Luis Urzua, último rescatado y líder de los 33 mineros, acompañado del presidente de Chile. Foto. Gobierno de Chile

OAXACA, México.- Varias cuestiones rodean a los Mineros de Atacama, Chile. En primera, la historia ha conmovido en todos los lugares del mundo, no a todo el mundo, pero sí, al menos, a alguna persona en cada región del mundo. Segundo, todo ha salido a pedir de boca, nada ha fallado y tuvo lugar en América Latina. Tercero, el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, mostró liderazgo, frialdad, coraje, corazón y que su popularidad crecerá más allá de las fronteras chilenas. Cuarto, la cobertura de los medios de comunicación, todos con las mismas imágenes, ha provocado el debate: ¿show mediático? Quinto, la ficción sobre la condición humana ha sido supera por la realidad de la condición humana. Sexto, Chile ha pasado de ser una Dictadura Militar a una Democracia que está muy por encima de los mínimos. Séptimo, el punto sexto, es lo que más me ha conmovido, no sólo han sido los mineros, sino toda la sociedad chilena que se ha levantado de las desgracias, manteniendo la estabilidad.

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¿Transparencia o show mediático?

No comparto la idea de que se haya montado un “teatro mediático internacional” sobre el rescate de los mineros de Chile, pero sí considero que muchos medios de comunicación montaron su propio “show mediático”, porque es lo único que saben hacer en las empresas en que trabajan o es su estilo de informar a su público.

En primera, cada medio de comunicación que tuvo la intensión de cubrir, primero, el cautiverio forzoso de los mineros, y, segundo, el rescate de estos, generó su propia manera de informar lo que estaba pasando. Para ello, definió lo que quería informar y cómo lo iba a hacer. Cada medio de información buscó material que les pudiera llenar la pantalla mientras iba saliendo cada minero o para tratar de contextualizar la magnitud del evento. Hubo medios que se mostraron equitativos en lo que informaban y otros que se planteaban el sensacionalismo como estrategia a explotar para atraer a la audiencia en este evento que demostró que algunas cosas han cambiado en América Latina, pero sobre todo: la capacidad de los latinoamericanos para hacer bien las cosas.

La parte que destaco para justificar que si hubo un “show mediático” sólo fue por parte de algunos medios de comunicación, es que el gobierno de Chile evitó, con gran éxito, los famosos “trascendidos” que siempre provocan que el sensacionalismo crezca como bola de nieve en los medios. En primera, porque supo desde que empezó la búsqueda de los mineros que su posición ante la propia sociedad chilena corría el riesgo de estar en picada. Segunda, porque después de tantos años de gobierno de centro izquierda en esta nación, el compromiso con los desfavorecidos del sistema económico es amplio, o sea, hay una solidaridad no sólo vertical (gobierno – sociedad) sino horizontal (sociedad – sociedad) que ha permitido una unidad nacional ante problemas graves.

A principios de año, Haití vivió un fuerte terremoto que destruyo gran parte del país. Lo primero que destacaron los medios de comunicación fue el desorden que existía en las zonas en desgracias. Los haitianos se sentían abandonados por sus dirigentes y poco a poco comenzaban a premiar el individualismo para sobrevivir, pasando por encima de otras personas, reinaba la ley de más fuerte. La única manera de calmar un tumulto y a la gente que asaltaba comercios era por medio de las balas, ya ni siquiera al aire, sino para herir a una persona y así asustar a los hambrientos. Al lado de estas escenas que ya demostraban parte de la condición humana hatiana, se destacaba en la prensa mundial que los gobernantes del país no estaban preparados para hacer frente a la desgracia, no se trataba de que no contaran con los recursos económicos, sino la falta de liderazgo. Esto tuvo consecuencias garrafales.

Mientras el presidente de Haití, René Préval, estaba sumido en una fuerte depresión que lo mantenía en estados de aislamiento, que se pudieron ver en la televisión, la ayuda internacional no sabía por donde comenzar y el aeropuerto era un caos completo. La asistencia llegaba de todos lados, pero no se podía procesar por la falta de funcionarios del gobierno haitiano para comenzar su distribución. En Haití los rescatistas enviados por todo el mundo hicieron el trabajo del gobierno, la logística para operar un territorio que no conocían y el trabajo que tenían que desempeñar como rescatistas. Todo lo que estaba en los medios de comunicación sobre Haití era desgracia sobre desgracia.

