Oaxaca, México.- Esta semana estará cargada de la información que genere el Tercer Informe de Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. Casi siempre, los resultados que se dan a conocer son a nivel país, sólo las obras ‘monumentales’, que quedarán para la posteridad y el recuerdo de este sexenio, serán ‘cacareadas’ en las regiones que se han hecho.

Más allá de las cifras y los corolarios de una Cámara de Diputados formada el 5 de julio de 2009, que señala el inicio del fin de este sexenio, es importante asimilar el tipo de relación que el gobierno federal ha mantenido con Oaxaca.

En primer orden, la relación entre el gobierno estatal y federal está marcada por el dialogo entre dos partidos políticos, con ‘distintos’ programas e ideologías, que tienen que conciliar a sus gobiernos para evitar actos que desestabilicen al sistema político mexicano y oaxaqueño.

La relación que han mantenido los titulares como los secretarios de los gobiernos ha sido estable, ni ha ido a la alza ni a la baja desde que Felipe Calderón llegó al poder. Este será el primer cambio que se espera con la nueva legislatura en la Cámara de Diputados.

Se puede aseverar que las decisiones que dependen de manera directa del gobierno federal han tenido una relación tranquila y de respeto, más que de cordialidad, con el gobierno encabezado por Ulises Ruiz Ortiz. Las relaciones cambian cuando el gobierno federal resuelve un conflicto político y el gobierno del estado tiene que ser participe en esta relación: se vuelve a respetar la decisión, pero se hace presente el discurso en donde se plantea una postura de oposición del gobierno estatal hacia el federal.

El proceso electoral y el virus A-H1N1 mostraron que el gobierno del estado cambió de manera drástica, 180 grados, la forma de dirigirse al gobierno de FCH o FECAL (como lo abrevia la izquierda no cooperativa), pues no sólo se volvió un discurso opositor, sino bélico, lleno de críticas basadas en el tiempo electoral hacia el gobierno federal, pero que dieron resultados positivos en las urnas.

En este sentido y según un posible escenario de futuro inmediato, el gobierno oaxaqueño equilibrará  más la relación, el diálogo, con el gobierno federal, al contar con un número importante de diputados federales.

En lo económico, el gobierno federal le ha puesto atención a Oaxaca. Los prestamos que se han solicitado han sido autorizados y los programas sociales han tenido un incremento sustancial en todo el territorio. En otras palabras, hasta el momento no hay ninguna traba para el gobierno oaxaqueño en este rubro, más que el hecho de cabildear un ‘ajuste’ de las cuentas que queda en manos del gobierno del estado: si los créditos se aplican mal, no funcionan, se pierden, etc., sólo será culpa del gobierno ulisista y la ley se tendrá que aplicar. Al menos eso se percibe hasta este momento en este rubro.

En materia de seguridad, hay cierto respeto por las formas en que se lleva acabo el programa de seguridad pública estatal, pues a diferencia del año 2008, donde se impuso desde lo federal al gabinete de seguridad, como consecuencia del mal manejo de esta área por parte de los políticos oaxaqueños, el gobierno federal ha dejado el camino libre, sin trabas, al gobierno del estado. En este rubro, se ocupa la misma formula que en el área económica: el gobierno federal se lava las manos y el gobierno del estado carga con los triunfos y derrotas. Hasta el momento las cuestiones en materia de seguridad siguen navegando en el escenario menos malo en el estado. Por una parte los secuestros, levantones y delitos comunes siguen a la alza; por otra parte, los cárteles de la droga que tienen presencia en el estado siguen teniendo un bajo perfil, no hay batallas públicas y los ajustes de cuentas no han afectado a la población civil. Este escenario parece que vivirá su etapa crítica entre más se acerque la sucesión a gobernador y los cárteles comiencen a operar políticamente.

En materia social las cuestiones se difuminan. Hasta este momento, los mejores programas sociales que  provienen del gobierno federal han funcionado de buena manera en el estado. Esto ha tenido una debilidad y, al mismo tiempo, una guerra mediática, pues los dos gobiernos se han atribuido los logros. En cierta manera, el dinero lo ha puesto el gobierno federal y (parte de) la logística el gobierno del estado. La consecuencia es que los dos gobiernos publiciten los logros. Algo similar, pasará con la súper carretera a Puerto Escondido que ha comenzado a ser construida. Esta será un logro del gobierno federal si es que se construye, pues al ser una obra federal tendrá que lidiar con los grupos de presión que se opongan a la misma, pero el gobierno del estado se apuntará en el logro ‘porque ellos cabildearon y presionaron su construcción’.

Felipe Calderón Hinojosa dejó de demostrarle su amor a Oaxaca con obras, como el mismo lo declaró en una de sus primeras visitas, tampoco ha mostrado enojo o molestia hacia el estado, simplemente indiferencia, pues se observa que ha dado la independencia que tanto alegaban los gobernadores al gobierno federal. Si las cosas fallan, si la mayoría de las cuestiones que están en manos del gobierno del estado salen mal, no sólo el gobierno federal podrá decir ‘ya ven, tenía razón’, sino que se convertirá en el salvador del estado, teniendo como consecuencia inmediata su presencia en las elecciones a gobernador del estado.

Hoy Ulises Ruiz y su operación electoral tiene el sartén por el mango, pero la crisis económica mundial es algo que se mueve sola, con actores que no juegan en los eventos políticos de México. Si no se atienden de buena manera los problemas financieros de los municipios y se realiza una sucesión tranquila, se conocerá otro fracaso más de gobierno en Oaxaca y la victoria electoral volverá a servir para lo de siempre, para nada. Por supuesto, el buen gobierno en el estado dependen en gran manera de los resultados que puedan obtener los diputados federales por Oaxaca, sino hacen nada, los problema se incrementarán.

No hay mucho que delinear en este tercer año de gobierno de Felipe Calderón Hinojosa hacia Oaxaca, más que una ‘posible’ estrategia que dependen en gran manera de la capacidad de gobierno y política que tenga el gobierno de Oaxaca, el mismo que en tiempos electorales ya incendió una vez el estado y que tardó tres años, los que lleva Calderón, en apagarlo o, al menos, mantenerlo controlado. Sólo hay que recordar que esto se logró con la ayuda federal, la misma que este año se retiró y que se puede confrontar en el poder legislativo en el futuro inmediato.

Nota: Publicado el 31 de agosto del 2009 en ADNsureste.info