GEA-ISA y Milenio realizan el ejercicio más interesante de la campaña electoral mexicana.

En la elección del año 2006 para elegir Presidente de México las encuestas electorales demostraron que eran un factor trascendental para transparentar el proceso electoral y que influían en todos los involucrados.

En primera instancia, los medios de comunicación reaccionaban cuando daban a conocer una encuesta. En segunda instancia, los candidatos reaccionaban a los datos y a la reacción de los medios de comunicación.

Por lo general el candidato que va en primer lugar sale a declarar que las encuestas reflejan el sentir de los electores hacia su proyecto. El segundo lugar busca una encuesta que contradiga a los otros estudios que lo ubican en segundo lugar. El tercero solo observa su crecimiento, si los datos son favorables siempre destacan el golpe de timón o que los indefinidos están viendo una opción de voto viable.

En tercera instancia reaccionan los ciudadanos que están interesados en asistir a votar. Se ha especulado sobre si las encuestas influyen para que el votante vaya a las urnas a depositar el voto por una opción específica. Existen estudios sobre casos específicos, pues se debe tener presente que cada proceso electoral presenta características propias y provoca una serie de eventos que las hacen únicas, así el resultado sea parecido o similar a una elección anterior.

En México el año 2000 llevó a Vicente Fox a la Presidencia de México, ganó el PAN. En 2006, Felipe Calderón se hizo de la Presidencia de México, ganó el PAN. En las dos últimas elecciones el PAN ha ganado los procesos electorales y en las dos elecciones arrancaron en segundo lugar, casos similares al actual proceso mexicano, pero nadie duda que la elección del 2000 fue distinta al 2006. El PAN ganó con costos mayores.

AMLO en el 2006 encabezaba las encuestas electorales con una cómoda ventaja que se fue esfumando poco a poco. No aceptó durante la campaña electoral que había perdido puntos, consideró que las encuestas electorales estaban “cuchareadas”, a pesar que los resultados de cada casa encuestadora comenzaban a coincidir.

Su estrategia contra las encuestadoras no funcionó, pero ha sido congruente en mantenerla. AMLO no confía en las encuestas a pesar del control de vocabulario e ira en esta campaña. Por el momento no tiene qué decir sobre los resultados, ya que el proceso electoral no le favorece.

Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto no discuten sobre las encuestas electorales, la ventaja que lleva el priista es amplia. Han sido los medios de comunicación y los políticos que rodean a los candidatos quienes han despertado pasiones e intepretaciones sobre las casas encuestadoras. Los periodistas no se han quedado atrás, todavía recuerdo a un furibundo Ciro Gómez Leyva criticando a Mercaei por poner cuatro puntos abajo a de Peña Nieto a la reciente electa –en ese momento- Vázquez Mota. Después vino GEA-ISA en febrero y sus datos reflejaron que la ventaja se había acortado.

Las encuestas son fotografías del momento y muestran retrospectiva, se juega con colecciones, series de ellas y las matemáticas para crear prospectiva, pero la encuesta como tal no mide eso. Las encuestas pueden variar en números, pero no en tendencias sin explicar el cambio, cuando pertenecen a una sola empresa.

Cuando las preferencias electorales cambian de manera brusca se revisan las encuestas anteriores de una misma casa encuestadora y se busca la reubicación de los números. Después los diversos eventos coyunturales que forman el contexto en que se levantó explican el cambio de la tendencia, no la encuesta, que solo refleja que hubo cambios, pero no por qué sucedieron los cambios ni el cómo.

Así como hay encuestas serias, hay encuestas “patito” y encuestas que no son encuestas. ¿Qué hace la diferencia? Las características del estudio, la transparencia en la metodología y, en casos muy especiales, que las bases de datos sean públicas. O sea, el lector de encuestas debe buscar siempre la información sobre cómo se ha hecho el estudio, sus objetivos, la empresa que la realiza y la metodología usada.

Las encuestas que no son encuestas no cumplen los requisitos de un estudio que sea representativo de una población específica o, en el peor de los casos, simplemente dan datos y no demuestran cómo los obtuvieron. Las patito hacen algo similar, aunque en los últimos años he visto que muestran metodología, pero a veces quitan un dato. Por ejemplo, si están compitiendo 5 partidos políticos y cuatro de ellos van en alianza y el otro solo, se pueden presentar los datos separados de los tres partidos y el que va solo; la metodología no ha fallado, pero sí hacen falta datos.

Otra cuestión es que las casas encuestadoras se pueden dividir en aquellas que hacen estudios para los medios de comunicación o que tienen una periodicidad constante para dar a conocer sus estudios, o sea, son públicos. Existen otras casas encuestadoras que sus estudios son privados o solo trabajan para los partidos políticos y no dan a conocer constantemente resultados políticos, sí de otros temas. Los partidos políticos dan a conocer las encuestas de estas empresas, las cuales cumplen los requisitos, el partido es el que puede mentir sobre los resultados o acomodarlos de manera que les favorezcan.

Actualmente en el proceso electoral mexicano federal tenemos varias casas encuestadoras que hacen estudios y con resultados públicos sobre las tendencias de votación: GEA-ISA, Consulta Mitofsky, BGC-Excelsior, Grupo Reforma, Buendía y Laredo, Parametría, etcétera.

Sobresale en el proceso electoral actual el ejercicio de GEA-ISA Milenio con una encuesta diaria o seguimiento diario. Todas las noches en el noticiero de las 22 horas el periodista Ciro Gómez Leyva presenta los resultados que proporciona la casa encuestadora, la cual es una de las más respetables del país. Las críticas al ejercicio no han faltado, pero creo que es necesario saber cómo se hace la encuesta. Para ello se debe consultar el documento que contiene “el método”.

Se puede observar en la encuesta de GEA-ISA/Milenio los cambios diarios de 1% o 2% que tienen los candidatos en la intención de voto. En el estudio que se presentó el 2 de abril, día 15 del seguimiento electoral, Obrador subió 1.4% y todo lo demás estable. Se puede argumentar que ganar o perder un porcentaje mínimo que se recuperará al día siguiente conduce a que las tendencias electorales se mantengan y que la encuesta esté influyendo sobre los votantes. Tendría que demostrarse.

La importancia del ejercicio de GEA-ISA/Milenio es que se puede observar en retrospectiva los resultados que han presentado. Además, ahí sí se pueden observar los cambios que pueden afectar a los candidatos.

Hace falta conocer los resultados de la primera quincena de la campaña a la Presidencia de México que presentarán el resto de las casas encuestadoras. Sabremos si hay cambios entre las mediciones o todas coinciden en las tendencias. Si los resultados se contradicen y nadie verifica la metodología entonces sí las encuestas se volverán un tema rentable para los partidos políticos.

Las encuestas han favorecido al sistema político mexicano, pues hace una década permitieron que muchos mexicanos confiaran en sus instituciones, pero si los ciudadanos no comienzan a entender cómo se realizan las encuestas y verifica la metodología entonces sí será presa de las propias trampas de los políticos.