Ha terminado la semana laboral en el país y el proceso electoral para elegir Presidente de México, Diputados y Senadores ha, por fin, marcado el ritmo de la agenda de los medios de comunicación.

No ha existido periódico, televisora o estación de radio que no mencione las irregularidades que denuncian todos los partidos políticos. En Tabasco, estado del sur, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) denuncia compra de votos por parte de la izquierda partidista y sus militantes piden “voto por voto”. En la mayoría de los distritos del país, la izquierda partidista, encabeza por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pide el recuento de millones de votos que posiblemente fueron comprados o casillas electorales que fueron preparadas por el PRI. El Partido Acción Nacional (PAN) impugna pocos distritos, pero lo hace bajo la desconfianza que tiene hacia los otros jugadores de la elección.

Si durante las campañas los medios de comunicación y partidos políticos hicieron el esfuerzo por posicionar las elecciones, esta vez el desaseo de las mismas hace el trabajo. Por supuesto, la desconfianza que los partidos políticos alimentan desde hace años también ha hecho su trabajo y diversos grupos de la posición mexicana se esfuerzan por señalar que la elección está llena de irregularidades.

Al lado del protagonismo del movimiento juvenil #YoSoy132 en sus protestas callejeras, que ha mostrado a sus grupos más radicales como a sus moderados, la idea de una elección que viola la libertad de elegir de los ciudadanos debe ser tomada en cuenta para el futuro.

El #YoSoy132 señala que una elección donde un ciudadano sea presionado, corrompido o bajo falta de información se le induzca a votar por un candidato, ya no es una elección que promueva la democracia como paz.

La idea de la democracia como paz ha ganado muchos adeptos en las últimas décadas, pues sus especificaciones han funcionado en diversos países que atravesaron largos periodos de guerra y ahora intentan re-encontrarse como sociedades y cuerpos políticos que ven en la democracia un futuro de paz.

En este caso, el “periodismo de paz” es uno de los artífices más populares que existen en Centroamérica. El periodismo ha logrado por medio del uso del lenguaje y sus coberturas que la sociedad entienda que los conflictos armados no conducen a nada y se tienen consecuencias futuras que solo desembocan en las divisiones sociales.

En la idea del #YoSoy132, un “cuarto de paz”, lo que hicieron durante el día de votación, captura las diversas irregularidades que violaron la libertad de los ciudadanos para elegir a sus representas. Ningún partido está exento de este tipo de presión y varios medios de comunicación pueden haber practicado modelos similares. Más en los espacios locales, donde los boletines, comunicados y notas informativas carecieron de los rigores periodísticos básicos.

Es probable que el Instituto Federal Electoral (IFE) no reciba pruebas que permitan demostrar cómo se violó la libertad de los ciudadanos, sea por ignorancia, pobreza o simple corrupción.

Los mecanismos para garantizar la democracia en México están a prueba. Mantener las leyes actuales no garantizan el ejercicio pleno de las libertades políticas de los ciudadanos, es probable que todavía garanticen la estabilidad del sistema político por medio de una combinación con las reglas no escritas de la clase política.

Una semana después, estamos hablando del proceso electoral no como una fiesta democrática, sino como un episodio más de las prácticas de corrupción en México.