El vómito que provoca la política./Imagen. Inciplopedia.

OAXACA, México.- Hay una generalidad que recorre la política mexicana y la mayoría del mundo: la política es mala. También se puede decir que está llena de personas que la utilizan para intereses particulares. Es común escuchar a una persona, en cualquier lugar, decir que la política no sirve para nada a la sociedad o que es el mal de fondo de nuestra época.

La mala imagen de la política se discute día a día, la opinión pública constantemente nos muestra los adjetivos calificativos negativos que han conducido a que ya nadie crea en ella, desde políticos corruptos hasta aquellos que sólo la utilizan para beneficio personal. Siempre nos hemos preguntado ¿por qué la política es concebida como mala ante aquellos que no pertenecen a la clases política? Y las respuestas salen casi en automático. En este sentido, el diagnóstico nos dice que estamos “hasta la puta madre” de que la política práctica nos tenga en las condiciones actuales a nivel mundial, regional, nacional y local. Por ello es interesante responder a la pregunta ¿cómo hacer para que la política ya no sea concebida de manera negativa por la mayoría de la población? Para contestar de manera propositiva tiene que existir cierto optimismo entre nosotros, pero creo que también cierto realismo. Desde mi postura, hay que partir de la frase “como nos ha ido en la feria”, pensar desde lo peor que nos ha pasado, hay que pensar lo que más duele, el recuerdo que nos mantiene en shock, buscar lo que nos provocó el “vómito” hacia la política.

Comparto la opinión de que la corrupción es un mal mundial que ha provocado que la política sea mal vista. No se que tan objetiva sea mi observación, porque si aplico esa frase de que uno opina “como le ha ido en la feria”, tendría que reconocer que soy parte de una sociedad que ha vivido en la corrupción como parte de su forma de vida pública. Aun así, creo que la objetividad la pueden dar los diagnósticos que desde diversas partes del mundo se han dado sobre los orígenes de la crisis económica mundial que vivimos en los últimos años de esta década1.

Con la crisis económica mundial todos nos sentimos realmente “jodidos” por los políticos, pues no habían hecho nada por pararla y sí salían a declarar con cierto descaro y esperanzas de que sus bonos electorales no cayeran, que la culpa no era de ellos, pero que iban a hacer todo lo posible para reglamentar el sistema económico sin caer en los errores de “estatatizar la economía”. Aun así, la crisis económica tuvo sus escenarios nacionales, donde algunos países salieron “librados” de la crisis o con daños menores al umbral que marcaba la catástrofe. Hubo otros países que simplemente se desmoronaron y sus sociedades vieron como todo se exponenciaba en su nación. Al final, todos coincidieron en que la clase política solucionó parte de la crisis o terminó por agravarla. Seguimos “jodidos” en este tema, ya que las soluciones de fondo no han llegado.

En lo local también vivimos este fenómeno económico y dependiendo de nuestras deudas como de la fortaleza de las finanzas públicas de nuestros gobiernos, así como el diálogo constante con las empresas la crisis se sintió o se vio por TV. Lo local es lo que nos permite tener una impresión más precisa sobre la política, lo que percibimos a nuestro alrededor supera a lo que vemos en los medios de comunicación, ya que lo que leemos, escuchamos y vemos en los medios masivos lo consideramos en otro lugar, que puede estar cerca o lejos, pero no en nuestra vida cotidiana o en las calles que recorremos.

Lo local

Es el contexto -inmediato- en el que vivimos lo que nos hace tener una concepción de la política. Oaxaca parece estar de buenas por la alternancia en el poder del estado, pero decir esto plantea una cuestión demasiado subjetiva, pues plantea una posición política a favor de la alternancia. Si le preguntamos a un derrotado, a un votante del PRI, no estará en esta lógica de que se vienen buenos tiempos. Los que simplemente no votaron por alguna opción política en el último proceso electoral local, pueden ser todavía más duros sobre esta observación, más críticos, ya que la “oposición” no se les hizo digna para recibir su voto, o sea, observaron vicios y/o prácticas políticas en los opositores que no se les hicieron correctos, ni deseables para que llegaran al gobierno. En el fondo, saben que al menos los rostros y colores han cambiado. Después de la algarabía de los victoriosos, preocupaciones de los derrotados y dudas de los “abstencionistas” el candidato se vuelve gobernante y entonces le toca comenzar el cambio y comúnmente la percepción positiva va a la baja. La desilusión comienza.

