Congres de Oaxaca, la disputa.

OAXACA, México.- Este mes es trascendental para el cambio de poderes políticos en Oaxaca. Primero, revisten una expectativa única porque el partido que fue hegemónico hasta este año, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), comienza a dejar el poder que mantuvo durante todo el siglo XX y esta primera década del siglo XXI en en el Estado. Segundo, porque no hay mayorías en el poder legislativo oaxaqueño por parte de algún partido. Tercero, porque hay una pluralidad inusitada en la Cámara de Diputados local, que al menos representa a la mayoría de las fuerzas políticas que pretenden acceder al poder. Enseguida presento algunos escenarios sobre lo que puede pasar en estos primeros meses de reacomodo legislativo, pero antes daré un contexto general sobre como se llega al cambio de diputados locales en Oaxaca.

Después del 4 de julio, cuando los resultados electorales demostraban que el Partido Revolucionario Institucional y el Verde Ecologista habían perdido la elección de gobernador, sólo faltaba verificar como quedaría conformado el poder legislativo. Esto, porque el legislativo se convertirá en el contrapeso del poder ejecutivo en Oaxaca, o sea, el triunfo de la oposición en la gubernatura, reconfigura todo el sistema político, su cohesión y covarianza.En el caso del poder legislativo, los sucesos han provocado que al menos el mes de agosto y septiembre no existiera certeza sobre a quién correspondería una diputación plurinominal que peleaba el Partido Verde Ecologista de México y el Partido Acción Nacional. La solución al problema tuvo que llegar por parte de los Tribunales Electorales y será el PAN quien se quede con esta curul.

Una de las cosas que hay que destacar, es que se esperaba un golpeteo público por parte de los partidos de oposición para ver quién iba a dirigir cada bancada legislativa, todo se ha resuelto de buena manera; o sea, los opositores al interior de sus partidos políticos siguen unidos. No pasó lo mismo con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual ha vivido diversas diferencias entre grupos de militantes que han llegado a los medios de comunicación, mostrando que no todos quedaron satisfechos con el reacomodo después de la derrota. El PRI oaxaqueño decidió que el grupo que dirigió a la estructura en la derrota del 4 de julio siga al frente de este. En el poder legislativo, las riendas de su bancada estarán en manos de un político cercano al grupo del gobernador Ulises Ruiz Ortiz.

El secuestro de un diputado electo de Acción Nacional vino a enrarecer el ambiente político en Oaxaca, que cabe destacar, después del 4 de julio navegó en un escenario positivo, alejado de aquel que planteaba que todo se solucionaría en tribunales electorales y en un estira y afloja. Al secuestro o levantón del diputado electo, pues no se ha aclarado que fue, se han sumado en la penúltima semana de octubre dos asesinatos que terminaron con el escenario político tranquilo, construido bajo el consenso público de una oposición tranquila que por medio de foros se acercaba a los círculos de la sociedad civil oaxaqueña que querían participar. Por medio de atentados se mataron a dos líderes visibles de movimientos sociales que, en el caso de uno de ellos, apoyó abiertamente a la coalición opositora encabeza por Gabino Cué y, el otro asesinado, participó en la creación de opciones partidistas distintas al partido autoritario. Primero fue asesinado en Tuxtepec el líder de esa zona del Comité de Defensa Ciudadana (Codeci), quien simpatizó con la transición política en Oaxaca. En menos de 24 horas el líder moral del MULT y fundador del partido local e indigenista Unidad Popular, Heriberto Pazos Ortiz, fue abatido cuando dos asesinos se acercaron a su vehículo y terminaron con su existencia a plena luz del día y en una zona transitada.

