refiere a ellos. Ni AMLO mostró las pruebas en contra de los periodistas, ni los periodistas lograron sacar de su discurso al candidato de la izquierda partidista.
De los tres programas que ha realizado Tercer Grado, el de Andrés Manuel López Obrador ha sido el más improductivo, pues ninguna de las parte logró salir de su trinchera. Con Enrique Peña Nieto el público pudo diferenciar el trato que recibe por parte de Televisa. Con Vázquez Mota que los periodistas pueden hacer de manera sencilla sensacionalismo y amarillismo.
Una primera conclusión que tengo de Tercer Grado con AMLO, es que él no quería ir al programa, ni le interesaba prepararse. La misma postura veo en los periodistas, ellos solo tenían que cumplir con estar en Tercer Grado y ya.
A pesar de esta asistencia posiblemente obligada de las partes, AMLO desaprovechó el espacio en la televisora con mayor cobertura en el país para acercarse a los votantes indefinidos. Noté a López Obrador demasiado confiado o cansado, pero no tenía ganas de defender y profundizar en los temas. Solo daba pequeñas frases que por venir de él esperaba se convirtieran en verdad.
AMLO ha caído una vez más en la idea de que sólo el dice la verdad y se acabó. No escucha y si lo hace, no quiere intercambiar ideas, estar en Tercer Grado fue la oportunidad para demostrar que sus argumentos son superiores a sus críticos, especialmente cuando tienes en frente de ti a quienes dices son los tiradores de la mafia que se adueñó de México. Solo el sabe sus motivos y será fácil a uno de sus asesores salir a decir que fue una estrategia, pero si es así, tendrá que aceptar que no siempre busca la verdad, solo lo conveniente.
Por su parte, los periodistas de Tercer Grado no hicieron periodismo, no quisieron y sí buscaron explotar la debilidad más obvida de AMLO: la confrontación. Un Tercer Grado para el olvido, pensando en el primerio de julio ambas partes. AMLO sabiendo que de ganar necesitará a Televisa y la prensa; los periodistas teniendo claro que el candidato de la izquierda ha subido en las encuestas y mejor no enemistarse con el posible presidente. Tristes maquiavélicos de la política bananera mexicana.
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