Después vino la primera desgracia: terremoto en Concepción, Chile. Otra vez el mundo se alistó con sus rescatistas internacionales para ir ayudar. Faltaba poco tiempo para que Michelle Bachelet dejara la presidencia de este país y entrara Sebastián Piñera.

Según los datos que se dieron a conocer, Chile tenía daños en al menos el 50% de su territorio. Aunque necesitaban ayuda, sólo se limitaron a recibir la necesaria y todo aquello que no era necesario fue rechazado. El gobierno saliente y el entrante se pusieron de acuerdo para comenzar a realizar el plan de recuperación de los territorios dañados y las diferencias fueron opacadas por la estabilidad de los diálogos. Los protagonismos políticos quedaron de lado. Al mismo tiempo, las investigaciones para deslindar responsabilidades sobre los edificios dañados y la obra pública estuvieron siempre en manos del poder judicial.

Cabe destacar que en los momentos en que la rapiña y los disturbios comenzaron en las calles de los poblados que estaban destruidos, la clase política y la sociedad chilena se unió para respaldar la decisión de mantener el orden por medio de la fuerza del Estado (policías y militares). Hay que decir que el fantasma de la represión de la dictadura quedó en escalas mínimas. En Chile hubo pocas muertes humanas que lamentar. También, los gobernantes aceptaron que en muchas cosas se había fallado y que era necesario verificar los sistemas de alerta para tratar de mejorarlos.

En esta nación, se vivió uno de los terremotos más fuertes que ha vivido el planeta. A pesar de esto, Haití siguió en la mira de todos y Chile salió de las noticias no por la puerta de atrás, o sea, en medio del escándalo mediático, sino por la puerta de enfrente, o sea, por que la noticia era que ellos podían con el desastre natural.

Lo de los mineros era más complicado de tratar en los medios de comunicación. De no haber existido un control de comunicación política y social por parte del gobierno de Chile, los trascendidos y el amarillismo se abrían ido por las nubes y la bola de nieve hubiera crecido sin parar. En este sentido, el gobierno optó por convertirse en el único vocero para señalar qué estaba pasando con los 33 mineros a más de 600 metros bajo tierra.

Aunado a esta decisión, prefirió un modelo de transparencia que impidió que fueran presos de las críticas por falta de información. Así como se observó que tuvieron bien fincados cuales eran los objetivos que se tenían que cumplir en esta misión: rescatar a los mineros.

La transparencia del gobierno tuvo límites claros sobre la información. Primero, se dejó en claro que los que estaban atrapados en la mina eran seres humanos con defectos y virtudes. Señalando que su mayor virtud había sido mantenerse unidos a un grupo que por 17 días estuvo aislado de la superficie de la tierra y teniendo como objetivo sobrevivir. Después, se reconoció que tenían defectos, pero para ello se dejó en claro que algunas cosas se tenían que transparentar, pues su conocimiento y reconocimiento de manera oficial permitiría mantener una convivencia positiva entre los familiares de los mineros que se localizaban en el campamento “Esperanza”. Sin duda, el manejo psicológico de todos los involucrados ha sido magnífico. Los medios no tuvieron mucho de donde colgar la nota amarilla, no generalizo, pero los que se dedican a vender escándalos estuvieron controlados por la falta de “exclusivas”.

Se dio a conocer que un minero tenía dos mujeres, pero fue obvio que ellas habían recibido ayuda profesional para no causar daños al objetivo principal, el rescate. Después, en los periódicos internacionales se habló de que en los días en los que estuvieron aislados hubo un brote de rebelión de cinco mineros hacia su líder, Luis Urzúa. El gobierno días previos a que los mineros salieran de la mina, reconoció este hecho y señaló cómo contribuyó a distender el asunto. Por una parte, dejó que los especialistas en esta materia trabajaran y dirigió a las empresas para que hablaran con sus trabajadores, esto cerró una pinza que mantuvo unido al grupo.

