Una decepción para la democracia observar la lista de candidatos a diputados y senadores por Oaxaca en los diversos partidos políticos que compiten en este proceso electoral del 2012. Comencemos del chico al autoritario.
En el caso del Partido Nueva Alianza, la candidata a Senadora es Irma Piñeyro quien en los últimos años se ha dedicado a saltar de partido político en partido político. Durante el proceso electoral del 2010 en Oaxaca nunca aceptó sumarse a la alianza de los partidos de izquierda y el PAN desde un principio. Sólo cuando Nueva Alianza se dividió y su dirigente estatal apoyó a Eviel Pérez Magaña, candidato a gobernador del Partido Revolucionario Institucional, desconociendo a Piñeyro, terminó por sumarse a la coalición gabinista. El gobierno de la alternancia otorgó a Piñeyro la Secretaría General de Gobierno, a pesar de no cumplir con los requisitos que exigía el Congreso de Oaxaca, pero negoció su permanencia con las diversas bancadas.
El PRD, PT y Movimiento Ciudadano – antes Convergencia- son la peor asquerosidad en este proceso electoral de Oaxaca. Sus candidatos van desde líderes ambulantes, como Hugo Jarquín en el Distrito VIII, hasta los diversos procesos judiciales que se han iniciado para intentar bajar a un candidato así sea unas semanas antes del día de votación. El proceso interno de los partidos políticos no se caracterizó por la transparencia, sino por las concertacesiones “no públicas” entre las diversas tribus, los grupos del gobierno del estado y la dirigencia nacional. La izquierda partidista no tiene un proceso de institucionalización democrática y en el caso de Oaxaca se pudo notar durante el proceso de precampañas, ni siquiera los llamados candidatos ciudadanos que se acercaron a ella se caracterizan por su vocación democrática, sí por su apoyo a la alianza gabinista.
El Partido Acción Nacional ha decidido su proceso interno con base a lo federal. No hay mucho que decir de él, no porque en su interior existan prácticas democráticas puras; al contrario, en cada proceso electoral sus procesos internos se pervierten y comienzan a tener similitudes con el PRI, todavía no llega a los escenarios del PRD.
El PRI sigue manteniendo su proceso institucional autoritario, un líder decide quién queda en las candidaturas. Cuando el líder no es gobernador, comúnmente el grupo que heredó el poder negocia algunos puestos de elección con los sectores que están dispuestos a respaldarlo durante la campaña. Por supuesto, el resto de grupos no favorecidos queda al interior del PRI para respaldar al candidato a la Presidencia de México. El PRI de Oaxaca está dividido y negocia el voto diferenciado. El priismo no presenta políticos nuevos, sólo candidatos derrotados en el 2010, encabezados por Eviel Pérez Magaña que ha demostrado no tener capacidades políticas para estar en campaña y que sobrevive por la mercadotecnia política y el voto duro. Está también Sofía Castro, candidata a Senadora, a la cual no se recuerda por su trabajo de legisladora en la Cámara de Diputados Federal, sino por los insultos que propinó a Guillermo Zavaleta, exdiputado federal panista que murió en un accidente aereo. La mayor pragmatización del PRI para mantenerse unido en Oaxaca durante el 2012 es el regreso del tránsfuga político – que se puede leer como oportunista- Juan Díaz Pimentel.
No hay opciones en Oaxaca para emitir un voto que garantice la permanencia de la democracia, ni siquiera se puede hablar de buscar los mínimos, pues los candidatos de los partidos políticos se caracterizan por dañar la democracia, trivializar la transición política y vivir de la carencias del proceso de instauración política.
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