Todo método estadístico tiene sus límites. Las encuestas tienen objetivos y metodologías específicas que se usan para obtener determinadas mediciones, no que se hagan para obtener determinados resultados.

Las encuestas son una combinación de la estadística y las ciencias sociales. Muchas veces las encuestas pueden tener una muestra y métodos estadísticos correctos y malas preguntas. En otras ocasiones las preguntas están planteadas de manera correcta según el objetivo y la muestra no existe, ni el trabajo estadístico.

En México hay una regulación para las encuestas que se aplican en materia electoral. El Instituto Federal Electoral recibe la metodología y revisa que cumplan los requisitos de la estadística. Los datos pueden ser solicitados por el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública  (IFAI) y se puede consultar el Código de Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) para tener en cuenta los requisitos y reglamentaciones.

Si hay una regulación ¿por qué los diputados federales en plenas campañas electorales hablan de regular las encuestas? ¿qué está mal?

Los diputados en México no son proactivos, sino reactivos, esperan que las cosas pasen y reaccionan. La coyuntura siempre los llama a posicionarse y creer que están trabajando por México. En el caso de los procesos electorales, el poder legislativo es utilizado por los partidos políticos para intentar influir en los votantes por medio de las declaraciones o los llamados a determinados gobiernos que buscan mantenerse en el poder. No es nuevo que ahora que las campañas están en un terreno que comienza a marcar definiciones ellos hagan declaraciones que provoquen mayor suspicacia sobre las encuestas y los resultados.

La queja de los diputados estriba que los resultados de diversas encuestas varían en un alto grado de diferencia de resultados. En abril, los partidos de izquierda descalificaron el ejercicio diario que hace Gea-Isa y que difunde grupo Milenio. Acusaron que la encuesta diaria no cumplía con las reglamentaciones marcadas por el IFE, el instituto atendió y la encuesta siguió su rumbo.

Ahora panistas y perredistas plantean que se revise la legislación en la materia y lo anuncian en medio de las campañas. El PRI no dijo mucho, solo que ya hay una reglamentación y que recae en el Instituto Federal Electoral su aplicación.

Es cierto que se requiere mayor transparencia para conocer el trabajo de las casas encuestadoras, pero también es cierto que muchas de ellas ofrecen las bases de datos para verificar qué ha pasado cuando hacen un estudio y los resultados causan dudas o no reflejan los sucedidos en las urnas. En las casas encuestadoras más serias e importantes del país, siempre ha existido voluntad a la transparencia en la mayoría de los casos. Siempre quedan dudas, porque nadie ha estado para verificar el levantamiento del estudio. Si las casas encuestadoras viven de su exactitud y cada día es mayor el número de empresas que trabajan en este rubro en el país, no creo que alguna quiera perder su credibilidad por una apuesta política que no tiene garantía de ganar.

En efecto, se ha acusado a las casas encuestadoras de operar a favor de un candidato o partido político en todos los procesos electorales, ellas solo responden que ahí está la información y que se puede verificar su trabajo. Por supuesto, la verificación tiene un límite al no poder comprobar si hubo un levantamiento en campo, pero entre más casas encuestadoras hay, la comparación de datos está a la vista de todos.

El problema con las casas encuestadoras estriba en quiénes dan a conocer los resultados de los estudios.

En el proceso electoral de Oaxaca del año 2010 en el cual se eligió Gobernador de Oaxaca y que a la postre provocó la alternancia de partidos políticos, las encuestas se convirtieron en un “show” a la hora de los resultados. Muy pocas casas encuestadoras hicieron estudios, la mayoría fueron financiados por partidos políticos. Los resultados eran dados a conocer por los partidos políticos y sólo mostraban aquellos que les beneficiaban. Los medios de comunicación daban a conocer los resultados por medio de “boletines” o “comunicados”, o sea, notas pagadas por los partidos políticos. Revisando los trabajos de las casas encuestadoras la mayoría de ellos cumplió con los requisitos metodológicos, pero las suspicacias surgían porque solo se presentaba una parte de los resultados.

Por ejemplo, el PRI presentaba los resultados de las encuestas que elaboró Mitofsky sólo de los distritos electorales donde llevaba ventaja, aquellos distritos donde el PRI perdía nunca se conocían, pero Mitfosky no los daba a conocer porque la encuesta era pagada por el partido y solo ellos podían difundir.

Los resultados de Parametría se daban a conocer por medio de la coalición que en cabezó Gabino Cué Monteagudo. IPSOS encuestó de manera independiente y su encuesta se pudo bajar de sus página de internet.

El problema con las encuestas en México no tiene que ver con los métodos de muestreo y estadísticos, sino con la cultura política de la clase política, la cual parte de los principios autoritarios. En efecto, el problema de fondo con las encuestas es su mala utilización, la descalificación automática de los resultados por parte del candidato que va perdiendo.

El PRI en diversas ocasiones ha descalificado a las casas encuestadoras. En el proceso de 2010 de Oaxaca descalificó unos minutos después los resultados que Milenio dio a conocer el día de la elección. Hoy descalifica el PAN, algo nuevo, porque lo hace con mucha seguridad y ocupando a los diputados, en 2006 lo hizo Andrés Manuel López Obrador y lo sigue haciendo.

Entre más regulación hay sobre un tema político y electoral, tenemos que entender que menor es el avance en materia de cultura política democrática en la clase política.

Todos los partidos políticos están muy atentos de la información que difunde GEA-ISA, pero muy pocos han puesto atención que grupo Milenio ha cometido muchos errores al dar a conocer la información. Si una sanción se tendría que hacer es al medio de comunicación por su irresponsabilidad ante los números, ellos son los que han generado incertidumbre, a veces no dan a conocer un dato otras veces da más de 100%.

Está bien que se regulen las encuestas, pero si tiene que haber una reglamentación tendrá que estar orientada a exigir a los partidos políticos que cuando den a conocer un dato de una encuesta que mandaron a elaborar, tienen que dar a conocer el resto. Ellos son los que desprestigian el trabajo de las encuestadoras.