Camila Vallejo en México. #DiarioDeCampaña D79

Esta semana ha terminado siendo para la izquierda partidista en México. Por un lado, Andrés Manuel López Obrador se consolidó en las preferencia electorales. Por el otro Camila Vallejo, la guapa y carismática líder estudiantil chilena ha hecho un guiño al movimiento mexicano #YoSoy132 y los ha llamado a politizarse.

La visita de Camila Vallejo no ha pasado desapercibida en México, pues su presencia se da cuando está cerca el día de la votación y cuando la izquierda partidista recupera terreno. La líder estudiantil no dijo nada nuevo sobre la situación de los jóvenes universitarios en América Latina y dijo sentirse identifica con #YoSoy132.

Aunque la imagen de Vallejo es positiva entre los jóvenes mexicanos, considero que ella también responde a una lógica de estrategia política o simpatiza con ciertos grupos que no son propiamente democráticos o trabajan a favor de la democracia.

Camila Vallejo hace unos meses visitó Cuba y ahí se reunió con grupos de jóvenes universitarios que expresaron el sentir de los estudiantes. Durante toda su visita Vallejo fue reconocida por las autoridades cubanas, algo que no sucedió en México, pero nunca se le intimidó. En el territorio mexicano quienes reconocieron a la estudiante chilena fueron los universitarios mexicanos.

Lamentablemente, Vallejo demostró en el viaje a Cuba que tiene límites en su lucha y simpatías con la dictadura de la isla, pues nunca hizo un pronunciamiento a favor de la lucha de la sociedad civil pacífica o para respaldar a los jóvenes que no han podido continuar sus estudios por sus tendencias políticas.

Así como Vallejo se reunió en México con integrantes de #YoSoy132, oposición a la clase y partidos políticos, debería haber mantenido esta congruencia en Cuba y charlado con la oposición. No lo hizo. Regresando a Chile intentó justificarse por medio de su cuenta de Twitter, pero el daño a su imagen pública estaba hecho. Queda claro que Vallejo no se atrevió a ser congruente con lo que expresa cuando estuvo en Cuba, pues en varias ocasiones ha pedido a los jóvenes universitarios latinoamericanos ser valientes, no callar y luchar por la democracia, pero ella calló, no se atrevió a luchar por la democracia y mucho menos acercarse a los grupos opositores para escuchar sus opiniones.

El problema con los movimientos de izquierda en América Latina es que mantienen cierto respaldo a líderes autoritarios porque no logran despegarse de la historia ideológica que han arrastrado desde el Siglo XX.

Este es un riesgo que corre el #YoSoy132 si es que permite los guiños de muchos grupos de izquierda que pretenden navegar con bandera democrática, pero no ven la dictadura en la isla y las prácticas populistas de Hugo Chávez que están terminando por erosionar la autonomía de los ciudadanos venezolanos.

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