Este breve ensayo es pura “teoría chechariana”, una crítica aguda a la forma vertical en la que se relaciona de manera general la clase empresarial oaxaqueña y el poder político. Para ejemplificar esta relación que ha permitido la sobre-vivencia de estos dos poderes, se ejemplifica el último conflicto entre empresarios turísticos oaxaqueños afiliados a la Alianza de Transportistas Turísticos de Oaxaca (ATTO) y la empresa Autobuses de Oriente (ADO).

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Empresarios y políticos en Oaxaca, una relación a la antigüita

El Estado revolucionario hizo algo más que crecer y enriquecerse.

Impulsó y protegió el desarrollo de la clase capitalista”.

Octavio Paz “El Ogro Filantrópico”.

Oaxaca, México.- En el primer número de ciudad y NEGOCIOS escribí un artículo sobre la relación que guardaba la clase empresarial mexicana y la clase política gobernante mexicana en el siglo XX. Regreso con el mismo tema por los eventos que se han suscitado entre los integrantes de la ATTO y la empresa mexicana ADO.

El Estado Oaxaqueño actual a pesar de haber perdido en los últimos seis años un grado de legitimidad considerable, lo que ha conducido a un proceso de transición hacia la democracia, sigue manteniendo una serie de patrones que le permiten mantenerse en el poder. Más que ser un Estado, se ha convertido en un Super Estado, donde no obra como un demonio sino como una máquina bien aceitada y que ha logrado que todos sus engranes principales sigan funcionando a la perfección. Ante esto, podemos sacar la primera conclusión: El Estado Oaxaqueño es un producto del Estado Mexicano en el siglo XX, es el amo todo poderoso.

Si la característica principal del Estado Mexicano en el siglo XX fue el autoritarismo que le permitió reinar al PRI como un “Partido-Estado”, este tuvo una serie de características secundarias que le permitieron crear un modelo de “organización política” que lo llevó a controlar todo. Por lo tanto, fuera del Estado autoritario mexicano, como en el oaxaqueño, no hay nada.

Lo político, lo social y la organización económica no son un producto autónomo, sino un diseño del Estado Oaxaqueño. Por una parte, el Estado es el heredero de toda una tradición que proviene desde Benito Juárez y en el se guardan los tesoros ideológicos más preciados que nos convierten en un producto “único” que emociona y convence de que nada debe cambiar porque todo está bien. Por otra parte, el Estado también es la palanca de la modernización, aquello que nos permite seguir vigentes ante el mundo y al mismo tiempo, convive con “el mágico pasado oaxaqueño”.

En este sentido, todo lo “nuevo” que llega a Oaxaca pasa por un proceso de autorización del Estado protector que nos brinda “patrimonio”, pero que nos protege de aquello que nos puede dañar, desvelar y conducir a laberintos “malignos”.

Si el Estado Oaxaqueño es producto del Estado Mexicano del Siglo XX0, los empresarios oaxaqueños son productos de este. El Estado es el agente modernizado, no la sociedad, pero para poder hacer esto hace una serie de concesiones a particulares para que puedan llevar acabo la obra “modernizante”. Los empresarios son este grupo que se beneficia de manera económica del Estado, pero este también es el principal capitalista, pues concentra la riqueza para fortalecer al “pobre” poder político que no sabe que hacer ante los cambios externos.

Se puede afirmar que el Estado es el capitalista más poderoso y entorno a él hay un grupo que funciona como hacedor de sus obras y al mismo tiempo como un simple recolector de recursos: el empresario. Por lo tanto, el Estado oaxaqueño en lo general enriqueció y protegió el desarrollo de la clase empresarial de Oaxaca. Al mismo tiempo creó organizaciones obreras y otros grupos populares que le han permitido legitimarse a lo largo del siglo XX y en la primera década del siglo XXI.

