De un tercio a la mitad de la elección de paquetes electorales están en la revisión de “voto por voto”. En otras palabras, el 50% de los paquetes tiene irregularidades que no garantizan la certeza del conteo de los votos. A estas alturas, ya no se sabe a ciencia cierta qué pasara en los últimos días laborales de la semana después del día de votación.

A diferencia del 2006, las instituciones electorales están actuando de manera proactiva, o sea, antes de que los partidos políticos abonen con sus discursos incendiarios sobre algún problema electoral, el IFE ha logrado encontrar ese error e intenta resolverlo o atenderlo.

Sí hay una diferencia con la elección del 2006. Los nuevos mecanismos de actuación que tiene el IFE y las posibilidades de los partidos políticos de presentar sus denuncias y ubicarlas en un rango que limita de qué tratan, permiten que los delitos electorales que cometen, los nuevos métodos para la compra del voto y ganar los espacios de publicidad estén a la vista de todos.

Entre más paquetes electorales se abren para que se cuenten “voto por voto” mayor es el grado de desconfianza que se puede tener en los partidos políticos, pues es un indicativo de que diversos mecanismos funcionan con el objetivo de vulnerar a las instituciones que respaldan y garantizan la participación del ciudadano en la democracia mexicana.

No hay un partido político en el proceso electoral que no esté evidenciado por practicar mecanismo que no garantizan la libertad de elección de los ciudadanos. Todos han mostrado con sus discursos, compra de votos, amenazas, gastos millonarios en entrega de regalos a supuestos simpatizantes y control de funcionarios de casillas que solo interesa el poder, no el debate de las ideas y el respeto a que los ciudadanos elijan libremente.

Es probable que muchos analistas políticos en nombre de la estabilidad del sistema inviten a respetar los resultados electorales, a pesar de las irregularidades que actualmente salen a la luz. El objetivo del llamado es que el sistema político siga funcionando como hasta ahora y no genere inestabilidad en el sistema económico y social.

La posición de estos analistas es mediocre en términos democráticos, pero en su pragmatismo permiten que el sistema político siga operando como hasta ahora, estable y estancado. En este sentido, el estancamiento de la política de México en materia democrática solo abona a que la política autoritaria avance a favor de los grupos que la soportaron durante el Siglo XX.

Callar no resuelve el problema, reconocer que existen irregularidades no basta. No es un llamando a que se desconozca la elección, sino a que se reconozca que la democracia electoral mexicana es imperfecta y no está a la altura de los nuevos retos que se presentan en el país.

Las irregularidades de este 2012 son mecanismos que utilizan los partidos para ganar elecciones. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha ganado por los mecanismos que aplicó y por el hartazgo de diversos sectores de la población de los gobiernos de la izquierda y la derecha que no han logrado avances significativos a favor de la democracia y sí en materia de dependencia al gobierno. O sea, todos los partidos políticos ocupan el poder para generar la nueva clientela política.

No comparto la visión de voltear o cerrar los ojos ante los sucesos de este proceso electoral. Tampoco estoy de acuerdo que los partidos políticos hagan peticiones que no contempla la ley que ellos elaboraron. Sí comparto una revisión y, siempre lamentable, judicialización del proceso, pero siempre entendiendo que se ha llegado a los extremos en los que nos encontramos porque nadie ha confiado en nadie.

Las irregularidades solo han dañado la confianza del mexicano, han demostrado que tenemos una clase política que no aterriza en la democracia y sí crece en términos autoritarios hasta comenzar a reventar las instituciones ciudadanas. El gran derrotado en esta elección es el ciudadano, también el IFE que ahora busca no perder confianza y al mismo tiempo se enfrenta a los partidos, un árbitro al que nadie respeta.