En el primer debate.

Era de esperar, el fin de semana sirve a los candidatos para tratar de parar los daños de la semana. El Partido Revolucionario Institucional (PRI), ni tarde ni perezoso ha dejado solo a Tomás Yarrington, el exgobernador de Tamaulipas que está siendo investigado por su relación con los cárteles de la droga en Estados Unidos. Control de daños le llaman.

Se puede pensar, el PRI está rompiendo con los mitos de la lealtad entre sus participantes. No es así, la lógica del otrora partido oficial es que la lealtad responde a quien tiene el poder. En este caso, Enrique Peña Nieto entre más se acerca el día de la elección y mantiene una ventaja superior a los 15 puntos acrecienta su poder al interior del partido político. Su figura es la que más se acerca a la de un líder único, no hay quien haga contrapeso al interior del partido y todos aquellos que en algún momento tuvieron control sobre algún territorio, ahora rinden tributo.

El PRI se configura como en antaño. La defensa ante los correligionarios ya no existe, es necesario sacrificarlos por un objetivo mayor. Yarrington es eso por este momento, un simple control de daños.

El problema con el PRI es que permite que sus integrantes pasen por encima de la ley, mientras no sean descubiertos. Sucedió con Ulises Ruiz Ortiz y Mario Marín, exgobernadores de Oaxaca y Puebla respectivamente, los defendieron cuando fueron útiles al partido, actualmente están en el ostracismos político, ninguno ha pagado por sus delitos, ni los asesinatos cometidos bajo sus mandatos.

Al lado del evento donde el PRI suspendió los derechos de Tomás Yarrington, el movimiento #YoSoy132 organiza una nueva marcha para pedir que el segundo debate del IFE sea transmitido en cadena nacional, si logra su propósito habrá incidido en las elecciones presidenciales.

Los efectos de la cadena nacional, pensando en que se lograra, permitirían una mayor exposición de los candidatos en el debate presidencial. Los acuerdos en el Instituto Federal Electoral (IFE) señalan un avance en el formato que permitirá la réplica en el momento en que uno de los candidatos es interrogado.

Es cierto que hasta estas elecciones, el candidato puntero, en esta caso Peña Nieto, busca protegerse de los debates presidenciales. Si el formato del debate logra generar una discusión profunda y el movimiento #YoSoy132 incidir de manera positiva para incrementar la atención de los mexicanos, estaremos ante la posible inauguración de una nueva etapa.

Hasta el momento, considero que el PRI y el movimiento de los jóvenes universitarios han demostrado que la cultura política de los mexicanos está cambiando. Las posturas que mantienen los involucrados es incompatible, no se pueden complementar, son excluyentes.

A grandes rasgos, el PRI propone la solución de los problemas económicos de los mexicanos bajo un método inmediatista, solo solucionar los problemas materiales aunque se sacrifiquen los logros democráticos.

Por su parte, el movimiento #YoSoy132, hasta donde se ha podido observar, propone la ampliación de los derechos políticos como una solución a los problemas que enfrenta la democracia mexicana, la cual puede convertirse, al menos esa es la apuesta, en la estabilidad y mecanismo indispensable del desarrollo económico.

Es cierto, la democracia no resolverá los problemas económicos que aquejan a la población mexicana, pero si permitirá que la política no sea un freno para el desarrollo económico. En efecto, la falta de reformas estructurales por parte del poder legislativo ha impedido que el mercado tenga plena libertad para operar y no se convierta en un arma de dos filos para sacrificar los derechos políticos.

Es necesario que la libertad política y las necesidades económicas no estén encontradas como limitantes, sino que puedan desarrollarse cada una por su lado y en el sistema que corresponde.

En estas elecciones está en disputa el cómo se debe hacer política. El PRI tiene una opción inmediatista que sacrifica los derechos políticos y corrompe a la sociedad, #YoSoy132 está en la opción de construir desde todos el destino de este país, ellos son solo una opción al interior de la sociedad civil mexicana, la urna decidirá el rumbo, aunque gane el PRI la democracia en México no se cancela, solo se complica.