Javier Sicilia, Lebaron y Felipe Calderón

OAXACA, México.- Apenas hace una semana leía el escrito “20 años” de Rodrigo Sandoval Araujo que se publicó en Ágora. Pensaba en ese instante que nos hablaba desde el futuro, su presente colombiano, a los mexicanos. Narraba tranquilo e inquisidor cómo la sociedad civil en Colombia se convirtió en el puente que reencontró a los apáticos y los políticos para enfrentar a la violenta realidad colombiana que había provocado el narcotráfico y la corrupción de la clase política. Nunca se atrevió a caer en la imprudente sencillez de buenos y malos, simplemente fue certero al decir que la mayoría, las diversas minorías unidas, querían vivir en paz y democracia.

El diálogo sostenido entre muchas víctimas de la guerra contra el narcotráfico en México y el Presidente de México ha sido el inicio de un reencuentro esperado desde hace muchos años, ya casi una década. Es un reencuentro entre sectores que integran la sociedad civil mexicana y parte de la clase política en medio de un diálogo que se interrumpió por largo tiempo. Sea porque la sociedad civil terminó desmovilizada para que la sociedad política -los que quieren acceder al poder- guiara el proceso de transición o porque ella misma no supo crecer al ritmo que la transición política lo demandaba y terminó polarizada por su debilidad. Es un reencuentro porque el diálogo fue público y tuvo la oportunidad de ser visto por muchas personas, aunque no por todas las que querían. Habrá ecos de este encuentro por algún tiempo.

Un día después de que Javier Sicilia y todos aquellos actores, tan diversos, que están unidos por el dolor y la esperanza de que en México somos más los que queremos vivir en paz y en democracia se pararan frente al presidente Felipe Calderón Hinojosa para decirle todo lo que han sufrido y sufren millones de mexicanos por la situación del país, han dado un paso que tiene sus antecedentes en otros encuentros con ciudadanos, ricos o pobres, que han llegado a quejarse de la situación del país con el gobierno, pues esta vez ya no sólo se ha tratado de reclamos, sino de dejar en claro que no son enemigos del gobierno federal y que este nivel de gobierno no los debe de ver como sus enemigos, sino que son ciudadanos que buscan incidir en el poder, para tratar de construir una tercera alternativa y terminar con el enemigo común: el narcotráfico y su manto protector autoritario.

Cuestión de palabras

Sí, los actores de la sociedad civil que han estado en el Palacio de Chapultepec han vuelto a dejar en claro que no quieren tomar el poder, sino incidir en él para que este responda a los intereses de la población y garantice la democracia como el medio para alcanzar la paz en plena libertad. Y lo han recordado, porque ya Fernando Martí lo dijo cuando mencionó “Si no pueden renuncien”, pues el fondo decía que no quería sus puestos, sino que los que llegaran a ellos los ocuparan para cumplir sus objetivos: representar y solucionar los problemas públicos.

Está claro que esta vez triunfaron las palabras, aquellas que se han vuelto duras y violentas, pero que en Chapultepec pudieron recuperar su significado y ser utilizadas en el contexto adecuado. No hubo malas interpretaciones, sino el reconocimiento de la realidad que se vive. Los hubiera no han existido para preguntarse otros escenarios que hoy no existen. No se trata de un reclamo al pasado sin opciones al futuro, sino precisamente de coincidir en lo que hemos perdido como sociedad y hemos permitido que nuestros políticos hagan y deshagan para su fin.

En este sentido, los protagonistas fueron los “sicilias”, los rostros del dolor y la esperanza, los hombre y mujeres que decidieron dejar sus espacio privado para convertirse en ciudadanos en activo que buscan a sus autoridades para decirles que han fallado y que ellos han sufrido las consecuencias atroces de sus actos. No han ido para esperar que el gobierno resuelva todo, sino para decirle que en el México de hoy las soluciones son compartidas. No ha sido un “monólogo” como lo ha querido redactar Luis Javier Garrido en el periódico “La Jornada”(24 de junio de 2011), pues los protagonistas han sido los actores que quieren construir una nueva opción para los problemas. No lo ha sido, porque han reconocido que el antagonistas también tiene como enemigo común al mismo villano. En efecto, Calderón ha sido un receptáculo de críticas, dolor y propuestas, pero también ha sido el representante de un político que después de 5 años ha mostrado un lado humano para aceptar los errores. Es muy probable que el presidente que llegó con “el odio”como estrategia de campaña, haya encontrado fin a la soledad en aquellos que en determinado momento echó a pelear para llegar al poder: los ciudadanos.

