Por estos días quienes vieron en la caída del Partido Revolucionario Institucional (PRI) un avance hacia la democracia que no tendría retrocesos deben estar llenos de incógnitas, preocupación y tristeza. ¿Algo salió mal en el proceso de transición política en México? ¿Por qué el regreso del PRI parece inminente?

En la transición muchas cosas han salido mal, hemos navegado durante doce años en un escenario que parecía momentáneo y normal para los procesos democráticos de finales del Siglo XX que anunciaron una nueva época. Los partidos políticos que lograron la derrota del PRI, aunque no ganaran la Presidencia de México en el 2000 se convirtieron en los espacios naturales para construir y terminar la instauración democrática. Después de dos sexenios, oficialistas “democráticos”, por poner un adjetivo al Partido Acción Nacional que se convirtió en el primer partido de gobierno democrático, y opositores “democráticos”, por llamar a la izquierda partidista que luchó por la construcción de un régimen pluralista de partidos políticos y la expansión de los derechos políticos, han mostrado incapacidad y atracción por las forma de gobierno y hacer política que ocupaba el PRI.

Derecha (PAN) e izquierda (PRD, PT, Movimiento Ciudadano), no han sido capaces de abandonar el gradualismo con el cual se abrieron espacios y han preferido el mantenimiento de las estructuras del autoritarismo antes que ceder poder ante los ciudadanos y las opciones políticas que surgen desde la sociedad civil.

El peor error de la izquierda y la derecha partidista ha sido pensar que son eternos, como lo consideró el PRI cuando estuvo en el poder. No han comprendido que en la democracia las cuerpos políticos evolucionan y se refugian en la libertad, no en el bunker de la indefinición que busca el estancamiento del régimen de gobierno para garantizar la sobrevivencia de todos por medio de los acuerdos que permitieron la entrada de un nuevo gobierno, pero no la expansión de la democracia.

A los actuales partidos políticos les ha importado la estabilidad que heredaron de las concertacesiones de los años noventa, donde un régimen en fase terminal buscaba lo artificial que le permitiera recuperarse. Así, los enfrentamientos de suma cero entre la izquierda y derecha , donde uno gana y el rival pierde, se convirtieron en laberintos sin salida que llevaron a los dos partidos a vivir de los acuerdos del PRI, que no llevaban al avance democrático, pero sí oxigenaban a todos.

El PRI se ha levantado porque las fuerzas partidistas que lucharon por la democracia lo permitieron, la mediación del otrora partido hegemónico permitía que los territorios controlados por cada uno se mantuvieran. A la derecha e izquierda partidista no le importó sacrificar las aspiraciones de la sociedad civil mexicana, la mantuvo en el movimentismo y administró lentamente sus peticiones. La consecuencia, es que la institucionalización de la democracia no ha existido, la liberalización del sistema de partidos solo ha creado guetos partidistas.

El debate #YoSoy132 convocado por el movimiento universitario no contará con la asistencia del candidato del PRI a la Presidencia de México, su estrategia es no exponer demasiado sus incapacidades políticas y resguardar su ventaja. En el año 2006, el candidato de la izquierda partidista, Andrés Manuel López Obrador, hizo un acto similar, demostrando su poca vocación democrática, pero acusó que existía un complot en su contra. No se si la ciudadanía mexicana castigará a EPN con la misma severidad con que castigó a AMLO, puede ser que no lo haga bajo el argumento de que “así es el PRI” y que con AMLO lo hizo porque mostró falsedad, proviniendo de un partido que luchó por la democracia.

El martes se que pensaré que el debate de #YoSoy132 debería estar con todos los candidatos a la Presidencia de México, que los tres que están ahí son los únicos. Sería bueno saber que la izquierda y derecha se consolidaron y llevan tres elecciones disputándose el poder y que Gabriel Quadri, fuera en realidad Enrique Peña Nieto intentando lograr que el PRI no pierda su registro. Ese era el escenario que me imaginaba a finales del 2000, tenía 17 años e imagina que en 10 años el PRI no existiría, lo soñaba, no me equivoqué porque era un sueño, por ello estudié Ciencias Políticas y ahora estoy ante un escenario que ha convertido mi sueño en pesadilla.

Hoy México, mi país, está apunto de permitir el regreso del PRI. Ni izquierda y derecha lo van a impedir, si lo lograran, ninguna garantizará el avance democrático, sí otros seis años para que la sociedad civil termine de madurar y logre crear nuevos canales para presionar a la clase política en favor de la democracia. En otras palabras, la sociedad civil es la única que puede democratizar a la clase política.

El escenario del debate #YoSoy132 no es el escenario político del presente, sí otra aspiración, una muestra para el futuro, siempre y cuando queramos ver a México en democracia y libertad.