El municipio es la unidad política con autoridad más próxima a los ciudadanos. Las decisiones de la autoridad -presidente municipal- afectan la vida cotidiana de las personas que gobiernan de manera directa. Si hay baches, falta de servicio de limpia, seguridad pública o hay espacios de esparcimiento, la autoridad municipal tuvo que ver.
En Oaxaca, la elección de presidentes municipales se realiza por medio del sistema de “usos y costumbres” y “partidos políticos”.
Aunque las dos parten de mecanismos democráticos, los primeros con el paso del tiempo han demostrado que no cumplen con las reglas de transparencia actual y los partidos políticos como las organizaciones sociales -y gremiales- operan de manera paralela para generar inestabilidad y mayorías en las asambleas electorales.
Las elecciones por “usos y costumbres” solo importan en el escenario político de Oaxaca cuando hay problemas con violencia y muertes.
En el caso del sistema de partidos políticos, vive una crisis de credibilidad que se caracteriza porque los competidores buscan estar al margen de la ley o esquivarla para obtener triunfos electorales con la participación necesaria o solo el voto duro.
La elección de presidentes municipales por este sistema, importa porque contempla a los municipios con más presupuestos, concentran medios de comunicación y basan su campaña en la mercadotecnia política que genera gasto de recursos económicos que benefician a terceros.
Desde el proceso de alternancia a nivel federal del 2000, los políticos a nivel local han creado “Asociaciones Civiles” (AC) que les permiten construir imágenes personales al margen de la desgastada imagen de los partidos políticos que registran sus candidaturas.
Desde la década de los noventa, las elecciones “intermedias” -no se elige Gobernador- presentan poca participación ciudadana en Oaxaca, lo cual permite que el partido que tenga mayor voto duro pueda obtener la victoria. Hasta el momento, ningún partido político ha realizado alguna campaña efectiva que permita revertir esta tendencia. El porcentaje de abstencionismo en la capital oaxaqueña ronda el 85%, según los resultados de 2007.
El escenario electoral en Oaxaca para elegir presidentes municipales se caracteriza por que los partidos políticos plantean su estrategia para obtener los pocos votos independientes que se acercan a la urna, sin anular.
A pesar de la importancia de la elección, por la afectación directa a la vida cotidiana, la percepción local es negativa. Una explicación, puede ser la falta de profesionalización a nivel municipal que solo sabe navegar entre problemas y números rojos, tampoco hay continuidad de proyectos y el endeudamiento de los municipios muestra la falta de disciplina fiscal. En pocas palabras, el municipio se convirtió en un lastre que cargan los ciudadanos.
El escenario para elegir por quién votar en la elección de presidentes municipales de Oaxaca navega en lo negativo: buscar “al menos malo”. La falta de renovación de los cuadros de partidos políticos y la continuidad de la “forma de hacer política” heredada del autoritarismo no está para enfrentar el actual escenario.
Por último, las elecciones para elegir presidentes municipales sí es un castigo o premio a la forma de gobernar del partido político y el gobernador.
Primero, porque los dos niveles de gobierno mantienen una relación directa para aterrizar las políticas. Segundo, la derrota de la izquierda o la derecha es un golpe de confianza a la forma de gobernar de Gabino Cué. Ganar es un respaldo, obviamente, pero el verdadero triunfo es que la participación ciudadana crezca.
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