La lógica de protesta y presión de la Sección XXII del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es efectiva para influir en el poder, a diferencia de sus opositores, que intentan confrontarse con ella y evitar enfrentarse al gobierno de Oaxaca. El escenario se configura como si se tratara de culpables e inocentes que ven al gobierno como un mediador no como un cuerpo que debe hacer que se respete la ley.

Si la Sección XXII del SNTE mantiene el poder que ha mostrado desde 2006 es porque no existen grupos o alianzas que puedan hacerle contrapeso, que le resten poder y así se vea obligada a cambiar sus mecanismos de lucha para obtener beneficios.

El problema que enfrentan los críticos al magisterio es que no están organizados y buscan enarbolar un discurso ético que los configure como víctimas inocentes y preocupados por la educación. Nada más alejado de la realidad.

La encuesta realizada por Consulta Mitofsky a finales de julio para medir la percepción sobre el Gobierno de Gabino Cué y los problemas principales de los oaxaqueños, señala que la principal preocupación es la “crisis” (33.1%) y el que menos preocupa es la “educación” (0.7%). ¿Entonces por qué tanto ruido por parte de empresarios, partidos políticos de oposición -o que se comienzan a desmarcar del gobierno por las elecciones del 2015- y grupos políticos que se oponen a la Sección XXII?

En efecto, no importa a los oaxaqueños la educación, sino que sus actividades cotidianas no se vean afectadas.

Los dueños de las gasolineras salieron a protestar cuando la Sección XXII tomó sus centros de trabajo, regaló la gasolina y robo productos. Se dijeron víctimas de vándalos, ladrones y decidieron hacer un paro para protestar por la agresión.

Los comerciantes del centro de la ciudad de Oaxaca se unieron al paro por ser víctimas del plantón de los profesores que los tiene a punto de quebrar.

Unos ciudadanos convocaron a una marcha, a la cual luego llamaron caminata para deslindarse del término “marcha” que es utilizado por el magisterio, y llegaron a más de 50 personas.

Otros “ciudadanos” decidieron convocar al desalojo del plantón de maestros.

Al final, los empresarios respondieron al paro de los maestros con más paro. Los ciudadanos con una marcha a las marchas que tanto odian. Los violentos con más violencia. La lógica de las víctimas inocentes resultó ser la misma que la del victimario.

El problema es que en Oaxaca nadie es inocente y, posiblemente, sí sean culpables, porque la idea de buenos y malos ya no convence a nadie. ¿alguien puede salir en defensa de los dueños de las gasolineras que no dan litros de a litro que ahora se sienten víctimas? ¿alguien en su sano juicio puede creer inteligente que unos comerciantes que están al borde de la quiebra hagan un paro que les genera más pérdidas? ¿alguien quiere apoyar más marchas cuando está “hasta la madre de las marchas” y para colmo no se pasa de 50 personas? ¿alguien quiere responder con más violencia cuando recuerda el 2006?

Si esa “lógica” para combatir a la Sección XXII no cambia, el magisterio seguirá como primer grupo de presión ante el gobierno. La cuestión de esa lógica es que las “víctimas inocentes”, especialmente los empresarios, prefieren tener como contrario al grupo de presión y no reconocer al gobierno como la solución de sus problemas. En lo público se confrontan por medio de la queja, pero en su actuación siguen sin demandar, penalmente, al gobierno de Oaxaca por no realizar su trabajo: garantizar la paz pública y las libertades para todos.

Por supuesto, los opositores de la sección XXII, mucho menos tienen las ganas de pedir una consulta ciudadana sobre las leyes educativas. Lo único que quieren es ya no ver los plantones y marchas de los maestros, pues la educación, como muestran los números, no les importa.


Nota: Una versión de «Por qué siempre gana la Sección XXII en Oaxaca» se publicó en la edición de agosto de la Revista Mujeres