Si naciste en los ochenta o después de ella los cambios políticos en México y el mundo terminaron por configurar parte de tu infancia y los 18 años se convirtieron en la oportunidad de elegir a un partido diferente al PRI durante el 2000.

Los nacidos en la segunda parte de los años setenta y los primeros años de los ochenta, diría que la primera parte de esa década, fueron un factor esencia para convertirse en los artífices de hacer realidad el nacimiento de la democracia en México. Somos la primera generación de mexicanos que logró derrocar el régimen autoritario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), caracterizado por la erosión progresiva de las libertades, autonomía del ciudadano y la violencia sistemática contra todos aquellos que pensaran diferente a la lógica política que practicó, izquierda y derecha coinciden en sus pérdidas humanas.

Durante el 2000, elección en la que no pude votar porque tenía 17 años, las palabras amenazadoras hacia aquellos que pretendían votar por la izquierda y la derecha decían que conducirían al país a un colapso y que ninguno de esos partidos tenía experiencia para gobernar.

El votante, a pesar de las advertencias del PRI, todas se convertirían en realidad en diversos niveles, decidió terminar con el autoritarismo de más de 70 años. México materializó y confirmó su proceso de transición política, logró hacer su primera revolución política no armada y sin violencia generalizada, aunque no significa que no hubiera muertos, la “guerra sucia” contiene a los muertos de la democracia.

Antes de proseguir, explicaré por qué las advertencias del PRI hacia las generaciones que lo desafiaron se cumplieron. Primero, el Partido Acción Nacional (PAN) no ha tenido capacidad para gobernar, por una parte, ha sido incapaz de mantener la fluidez y avance del proceso de instauración política. El Partido de la Revolución Democrática y sus partidos satélites no han logrado poner en clave democrática los estados donde gobiernan y diversas prácticas de gobierno son una copia del PRI.

El Revolucionario Institucional tenía razón, no podían gobernar porque no cuentan con la capacidad para construir la democracia que exigen los sectores más politizados del país. Por supuesto, el PRI tampoco tiene capacidad para gobernar en democracia, porque su objetivo es el autoritarismo, en ese modelo ellos son los expertos.

Segundo, al lado de las incapacidades para gobernar, izquierda y derecha no han podido gobernar porque nunca han gobernado. Ninguna de las dos ha encontrado el consenso que permita la sobrevivencia de la pluralidad. Las dos opciones de la democracia se han refugiado en el PRI y prefieren ceder ante sus presiones que reconocer el estrecho camino que une sus dicotomías.

A la izquierda y derecha mexicana se les olvidó por 10 años que las dos dependen de la democracia, el PRI no. En 2010, su alianza en las elección de Oaxaca recordó que la democracia necesita un consenso en la base para que pueda existir la pluralidad. En otras palabras, solo la democracia garantiza la existencia de la izquierda y derecha partidista mexicana. Si los partidos del consenso abren las puertas al PRI con sus tránsfugas y los acuerdos que realizan en el poder legislativo, sólo garantizan su sobrevivencia, espacios al régimen autoritario y una débil instauración democrática.

El PAN y el PRD han coincidido en la necesidad de una “Reforma Política” que potencie la participación ciudadana, lo han hecho cuando el PRI está devuelta y encabezando las encuestas para Presidente de México. No se cuánto han aprendido la lección, pero durante 10 años ellos fraguaron con el PRI para impedir que el contrario en el consenso no pudiera gobernar. PAN y PRD pactaron con el PRI para impedir que uno de ellos gobernara. Solo permitieron que el PRI recuperara su poder, parara la caída de su imagen mientras ellos desgastaban sus bonos democráticos. Hasta aquí la parada y vuelvo con las generaciones de jóvenes.

El México joven puede salvar a la democracia, no al país del regreso del PRI. El PRI no se ha ido, es presente y amenaza con ser futuro.

Los jóvenes universitarios han mostrado que la base de las democracias actuales son las libertades y los derechos postmateriales, o sea, poder ser como queramos ser, teniendo como límite la negación de otro ser.

El PRI puede garantizar la satisfacción de las necesidades a cambio de nuestras libertades, si nunca se ha apreciado la libertad o se ha vivido, no se pierde nada, pero cuando se está en la Universidad y se logra observar la pluralidad y el conflicto que crea, las soluciones que se persiguen y los ángulos que se tienen de un problema, no se quiere dejar de ser libre. La actual generación de jóvenes en México ha vivido la libertad, pinceladas en muchos casos, es “no PRI” en su mayoría, pero también consumidora. Los jóvenes de hoy tienen la posibilidad de sacrificar la libertad, como defenderla, son ellos quienes apoyan y censuran a la democracia al no tolerar la opinión.

Son las Universidades con tradiciones de lucha por la democracia las que han expresado su descontento y preocupación por los atentados del PRI en contra de la libertad de expresión. Son los jóvenes universitarios la vanguardia que responde a las agresiones de una forma de vida, la democracia. Son defensivos, pero provocan reacción, somos los que estamos en contra del PRI, sinónimo de autoritarismo.