Presente y pasado/ Caricatura: Mejía

OAXACA, México.- Antes de Hugo Chávez, Venezuela era otro Estado más de América latina.En política exterior, en el concierto internacional, este país no tenía ni un ápice del protagonismo que hoy tiene. A Venezuela, si bien le iba, sólo se le conocía por sus buenos resultados en los concursos de belleza.

Desde la llegada al poder de Hugo Rafael Chávez Frías, Venezuela ha vivido una serie de cambios fundamentales en su sociedad política y en la manera en que se ha relacionado con la región sudamericana, América y el resto del mundo. La llegada de una nueva élite al poder no sólo ha llevado a que la vieja clase política haya perdido la presencia y poder que ostentaba hasta el final del siglo XX, sino que ha traído un crecimiento acelerado de la nueva clase política venezolana y el comienzo de la consolidación de ésta.

Venezuela, ha vivido con Hugo Chávez, un cambio generacional importante de políticos. Ha vivido la llegada de una nueva forma de gobierno que se sigue manifestando democrática pero que comienza a tener tintes autoritarios, populistas y, por qué no, totalitarios. El llamado “socialismo del siglo XXI” es el proyecto que intenta consolidar a la clase política dirigente que ha acompañado a Chávez desde su llegada al poder.Hasta el momento los distintos estudios cuantitativos internacionales hablan de un país que sigue viviendo bajo normas y procedimientos democráticos. Se señala que en Chávez este Estado, la participación social, ciudadana, ha crecido de manera importante desde que los ‘chavistas’ están en el poder. Aun así, después de una década de gobierno, ni las urnas, ni los golpes de Estado, ni la oposición empresarial, ni los universitarios, han podido derrocar al “presidente” democrático -todavía- y socialista, Hugo Chávez.

En seguida presento una serie de anotaciones que con el paso del gobierno de Chávez he logrado observar. De antemano, la lista no es exhaustiva, pero, creo, comprende los distintos tableros que se pueden extraer analíticamente en una sociedad. ¿Qué ocurre en Venezuela? ¿Por qué Chávez sigue en el poder? ¿Por qué la popularidad de él no baja? ¿Por qué se nota un país dividido, con un bajo nivel de abstencionismo pero una oposición cada día más empequeñecida?

El enemigo extranjero como unidad

En materia de seguridad, incluyendo la interna y externa al Estado, el gobierno de Chávez se ha caracterizado por no apegarse a las naciones occidentales que, en cierta manera, están encabezadas por Estados Unidos; por lo tanto, no se ha alineado a las políticas “imperialistas” que han configurado las relaciones internacionales actuales.

Estar en oposición a Estados Unidos le ha traído buenos dividendos aun país que comenzó a desarrollar una presencia internacional basada en el incremento de los precios internacionales de petroleo. Con el carisma que caracteriza a Chávez, Venezuela ha logrado comenzar a desarrollar no sólo un bloque opositor a Estados Unidos y occidente, sino que ha logrado, al interior del país, generar un enemigo externo común hacia la mayoría de los pobladores, que por conveniencia o por convicciónson el ‘nuevo’ ejército bolivariano del socialismo del siglo XXI. Maquiavelo sostenía que tener un enemigo externo permite una unidad entre la mayoría del pueblo y su dirigente. Chávez es hoy el nuevo ‘David’ que está dispuesto a derrotar a Goliat.

El petróleo como moneda

Aunada a la personalidad extrovertida del gobernante venezolano, el incremento de los precios del petróleo después del 11 de septiembre del 2001, provocaron que a sus tres años de gobierno, Chávez recibiera una cantidad suficiente de dinero que le permitiera comenzar a desarrollar una serie de políticas sociales para los más pobres del país.

La llegada de recursos a los pobres venezolanos, más la suma de distintos países opositores a Estados Unidos para ayudar a consolidar las políticas sociales del gobierno chavista, permitieron que el gobierno se acercara de manera descomunal con la mayoría de los olvidados venezolanos.

