Jóvenes en transición

OAXACA, México.- No todos los jóvenes comparten los ideales democráticos, muchos de ellos no han logrado explorar ni siquiera la idea. No podemos hablar de mayorías, pero sí que hay diversas posiciones sobre el proceso de cambio político que se está viviendo. También es importante decir que los jóvenes que hoy vivimos la transición política en Oaxaca vivimos el proceso de alternancia federal del 2000 sin tener la posibilidad de voto y que muchos otros no tienen conciencia de lo que pasó en ese año, eran niños o no estaban interesados en saber lo que sucedía en el país. No es una posición pesimista la mía, pero sí que comparte las percepciones que se tienen sobre la juventud en América Latina, tanto entre países como si se compara con otras generaciones. A pesar de esta posición, creo que la cuestión positiva que tiene la generación de jóvenes es precisamente la posibilidad de construir el futuro que desean para Oaxaca, el periodo de transición que estamos viviendo lo permite, si no participan también habrán construido el futuro al dejar que el resto de la sociedad lo haga.

Caracterizar a la juventud oaxaqueña debe pasar por entender que no sólo ha sido influenciada por los problemas de Oaxaca, sino también por los cambios que se han dado en lo internacional y lo local. Por supuesto, no se debe olvidar la relación que nuestro Estado ha tenido con otras realidades, como es el caso de la migración hacia los Estados Unidos y otras entidades de México. Sin más preámbulo, que era necesario, considero las siguientes características para la juventud oaxaqueña, no son exhaustivas, pero sí permiten observar la diversidad y entender que “los jóvenes” no son homogéneos y sí que en el interior de este macrogrupo se localiza pluralidad de pensamiento.

  1. Desde el conflicto del 2006 los jóvenes han regresado al espacio público político de Oaxaca.

  2. Muchos jóvenes sumaron sus convicciones, o las tomaron de esta, a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Desde ese movimiento y con la aparición o reaparición recargada de distintas tribus urbanas se ha utilizado el espacio público para construir propuestas autoritarias y se ha denostado a la democracia, muchas veces calificando la lucha por ella como una utopía. Sea por omisión de la construcción de la democracia posible o porque no se ha pensado en cómo operativizar las ideas.

  3. Bien podemos calificar que hoy en Oaxaca está de moda ser rebelde y ‘neohippie’, es este reverenciar los símbolos que tomamos prestados de otras generaciones lo que demuestra que no hemos podido crear los nuestros. La transición puede ser nuestro símbolo.

  4. También encontramos una serie de movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales que han decidido promover derechos democráticos, todos ellos han comenzado a enarbolar la despenalización del aborto, abolir la pena de muerte, la eutanasia como derecho y los derechos para la diversidad sexual ¿por qué son democráticos? Porque posibilitan la elección a cualquier persona de ser como quiera ser.

  5. En contraparte se encuentran aquellos movimientos y organizaciones que niegan esta posibilidad, invitando a que ciertos ‘valores’ vuelvan a reinar en la actualidad. Desde esta postura se intenta clausurar la diferencia y que el individuo decida lo que quiere hacer con su vida. En el caso de Oaxaca, la mayoría de los movimientos que encajan en esta clasificación sólo han servido de membrete para ocupar lugares públicos, en el peor de los casos estos grupos han sido borrados de la esfera pública y no han faltado aquellos que al navegar con esta bandera sólo se han dedicado a denostar a sus adversarios, no con argumentos sino con rabietas.

En efecto, la juventud oaxaqueña no es única, al interior se encuentran trenes de pensamiento que en cualquier momento chocan, pero lo necesario es que tengan un mecanismo en común para solucionar la diferencia sin que esta sea clausurada, el diálogo.

Democracia y juventud

Los jóvenes oaxaqueños sólo serán protagonistas de la democracia si comprenden que esta forma de gobierno y de vida implica la participación de todos para construirla. Además que la democracia es un proceso inacabado, como señala Castoriadis (2005).

La labor más importante en el proceso de transición que vive Oaxaca para nosotros los jóvenes es llenarla de contenidos para discutir en el espacio público, explicarle a los oaxaqueños qué es lo que quiere nuestra generación para el futuro, qué adjetivos queremos para la democracia. Hacerlo nos permitirá generar grandes corrientes de pensamiento que discutan los valores y postradiciones que esta generación ha creado.

Contextualizar a Oaxaca en el proceso de transición pasa por entender que los jóvenes de hoy no son los del 2000 y que su aprendizaje puede servir para no repetir los errores que ya se han cometido en los 10 años que antecedieron a nuestra alternancia de partidos.

¿Qué podemos aportar los jóvenes a la transición política de Oaxaca?

  • Recuperar la política como un concepto que no sólo implica la política partidista, sino que permite el gobierno de todos cuando los problemas se discuten en el espacio público político.

  • Generar la visión de que la transición política -y cualquier cuestión política- no es exclusiva de la clase política, sino que es un proceso que depende de la sociedad.

  • Entender que los procesos políticos parten del individuo en su espacio íntimo y que se materializan cuando los comparte con otros individuos. O sea, la política es un proceso individual que crea grupos. Hacerlo de esta manera nos dará identidad.

  • Jóvenes modulares. Ernest Gellner (1994) plantea que la democracia permite que los ciudadanos se integren a diversas agrupaciones políticas, pero que también se puedan separar de ellas cuando ya no estén de acuerdo en la forma en la que operan; o sea, ser ciudadanos modulares que dejen de participar en la construcción de una sociedad que ya no quieren y puedan insertarse o crear nuevas organizaciones que defiendan la pluralidad.

  • La participación de los jóvenes en la política trae pluralidad a la política en Oaxaca y renueva las posibilidades de tener nuevos actores políticos.

  • Recuperar la idea de libertad, entender que no sólo se trata de cumplir con los derechos materiales (casa, vestido, salud pública), sino también con los derechos postmateriales: identidad, libertad individual, otredad.

Sin la participación de los jóvenes el proceso de transición en Oaxaca está incompleto, destinado al fracaso, no porque somos jóvenes, sino porque somos el presente que puede alcanzar el futuro.

Bibliografía

  • Castoriadis, C. (2005). Ciudadanos sin brujula. México: Coyoacán.

  • Cansino, C.(2001). Democratización y liberalización. México: IFE.

  • Lechner, N. (2004). Cultura juvenil y desarrollo humano. Revista de Estudios sobre Juventud. Año 8. Núm. 20 (enero – junio). pp. 12 – 25. México: SEP – Instituto Mexicano de la Juventud.

  • Gellner, E. (1994). Condiciones de la libertad. La sociedad civil y sus rivales. España: Paidós.

  • Mafessoli, M (2004). Juventud: el tiempo de las tribus y el sentido nómada de la existenica. Revista de Estudios sobre Juventud. Año 8. Núm. 20 (enero – junio). pp. 12 – 25. México: SEP – Instituto Mexicano de la Juventud.

  • Mendoza, C. (2009). Oaxaca, la democracia como antimoda. Diario Despertar en el Suplemento Político Ágora (30 de marzo). Versión electrónica en: <http://www.diariodespertar.com.mx/politica/agora/7702-Oaxaca-democracia-como-antimoda.html>

  • Zuckerman, L. (2010). Pueblo, clientela y ciudadanía. Revista Nexos. Núm. 390 (junio). pp.64 – 66. México.