En este clima enrarecido por la violencia hacia diversos líderes sociales y políticos, la Suprema Corte de Justicia de la Nación asestó dos golpes fundamentales al Partido Revolucionario Institucional ante las decisiones que como mayoría legislativa había tomado en Oaxaca. La primera, permite que se revisen las cuentas públicas de este gobierno, quitando la protección fiscal y administrativa que la actual aplanadora priista había realizado por medio del aparato legislativo. El segundo revés a los legisladores oaxaqueños se dio cuando la SCJN decidió declarar la invalidez de la reforma aprobada en el mes de julio de este año, la cual consiste en la conformación de una Junta de Coordinación Política que le garantizaba al PRI el control del poder legislativo. Con este último revés, se evita que la primera mayoría, el PRI, sea el encargado de proponer de manera unilateral quien ocupará el cargo de tesorero y de oficial mayor. Por supuesto, no se debe olvidar que con esta “reforma”, el tricolor pretendía hacer la contratación del personal de la Cámara de Diputados de Oaxaca.En este contexto entrarán los nuevos legisladores oaxaqueños que conforman LXI Legislatura, primera con una pluralidad amplia, pero en la cual no están todos los partidos políticos, pues el Verde Ecologista volvió a fallar en sus cálculos políticos y el Partido Nueva Alianza (Panal), después de las disputas internas estuvo por debajo del umbral para alcanzar una diputación por representación proporcional.

Las conclusiones que se pueden sacar de este contexto son las siguientes:

1. Los problemas poselectorales existieron, pero no fueron graves, pues hasta el momento hay certeza en lo legal y legitimidad de origen, o sea, se han respetado los resultados electorales y las resoluciones de los Tribunales Electorales.

2. La violencia hacia diversos líderes políticos, que ha provocado muertes y un secuestro o levantón, ha enrarecido el clima político y social de Oaxaca, pero esto es indicativo de una transición conflictiva y un régimen autoritario de origen que en los últimos días del partido hegemónico sigue practicando el mismo modelo político que siempre utilizó mientras estuvo en el poder .

3. La Suprema Corte de Justicia de la Nación y sus respectivas resoluciones, permiten que la nueva legislatura pueda revisar el manejo de los recursos económicos que se hizo en el sexenio de Ulises Ruiz Ortiz y que los diputados electos entren sin ninguna mayoría “artificial” que formara una junta de Coordinación Política. O sea, los diputados locales (LXI) entran como se esperaba, como está la actual legislación (LX) en Oaxaca.

4. Ningún partido político tiene mayoría absoluta en la Cámara de Diputados de Oaxaca, pero el PRI es el grupo parlamentario con más diputados. El PAN es la segunda fuerza legislativa y el PRD la tercera.

Escenario 1

En la transición a nivel nacional, el poder legislativo se convirtió en el dolor de cabeza del poder ejecutivo desde que ganó otro partido que no fuera el PRI. Fox y Calderón han carecido de una bancada que sea mayoría en el legislativo. Hay algo similar en el caso oaxaqueño.

Como apuntaba, nadie es mayoría en el poder legislativo por partido político, o sea, por bancada, pero si retomamos las alianzas electorales, el PRI sería la primera minoría parlamentaria y el PAN, PRD, PT y Convergencia la mayoría, ya que estos partidos fueron en una coalición para llevar a Gabino Cué a la silla de gobernador.

En este sentido, si se mantiene la lógica de las alianzas, los ganadores serían los partidos de oposición que derrocaron al PRI. El escenario es un tanto difícil que se dé en un largo tiempo. Primero, porque el juego político ha cambiado, ahora ya no intentan ganar el poder, sino que ya están en el poder ejecutivo por medio de Gabino Cué. La cuestión es en el legislativo, nadie tiene el poder absoluto, sino que comparten el poder, haciendo que este se difumine para sus intereses, ya que ninguno es mayoría. Mantenerse en alianza en el legislativo, implica tener una agenda común y de la competencia electoral a la forma de sociedad que se quiere construir hay mucha diferencia.