Aunque los medios de comunicación sean acaparados por los temas macropolíticos, lo importante es comenzar a tratar los temas micropolíticos, entendiendo estos últimos como aquellos que están en nuestra localidad política, sea municipio, agencia o ciudad. Ya que si logramos generar una mejor convivencia en los espacios públicos en los cuales realmente tenemos presencia “física”, podemos tener un mejor ánimo para enfrentar a los temas macropolíticos, que casi siempre vienen de fuera, de manera conjunta con aquellos ciudadanos que pueden estar a kilómetros y han comenzado a trabajar por lo local para incidir en lo global.

Un ejemplo para lo local

Hay un tema que nunca estuvo de manera directa y como eje rector, planteado de fondo, en los opositores en la campaña como en estos meses previos a entrar al poder y sí solo como declaración que llamara la atención de los medios de comunicación y en consecuencia de los ciudadanos que se mantienen informados2: la investigación histórica sobre los hechos de represión que se cometieron en el régimen autoritario priista. No me refiero solamente a la creación de relatos que pululan tanto en las versiones oficialistas como movimentistas que señalan a los culpables desde su propia versión de los hechos, sino a una revisión de todo lo que pasó en el régimen autoritario priista en materia de actos violatorios a la vida de las personas y los derechos humanos. Con esto quiero decir que es necesario saber qué pasó con los opositores al gobierno desaparecidos, torturados y asesinados, pero también de aquellos que fueron presas de los movimientos sociales y antisistémicos, de los policías que tuvieron que hacer cosas bajo amenazas. Mi postura para reivindicar la política en Oaxaca (lo local), pasa por tener una reconstrucción de los hechos, buscar la verdad, y una reconciliación en la sociedad. O sea, tener en claro que hubo autores intelectuales y materiales y que estos últimos también pudieron tener torturadores que eran patrocinados desde el mismo gobierno de Oaxaca. Lo que he mencionado es un ejemplo de lo local y como solucionar este pendiente puede servir para reivindicar la política, pues lo que van a otorgar perdón o no, serán los propios actores y no el gobierno y el sistema judicial, pues este último a lo que se dedica es a la justicia y esta no siempre reconcilia.

En este sentido, la política se puede reivindicar desde lo local, siempre y cuando quienes lo hagan sean los ciudadanos y no los supuestos “representantes políticos”. Puede ser que esto lo piense por “el vómito de la feria” que ha sido el régimen autoritario en Oaxaca, pero la posibilidad de esta propuesta radica en que la democracia la construimos todos y que para ello, primero debemos comunicarnos todos y está claro que en nuestra sociedad hay dolor, rabia y odio entre los ciudadanos que no están en la clase política, pero esto ha sucedido porque no han existido los espacios públicos donde busquemos el perdón. Al final de cuentas el que asesinó, por más que lo perdonen, su crimen quedará en sus recuerdos y por medio de la construcción de una investigación de los hechos en la historia de Oaxaca, como ejemplo de lo que debemos -siempre- evitar: la violencia y fractura de la sociedad. No todo está perdido, pero tampoco hemos hecho mucho por recuperar la política y regresarla a la ciudadanía, sino hacemos nada, seguirá secuestrada por los “políticos profesionales”.

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1Cuando comenzaba la “crisis jazz” escribí un artículo sobre la corrupción en el sistema financiero y económico mundial como consecuencia de la falta de reglamentaciones hacia como operan las transnacionales y los grupos financieros que se conserva en los primeros números de Ágora.

2Algo similar ha pasado con el tema de medios de comunicación y gobierno.

Nota: Publicado en el suplemento político Ágora del Diario Despertar el 29 de noviembre de 2010