Hay una pregunta que nos debemos de hacer ante el encuentro entre el poder político “legal” y la sociedad civil ¿han claudicado los “sicilias” al dialogar con Felipe Calderón y reconocer aciertos y errores? No lo creo, sí creo que se han convertido en el inicio de una nueva etapa de la sociedad civil mexicana que se viene construyendo desde hace muchos años, aquella que no sólo habla de la “movilización” para poner en alerta a los políticos, sino de aquella que busca la instauración democrática para generar vías de participación en el sistema político y, sobre todo, que institucionaliza sus demandas para frenar las atrocidades de la clase política. También, es una sociedad civil que reconoce que la democracia no se construye desde arriba, ni desde abajo, sino de todos lados.

Los “sicilias”·han sido más profundos que aquellos que consideran que la violencia puede terminar con la violencia, y no solo me refiero a la del Estado, sino también a aquellos discursos “revolucionarios” que ven en las armas la solución; han sido más profundos que aquellos que quieren “la concertacesión” con el narcotráfico porque lo consideran algo insuperable. Los sicialias no son “enanos”, pero entiende que sus objetivos normativos se tienen que ir materializando poco a poco. ¡Esto no va a cambiar de un día a otro!, pero tampoco lo va hacer sino hacemos nada.

Las palabras y el reconocer la existencia de una sociedad civil y a sus gobernantes, imperfectos como cualquier hombre, es un buen inicio. Ni los que nos gobiernan son “dioses” y sí la sociedad civil – como teoriza Hegel- es el espacio “ético” y “antiético” de lo que se considera correcto para determinada sociedad. Así, nada está dado para siempre, nos podemos deshacer de aquello que ya no consideramos “correcto”, que más quisiéramos que, por ejemplo, “el machismo” se eliminara de un día para otro, pero sería pensar que los prejuicios se añejan de un día para otro y lo correcto es que esto ha sido de generación en generación. Fueron décadas enteras de autoritarismo, que no se terminan con la derrota de un partido político, sino con la derrota del modelo de vida que quiere seguir imponiendo, el silencio de ellos también es cómplice.

Motivan

En los medios de comunicación el diálogo de Chapultepec entre los actores de la sociedad civil y el Presidente de México, ha sido bien recibido, pero no por eso debemos borrar que han sido los grandes medios los que han colaborado en gran parte para que las voces no se escucharan en más rincones de México. Tiene razón Álvaro Cueva “Yo no sé qué esté pasando con la realidad, pero lo que sí sé, es que la realidad está cada vez menos presente en la televisión…” cuando se refiere que la “tele” abierta no transmitió el diálogo “A lo mejor soy un necio, amargado de lo peor que considera que un evento así puede llegar a ser más importante que los sketches de “Hoy”, pero ayer yo esperaba algo parecido a una cobertura especial en los canales abiertos y, pues, nada (La asquerosa realidad/Milenio: 24 de junio de 2011)”.

Aun así, sin ser perfecto y arrasador, el resultado ha sido positivo, pues se ha penetrado en muchos sectores que no pensaban en una tercera solución a la lucha contra el narcotráfico en México.

Sí, la gran victoria de “los sicilias” es que lograron plasmar que no sólo se trata de violencia y “pacto con el narco”, sino de que hay un tercer camino que se está construyendo desde un tercer actor que se ha abierto las puertas de lo público a empujones y descalificaciones para recuperarlo. Sí, la tercera opción para resolver el problema del narcotráfico en México está en la sociedad civil. En la clara y “ética” participación ciudadana que terminará por señalar qué es lo políticamente correcto en el México democrático que se está construyendo.

No quiero terminar sin señalar que después de estos diálogos hay derrotados. Primero, el discurso de odio de intelectuales como Luis Javier Garrido en su escrito “Monólogo”. Segundo, aquellos grupos políticos y partido político (PRI) que no ha colaborado en el combate al narcotráfico y que piensa que la solución es el “pacto”. Tercero, han perdido aquellos que consideran que sólo el gobierno es culpable y desde la sociedad política, se convierten en cómplices al no buscar opciones para solucionarlo.

Han ganado “los sicilias” al señalar las culpas y errores no sólo del gobierno, sino de la sociedad política, pero también lo han hecho al mostrar que la sociedad también ha sido derrotada por “los malos” (opositores a la democracia) cuando deja escapar su actuación de autonomía para mostrar que ella es el “autogobierno” en el espacio público. Ha sido derrotada aquella sociedad que no denuncia y que solapa criminales.

No hay nada más conmovedor que una sociedad pensándose, no hay nada más conmovedor que una sociedad que no sólo reclama, sino que genera propuestas para solucionar lo que aqueja. Chapultepec ha sido el escenario de “cuando los sin voz tuvieron voz”.