El Bronco y AMLO.

Al Bronco le gustan las campañas agresivas y divertir al votante con sus frases. Al igual que Fox y AMLO es un antidiplomático que no tendrá un análisis profundo de la realidad política, pero sí el discurso populista de propuestas para resolver coyunturas que el votante quiere escuchar.

En gran parte, Vicente Fox logró canalizar votos de indecisos y quitar simpatizantes jóvenes a la izquierda mexicana en el 2000 porque irrumpió con un discurso informal que llamaba a una nueva era. Logró en poco tiempo, cuando regresó de su retiro voluntario de la política, hacer que el PRI se viera como un partido de viejos y mafiosos acartonados desconectados del lenguaje popular. Francisco Labastida fue ridiculizado por Fox en cada debate, Cuauhtémoc Cárdenas nunca ha tenido carisma político y su lentitud al hablar impedía que muchas veces lograra concluir sus ideas.

Fox refrescó el discurso político partidistas, como el Sup Marcos, hoy Galeano, lo hizo con el acartonado discurso de izquierda. AMLO ha refrescado las propuestas de la izquierda, aunque esto no forzosamente tiene una correlación positiva con la democracia.

AMLO hasta el momento no ha tenido un rival que pueda hacerle contrapeso político en la campaña. Meade es el candidato con el menor carisma político de los candidatos, su forma de hablar y sus discursos no logran despertar la pasión política en sus seguidores que los impulse a buscar otros votantes. Anaya no logra salir de su discurso para un solo sector de México, la clase media de las ciudades grandes. Margarita Zavala no es una oradora política, tampoco logra conectar con el votante de forma tan sencilla. El único que escapa a las campañas timoratas y llenas de formalidad, encajadas en la forma tradicional de hacer política de los últimos 20 años, es el Bronco quien se vende como un outsider de la política mexicana.

Al Bronco le pueden estar haciendo críticas todo el tiempo, le puede hacer investigaciones sobre corrupción y él desde el discurso lo convierte en blanco y negro, y al igual que AMLO, puede construir una retórica sobre el complót.

Es precisamente que la llegada del Bronco debe ser entendida como un riesgo para AMLO que para Margarita Zavala. El Bronco solo puede crecer a base de provocaciones y de la comedia como recurso en el discurso político. Precisamente AMLO ha tenido una campaña tranquila como puntero porque ninguno de los otros tres candidato lo ha podido descontrolar. Si alguien provocó con las palabras el inicio de la caída de AMLO en las preferencias electorales en el 2006 fue Vicente Fox. El cállate chachalaca fue el detonante de las críticas a su intolerancia a otras formas de pensar.

Felipe Calderón tampoco contaba con talento para el discurso político, sin ser Fox tampoco era Zavala o Labastida, pero las provocaciones a AMLO en ese momento, el PAN las logró por medio de los comerciales que se dedicaban a poner a AMLO como un peligro para México. AMLO fue provocado y derrotado.

El Bronco con ese estilo descarado de hacer política y con esa fortaleza para aguantar las críticas y groserías de los votantes sin caer en su juego, sino al contrario, mantener la provocación es el nuevo rival de AMLO, la madurez política que el político de Morena haya logrado desarrollar después de dos elecciones está aprueba.

Si AMLO no logra enfrentar a El Bronco de forma inteligente y mesurada corre el riesgo de ir perdiendo puntos en las encuestas. Esto no forzosamente es indicativo que El Bronco suba en las encuestas pero sí alguno de los candidatos moderados de la derecha mexicana, Anaya o Zavala. El caso de Meade es distinto, sigue cargando con el pésimo gobierno de Enrique Peña Nieto y no ha lanzado ningún mensaje que indique que esté dispuesto a romper con la marca de Presidencia. El Bronco contra AMLO será el punto de atención en el primer debate, después qu ninguna de la candidaturas ha destacado por las posturas.

Nuestra política es un show, un talk show.