Si el gobierno de Chile ha sido protagonista en todo el asunto de los mineros, es porque ha cumplido en gran medida los objetivos de todo gobierno. Pero el protagonismos no es sinónimo de “acaparamiento” en este caso, ni de excesos, pues se ha reconocido que todos han tenido una función que cumplir en la estructura que se ha creado en el rescate exitoso de los mineros. La transparencia y rendición de cuentas han tenido una función importante para que sociedad, empresarios, mineros, sindicatos y gobierno, trabajaran unidos, pues si las filtraciones, trascendidos hubieran llegado a los medios de comunicación y el gobierno hubiera negado algo que pasó, no sólo la crítica se hubiera salido de control en Chile sino que las presiones internacionales hubieran sido importantes.

Los mineros están ahora en la superficie, regresan a su nueva vida. Nada sera igual, son un ejemplo a seguir en su país y también una presa para los medios de comunicación. Hasta en estas cuestiones, se ha puesto atención, ya que se ha creado todo un programa de atención psicológica y las familias han estado recibiendo información de cómo se comportan los medios y como tratarlos. Que lo de los mineros ahora se convierta en un “show mediático” depende en gran parte de las personas, ellos sabrán hasta donde permiten que se filtren los medios en su espacio privado, pero en el caso del gobierno, la transparencia permitió que las fronteras delimitadas para el espacio privado de cada familia minera quedara bien resguardado.

Al principio decía que el “show” amarillista dependía de cada medio y lo que quería informar, me quedo con el siguiente texto de Álvaro Cueva que refleja como trataron los medios de comunicación en México el rescate minero, mostrando que en nuestro país no siempre se busca vender información, sino morbosidad: “ Nosotros, como siempre, parecíamos merolicos vendiendo ungüentos para los callos en lugar de periodistas compartiendo una noticia en vivo con el público televidente (Álvaro Cueva. Show de los mineros chilenos. Milenio Diario1 )”.

El milagro chileno, ante la planeación y la desgracia

 

Fenix

Que las cosas hayan salido bien en el rescate de los 32 mineros chilenos y un boliviano no es un milagro, es una prueba de la política chilena que desde hace años ha hecho las cosas bien. El milagro, si se quiere ver así, reside en la capacidad que tuvieron los mineros para lograr enfrentar los 17 días de aislamiento total, sin lograr hacer contacto con la superficie.

Lo que permitió que después de que se hiciera contacto con los mineros se resolviera el problema, fue la buena planeación del gobierno chileno para actuar de manera inmediata y organizar la búsqueda de toda la tecnología que se necesitaba. La máxima misión del gobierno chileno era rescatar a los mineros, pero la visión que los inspira es que la vida de un ser humano no tiene precio, por ello no se escatimaron recursos, buscar como liquidar estos recursos sería una cuestión que se atendería en el transcurso del rescate y después de esto. Sin duda, la forma en que se operó, los protocolos que se siguieron y todo lo que se involucró en este rescate, será un modelo que seguirá el mundo y el trabajo de perfección estará en manos de los chilenos.

La primera lección que ha mandado Chile a América Latina, es que no sólo se trata de controlar los daños colaterales, realizar política, sino también es necesario tener una planeación sobre como enfrentar las desgracias, trabajar constantemente en una prospectiva sobre los riesgos que se pueden encontrar en un futuro.

En este sentido, Chile ha mostrado que está preparado para enfrentar las cuestiones negativas que surgen en la actividad comercial por la cual se les reconoce. Por ello, bien se puede decir que no fueron solamente reactivos, sino que tuvieron una capacidad de actuación destacada para resolver los problemas que se presentaban. Hasta la estrategia de tener un “colchón de días” para el rescate de los mineros les ha beneficiado para mostrar que ocuparon los días que eran necesarios y que trabajaron por tener un proceso de calidad, pero en menor tiempo. Por ello, el rescate de los mineros no se volvió un problema perverso que administrar.

¡Que suba el adúltero! Lupita va a Chile

Un problema similar al que sucedió en Chile con los 33 mineros se vivió en México, cuando aproximadamente a las 02:30 horas de la madrugada del 19 de febrero del 2006, se registró una explosión en la mina de carbón en San Juan de Sabines ubicada en la región de Nueva Rosarito de Coahuila.