A pesar de las posibles diferencias ideológicas entre cada partido político y actor político, hay una coincidencia que puede unificarlos y, al mismo tiempo, brindarles un beneficio ante el electorado a todos los que se aliaron para derrocar al PRI. Este se basa en la construcción de una agenda legislativa que ponga los cimientos de la democracia, o sea, realizar las reformas necesaria para poner -aunque sea- en los mínimos en clave democrática al régimen político. Si los legisladores anteponen a los grandes pendientes sociales, económicos y culturales que tiene Oaxaca, los pendientes que tienen que ver con el sistema político oaxaqueño, promoveran una covarianza positiva de manera macro en la clase política; además, permitirán hacer una distinción fundamental entre fuerzas autoritarias y democráticas. En este sentido, la base de este escenario plantea un acuerdo entre las fuerzas políticas de la oposición, para hacer una agenda común parlamentaria que reglamente los intercambios en el sistema política de manera democrática, permitiendo que en un futuro, las reglas claras y la competencia política sea igual para todos los partidos, sea quien sea, el que esté en el poder ejecutivo o tenga una mayoría absoluta en el poder legislativo, permitiendo que las disputas políticas no lleven a un juego de suma cero o, lo peor, un estancamiento legislativo.

Escenario 2

Otro escenario es precisamente la parálisis legislativa que conduzca a que todo siga funcionando como hasta ahora. Si observamos el legislativo nacional, hemos padecido este mal por años. En muchas materias las reformas han sido mínimas y en el caso de poner en clave democrática al Estado Mexicano, todo está parado. La llamada Reforma del Estado se ha quedado en el olvido.

Este escenario se ha dado por la falta de acuerdos entre los grupos legislativos, que ante la falta de diálogo y acuerdos, terminan evitando que cualquier reforma de grueso calibre pase.

En ese sentido, la disciplina partidista juega un rol importante: el político hace lo que dicte el partido político porque su futuro político dependen en gran parte de la relación que tenga con él. Si en un determinado momento contradice lo que el partido dicta y antepone su visión política o intereses personales, puede quedar a la deriva en su carrera política o ser atraído por otro partido, donde tendrá que cabildear para seguir con vida “electoral”.

Este escenario plantea que no sólo depende de los diputados electos su actuar, que ellos se pongan de acuerdo, sino que también las cúpulas partidistas juegan un rol importante a la hora de entregar la libertad de actuación en la Cámara de Diputados.

Escenario 3

El Partido Revolucionario Institucional se convierte en un factor decisivo para cualquiera de los dos partidos que fueron la base electoral de la coalición gabinista: PAN y PRD, ya que sus votos le permitirían pasar propuestas legislativas y reformas a cualquiera de los dos. En este escenario, al igual que por muchos años lo ha sido a nivel federal, el PRI se convierte en el fiel de la balanza.

De suceder esto, estaríamos presenciando la ruptura entre la derecha partidista y el partido más representativo de la izquierda oaxaqueña, el PRD. Además, el PRI podría mantener el control de la legislatura en caso de que las fuerzas terminen divididas y en la lógica de la no cooperación.

Si esto sucede, el tricolor trataría de operar una serie de reformas políticas que destraben la parálisis legislativa, siempre y cuando él mantenga el liderazgo en la Cámara de Diputados. Por lo tanto, este escenario nos regresaría a aquel que promovió el tricolor a final de esta legislatura (LX) y el cual terminó cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) fijó su veredicto.

Inéditos

Sin duda alguna, los tres escenarios que he planteado -y que no son los únicos-, son inéditos para el poder legislativo oaxaqueño. Además, demuestran que su aparición nos habla de una nueva pluralidad legislativa que puede permitir, si los actores políticos así lo deciden, la instauración democrática en un tiempo considerable.

Es muy cierto que los partidos que ahora acceden al poder pueden señalar que falta todo por hacerse en Oaxaca para construir la democracia, pero también es cierto que está en manos de ellos comenzar a hacer este trabajo, lo único que los detiene, por este momento, son sus intereses partidistas y las posibles rencillas internas que puedan tener.

Una cuestión hace falta en estos escenarios, esta tiene que ver con la sociedad civil oaxaqueña y el trabajo que pueda hacer para presionar y proponer reformas a los integrantes del poder legislativo. Considero que la sociedad civil puede ser el factor externo al legislativo que incline la balanza a favor de la democracia en Oaxaca. Sería importante que se cree un portal donde los ciudadanos puedan vigilar a los diputados, algo parecido a “Dejemos de Hacernos Pendejos” (DHP).

Nota: Publicado en el suplemento político Ágora del Diario Despertar.