Las políticas chavista no sólo se han insertado en cuestiones populistas y paternalistas, sino que han generado la posibilidad de abandonar la asistencia del Estado, o sea, que el venezolano sienta que por sus propias manos y capacidades puede salir adelante. En este sentido, Cuba y su programa educativo ha jugado un papel trascendental; la presencia de los isleños comunistas ha permitido que en nueve años se erradique la mayoría del analfabetismo. Las consecuencias negativas que este tipo de proyectos ha traído, es una dependencia material y emocional de los venezolanos beneficiados hacia el gobierno chavista. No sólo se trata de las amenazas que el gobierno pueda lanzar si es que llegara a perder el poder, esa idea de que se perderían todos los beneficios obtenidos; sino que los grupos chavistas han visto en la figura del camarada ‘Hugo’ a un mesías terrenal que les ha concedido la posibilidad de vivir y ellos a cambio le han entregado su libertad para que la proteja. Los derechos de los cuales hoy presume el chavismo no son negativos, desarrollados y ostentados sin la intervención del Estado en la ciudadanía, sino positivos, concesiones del Estado fuerte que intenta acaparar todo.

Un mesías tropical, Chávez y sus similitudes con Chuchito

La vida de Chávez ya no es suya, el pueblo bolivariano puede hacer con ella lo que quiere, lo que le plazca la gana, ese fue el mensaje que el carismático líder lanzó a sus militantes y simpatizantes que lograron ganar el referéndum que le abre las puertas de la reelección perpetua.

El logro político de Chávez va más allá de las políticas sociales, éstas son una base que ha sabido aprovechar el ‘presidente rojo’ para crecer su popularidad y consolidar su forma de gobierno. Las políticas sociales pueden ser mejores o igual de ‘efectivas’ en un país aparte de Venezuela, pero si a este éxito le sumamos un presidente carismático que está dispuesto a romper todo protocolo para darse un baño de pueblo, tenemos entonces a Hugo Chávez. Siguiendo a González Oropeza cuando analiza el sistema presidencialista que se preserva en América Latina, se puede observar la importancia que tiene la personalidad del presidente para gobernar. Chávez se ha convertido en un presidente extremo que ha logrado manejar los escenarios nacionales e internacionales para generar amores y odios hacia su persona. En la clasificación de Oropeza, el presidente venezolano tendría una personalidad carismática y optimista que le ha permitido sacar mejores dividendos de sus logros y que ha inflado su presencia. Hasta cierto punto, Chávez se ha convertido en el ‘Jesús’ de cierta izquierda latinoamericana: ‘hay que seguirlo, sabe qué hacer’.

En nombre del pueblo

Aunque la popularidad y legitimidad siguen al lado de Chávez y su oposición política cada vez es menor en Venezuela, las imágenes, los discursos, los comicios electorales y la sociedad venezolana se muestra dividida ¿Cómo se puede tener una sociedad dividida y seguir en el gobierno? La primera respuesta está ausente, a primera vista, en la república bolivariana: la represión. Se ha sabido poco a poco que el régimen ha reprimido a ciertos líderes de la oposición pero, cuando se trata de salir a reprimir manifestaciones sociales, la policía y el ejército no son necesarios… para eso están los cuadros bolivarianos que protegen al pueblo de la oligarquía política.

Vuelve Maquiavelo a este texto, al lado del enemigo externo que ha unido a la mayoría de venezolanos, se encuentra la figura de un pueblo unido que se siente agraviado cada que atacan a su representante. Cada acción que el gobierno realiza, no es para su bien ni para su legitimidad sino en nombre del ‘bien’ del pueblo. Maquiavelo señala que otra manera de unificar a una sociedad, en su mayoría, con su dirigente es a través de un temor, un miedo, una situación que podría borrar los logros que el ‘pueblo’ ha logrado, este temor interno, se localiza en la llamada oposición oligárquica venezolana, aquella que encuentra su bastión de votos en la clase media y las empresas transnacionales.

Nota: Publicado en el suplemento Ágora el 15 de marzo 2009.