OAXACA, México.- En la primera parte de este texto he señalado que el 2012 significa para el “gobierno de la alternancia” la posible ruptura del gobierno de coalición que hasta este momento ha mantenido mínima estabilidad en el poder ejecutivo y legislativo.

La unidad que han mantenido les ha permitido enfrentar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el poder legislativo que los ha llevado a cumplir algunas de sus promesas o propuestas de campaña.

Hasta este momento no me he referido al significado y oportunidad que es el 2012 para el PRI, para la sociedad oaxaqueña o los interesados en política, o sea, los ciudadanos que participarán como electores en la elección a Presidente de México, Senadores y Diputados Federales.

Antes de comenzar a escribir sobre los tópicos que he planteado, es necesario hacer un paréntesis y algunas precisiones sobre la salida de Irma Piñeyro de la Secretaría General de Gobierno de Oaxaca.

Piñeyro, el ejemplo

En la primera parte del artículo señalaba que las rupturas entre diversos políticos se comenzaban a hacer evidentes por motivos del 2012. Escribí que se puede hablar de rupturas o distanciamientos entre algunos políticos porque sus conflictos privados ya habían llegado al espacio público. Para ello ponía de ejemplo el “pleito” de los convergentes en Oaxaca por el cambio de nombre a “ex-Convergencia”, todo como un motivo para intentar posicionar a Andrés Manuel López Obrador al interior de este partido político y así permitir que un grupo interno incrementara su poder.

La semana pasada la ex-priista, ex-diputada federal, ex candidata a Gobernadora de Oaxaca por el Partido Nueva Alianza, renunció a la Secretaría de Gobierno de Oaxaca argumentando que su trabajo no pudo ser -bien- realizado por “interferencias” del “equipo” cercano a Gabino Cué, Gobernador de Oaxaca. También, porque señala que hay “camarillas” al interior del gobierno que han impedido que se pueda tener buena gobernabilidad o respuesta a los problemas que vive Oaxaca y que el gobierno de la alternancia ha señalado que piensa resolver de manera democrática.

Desde la renuncia de Piñeyro se ha dicho en la prensa oaxaqueña que hay varias “lecturas” para entender la renuncia. En efecto, las debe de haber porque no se puede argumentar que sólo “uno” ha sido el motivo para que renunciara. En primera, porque las palabras de renuncia que ha dado Piñeyro fueron pensadas para generar especulaciones. Segundo, hasta el momento ningún partido político ha salido a defender a Irma Piñeyro como funcionaria del gobierno de Oaxaca, lo que sólo demuestra que era algo que ellos ya esperaban que pasara. Tercero, el Gobierno de Oaxaca, hasta donde se sabe y que se pueda comprobar –no especular, no pidió su renuncia, ella se alejó del cargo argumentando que no la dejaban trabajar, o sea, no contó con la suficiente capacidad política para superar los obstáculos de la propia clase política.

Una de las lecturas señala que la renuncia de Irma Piñeyro es el ejemplo de ruptura al interior del “Gobierno de la Alternancia”, pero aunque en un primer plano pareciera que se está en lo correcto no es así y sí estamos ante una lectura “prefabricada” para el momento, que intenta vender la idea de crisis interna, pero que no revisa en cómo se ha desarrollado este sexenio que apenas inicia, ni cómo fue que la hoy “ex” todo llegó al poder.

En primera, la renuncia de Piñeyro no es una ruptura, porque para que esta exista tuvo que haber relación, amistad, colusión, pacto, unidad, etcétera. Desde su llegada el cuestionamiento a su cargo se dio por parte de la hoy oposición partidista (PRI), después por el movimiento gremial y social más fuerte de Oaxaca (la S-22 del SNTE), al final llegaron diversos reclamos de los partidos que hoy gobiernan, pero nadie pudo lograr que ella no llegara al cargo. Recuérdese que ella estuvo involucrada en el escándalo de diversos políticos que no contaban con los requisitos profesionales para ocupar un puesto y quedó en su cargo por el respaldo que consiguió en el Poder Legislativo, o sea, su permanencia se la debe a los partidos políticos con los que logró operar su cargo, no al poder ejecutivo, que casi hizo muy poco por respaldarla.

Desde su llegada y por los diversos eventos que ocurrieron quedó claro que no tenía relación con muchos grupos y que eran otros políticos del gobierno los interlocutores.

Ante esto, afirmar que hay una ruptura, es exagerado, no puede haber una ruptura donde el político lo único que genera es unión, pero en su contra.

También es un absurdo, como exageración, decir que un determinado grupo de poder la quito, como se ha afirmado al decir que las declaraciones de la Iglesia Católica Oaxaqueña al exigir días antes a que Piñeyro renunciara, cambios en el gobierno.

Para responder a la idea de ruptura, es necesario señalar que los sistemas políticos se mueven bajo lo que Karl Deutsch llama “covarianza”, la cual puede ser positiva cuando todos cambian juntos, negativa cuando todos pierden y mixta, cuando unos pierden y otros ganan. Lo importante es que la covarianza es un aspecto que permite mantener la estabilidad del gobierno y del sistema político. Piñeyro provocó una covarianza mixta donde todos terminaron ganando con su salida. Los opositores porque desde un inicio la desacreditaron, pero no la tumbaron; el gobierno de la alternancia, porque dejó que ella se defendiera sola y al final Piñeyro renunció; o sea, la única que ha perdido es ella, porque su renuncia viene a demostrar que no tenía relación con los grupos políticos que están en la primera fila del gobierno y que nadie ha querido defenderla o argumentar a favor de su capacidad política, sólo hemos tenido demagogia y respuestas “diplomáticas” que no tienen fondo y sólo forma para mostrar la civilidad de los actores políticos.

Sobre la lectura que se ha dado sobre que un grupo es el que ha terminado por tirar a Piñeyro esta sólo busca generar conflictividad entre algunas unidades de la política oaxaqueña u otorgarles capacidades políticas que no logran comprobar. Si los sistema políticos tienen covarianza, también tienen cohesión, pues esto permite que logren operar dentro de los mecanismos. Al lado de la cohesión, los eventos que provocan cambios al interior de la política gubernamental son aquellos que superan el “umbral”, o sea, rebasar los porcentajes mínimos que puedan despertar interés en los actores y unidades políticas para que piensen que dicho evento o político puede incidir en las estructuras del sistema y su equilibrio.

La renuncia de Piñeyro se puede leer de manera más exacta si se piensa como una actora política que logró superar el umbral para que el resto de actores políticos terminarán teniendo una postura hacia ella. En este sentido, la Iglesia Católica Oaxaqueña, solo fue una actora de la política oaxaqueña más que exigió cambios políticos, permitiendo que el umbral se rebasara o se comprobara que a pesar de la multiplicidad de actores políticos y sus posturas, había un acuerdo mínimo, los cambios y que todo se cortó por lo más delgado: Piñeyro.

En conclusión, si la agenda política local y nacional está influenciada por el 2012, no todos los eventos que se generen tiene que estar forzosamente conectados con la elección federal del año que viene.

Por razones de espacio dejaré las preguntas de inicio para una tercera parte, pero era necesario reflexionar sobre lo que ha pasado con la renuncia de Irma Piñeyro, hay mucha exageración en la prensa oaxaqueña, se daña a la ciudadanía, muchas veces hasta se les miente o se le intenta manipular.

Nota: Publicado en el suplemento Ágora el día 15 de agosto del 2011