Si a los mexicanos les interesa la educación, al menos este fin de semana se construyó el preámbulo para un fracaso más del gobierno mexicano en materia de evaluación de las escuelas públicas. Hay territorios que los gobiernos de la alternancia, sean panistas o de la izquierda partidista tienen prohibidos o están imposibilitados para entrar en ellos.
He dedicado al menos dos días del #DiarioDeCampaña para hablar de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y el “Gobierno de la Alternancia” en este proceso electoral. Su irrupción en Oaxaca es normal cada año, pero por el antecedente de violencia generalizada que provocó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el año 2006, el plantón anual de los mentores se convierte en un foco rojo de atención.
A ese indicativo se debe sumar que el actual gobierno de Oaxaca logró la alternancia por medio de una coalición de partidos políticos que sumaron a la derecha e izquierda. Los gobiernos de coalición son una debilidad en año electoral. El actual gobierno vive ese síntoma, las preferencias y relaciones políticas de Gabino Cué con el proyecto de Andrés Manuel López Obrador y las filias de la Sección 22 por el candidato de la izquierda, han hecho una bisagra que impide la solución a un problema que afecta a toda la ciudadanía.
He dicho que las relaciones y la solución a los problemas de la S-22 no terminan de evolucionar a formas democráticas. El “Gobierno de la Alternancia” solo se ha dedicado a intentar reducir el tiempo de afectación de los plantones del magisterio. ¿Cuál es la conclusión en este problema que deja a la política y a la democracia en Oaxaca y México?
Primero, la efervescencia por tener un gobierno democrático que dé solución a los problemas de fondo que afectan a la población desaparece.
Segundo, la desilusión por la democracia comienza crecer.
Tercero, los políticos de la alternancia terminan decantándose por las práctica autoritarias y abandonan los pocos principios democráticos que podían tener.
Cuarto, la falta de resolución de los problemas y el mantenimiento de formas de solución a los problemas permiten que diversos actores del sistema político caracterizados por prácticas autoritarias sobrevivan en la democracia. Su presencia es una debilidad para la democracia.
Quinto, el ciudadano se desilusiona de las opciones partidistas y termina por alejarse de las prácticas democráticas representativas.
Estamos en el “quinto” punto, diversos sectores de la sociedad civil mexicana están desilusionados de los partidos políticos mexicanos, se ausentarán de las urnas o legitimarán a la democracia desde el voto nulo o blanco, pero la incipiente democracia mexicana se vuelve infuncional, pues solo sirve a los entramados de estabilidad de la clase política. Así, la presencia de la S-22 en Oaxaca es solo una muestra de que el fondo permanece y la forma no aguanta las pruebas de una sociedad aletargada en el atraso por culpa de los grupos de poder y la incapacidad de los políticos de la alternancia para respetar las formas democráticas, aunque ellos caigan.
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