Nunca se supo a ciencia cierta que pasó con los mineros de “Pasta de Conchos”. Por lo que se ha visto en el caso chileno, las condiciones de trabajo y el tipo de minas eran muy marcados y el rescate en México hubiera sido altamente riesgoso, pero este no es el punto que quiero destacar, sino todos aquellos problemas que se sumaron por la incapacidad de los políticos mexicanos y que llevaron a que todo fuera prácticamente imposible para rescatar a los mineros y tener certeza de lo que en verdad pasó.

En primera, los diversos niveles de gobierno no actuaron de manera unida y al poco tiempo se confrontaron en los medios de comunicación sobre lo que pasaba en el caso de “Pasta de Conchos”. Por su parte, el sindicato minero no tardó en confrontarse con las autoridades, la empresa y tomar partido con algún grupo político. Los mineros pasaron de víctimas de una desgracia a botín político. Los medios de comunicación nunca tuvieron prudencia y más que publicitar los errores de los políticos, cayeron en el amarillismo y se aprovecharon de las familias de los mineros en desgracia.

En el caso chileno no nos enteramos de la desunión política, de un sindicato que toma una postura política, de unos medios de comunicación que salen a especular más que a realizar investigación periodística, ni de alguna Laura Bozzo que salga a gritar ¡que suba el adúltero! En México todo esto sucedió. El colmo, es ver que los medios de comunicación mexicanos, en especial TV Azteca, ir a Chile y llevar un presente a las familias de los mineros chilenos en nombre del pueblo de México ¿quién diablos los autorizó a hablar en nombre de la nación? Así en plenos cortes informativos desde Chile, lo que más proyectó la empresa del Ajusco fue las imágenes de la Virgen de Guadalupe que llevó de parte de los mexicanos. No fueron a hacer periodismo, buscaron ser la nota, despertar confianza para tratar de sacar alguna nota que pasara el límite del espacio privado, usufructuar con la desgracia.

Estabilidad política

 

Estabilidad política, factor positivo

Son muchos los factores que se conjugaron en el rescate exitoso de los 33 mineros chilenos, pero hay uno que vale destacar, para mi es el más importante: la estabilidad política. Esta ha sido resultado de la clase política que está gobernando este país, sean oficiales u opositores, pues se nota una nueva cultura política que está ya lejos de aquellos “usos y costumbres” autoritarios que sólo buscaban satisfacer intereses personales.

Sin duda, las constantes referencias que se han hecho a que hubiera pasado si “los mineros fueran mexicanos” ha sido un escape para millones de mexicanos que comienzan a demostrar su frustración, desencanto y enojo con la clase política que tiene nuestro país, pues hemos presenciado un evento en donde los políticos han tenido el liderazgo necesario para resolver problemas. O sea, estamos acostumbrados a concebir que los políticos mexicanos solo estorban o echan a perder las posibles soluciones a los problemas que nos aquejan como sociedad, pero también debemos aceptar que si los políticos en Chile cambiaron, se debe a las exigencias y manifestaciones constantes que la sociedad civil realizó. Hay mucho que aprender.

Estamos viviendo momentos difíciles en nuestro país que se han acrecentado por la falta de voluntad política y la inestabilidad política que esto ha ocasionado, sólo ha conducido que los grupos políticos estén viendo por su interés personal y se presten a juegos que sólo han debilitado al máximo al sistema político mexicano. Basta el ejemplo de Julio César Godoy Toscano, que puede ser el primer narcopolítico descubierto y que ahora ostenta el cargo de Diputado Federal, a pesar de que existe una investigación en su contra. Él no se atrevió a enfrentar la justicia, se escudó en la teoría de una persecusión política, pero lo peor ha sido la complicidad de los diputados que permitieron su toma de protesta como diputado.

Esta vez los políticos en Chile no han estorbado para resolver un problema, han sido los líderes que siempre deben de ser para una nación. Por supuesto, no debemos convertirlos en héroes, ni seres sobre naturales, sino siempre tener presente que son humanos que tienen errores y virtudes. Aquí los héroes, los humanos que nos han demostrado que esto puede cambiar cuando se colabora, son los Mineros de Atacama, quienes han vuelto a reivindicar la condición humana en una era con demasiada neblina.

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1El pozo de los deseos reprimidos: http://impreso.milenio.com/node/8847921

 

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NOTA: Publicado en el suplemento político Ágora del diario despertar el 18 de octubre de 2010