El Estado Oaxaqueño ha funcionado como un papá protector ante todos los grupos que lo han legitimado, los protege de todo aquello que atente contra su forma de vivir, porque en el fondo atenta contra su propia legitimidad, su sobrevivencia, su existencia. Los hijos del Super Estado siempre estarán en deuda con su progenitor: le deben su patrimonio, sea grande o pequeño.

En conclusión, el gobierno y el PRI comparten el poder con la clase empresarial y los grupos populares, obreros y campesinos. Si el Estado Oaxaqueño que se formó en el siglo XX sigue existiendo es porque controla el capital, el trabajo y el partido. Por su parte, los grupos que se oponen a este modelo vertical de controlar a la sociedad y ponerla para atender al gobierno siguen siendo minoritarios en Oaxaca, pero hay que reconocer que existen.

El enemigo externo

A nivel nacional la relación entre los grupos de poder de la sociedad mexicana y el poder político han cambiado de forma considerable. La relación entre empresarios y políticos se ha convertido en una relación netamente horizontal y que está guiada en su mayoría por las leyes que con el avance de la democracia son menos “ambiguas”.

Si en Oaxaca el desarrollo o desaparición de un empresario depende de manera sustancial de la decisión del grupo gobernante que utiliza a las leyes como una simple fachada, a nivel nacional la clase empresarial ha cambiado de manera sustancial. Veamos.

Los empresarios mexicanos soportaron a la clase política gobernante hasta los años setenta. Cuando los cambios en el modelo económico les afectó a una gran mayoría, el empresario mexicano pasó a la desunión de clase que estaba subordinada al partido hegemónico y comienza a vivir la pluralidad de ideas al interior de los grupos empresariales.

La politización del empresario provocó la aparición de por lo menos dos grupos. Por una parte, aquellos que fueron fieles al gobierno patrimonialista y, por la otra, aquellos que buscaron la independencia, teniendo como consecuencia que nacieran las uniones “patronales” y fuertes confederaciones de empresarios que comenzaron a buscar nuevas opciones políticas y a promover el liberalismo económico que se practicaba en otras naciones para ese entonces.

La autonomía empresarial obtenida en los últimos treinta años del siglo XX, provocará que estos se libren de los atavismo “protectores” del Estado Mexicano, provocando que el desarrollo económico de los grupos “independientes” se comenzara a notar en diversas regiones del país, destacando aquellas cercanas a Estados Unidos y donde la iglesia católica y el Partido Acción Nacional tenían una presencia importante.

Al lado de las transformaciones económicas que se observaron, los procesos de cambio político se hicieron evidentes y terminaron por fracturar la legitimidad del PRI. En este sentido, la fractura entre los empresario y la clase política priista provocó que los primeros se convirtieran en actores fundamentales de la transición política que se desarrollará de manera más clara en la década de los noventa.

Los empresarios se convierten en un contrapeso fundamental para el poder político, pues crean mercados regionales que les permiten obtener cierto poder, sus protestas dañarán de manera sustancial el poder económico del régimen y por medio de la negativa a pagar impuestos provocarán que el gobierno atienda sus demandas1.

En la actualidad, los empresario mexicanos a nivel nacional son los principales promotores de una serie de reformas a las leyes mexicanas que permitan la instauración de la democracia. El interés de la clase empresarial es que las leyes e instituciones mexicanas reglamente de manera clara la competencia y el mercado, esto evita que el crecimiento de una empresa dependa de un gobernante y si este quiere abusar de su poder político, exista otro poder que pueda dirimir los problemas.

La actual Reforma Política que intenta abrir paso a la Reforma del Estado Mexicano ha sido patrocinada de manera importante por los grupos empresariales, no sólo consideran que es positivo para México y la competencia de este en lo internacional, sino que han propuesto una serie de herramientas que permiten limitar el poder político y supervisarlo de manera constante.

No todas las regiones del país han transitado a la democracia. La consecuencia es que en estos lugares la mayoría de los empresarios siguen legitimando al “ogro filantrópico” que les ha dado su patrimonio y que los ha protegido de perder sus “nichos de mercado” ante la competencia que llega como consecuencia de la globalización2. Además, estos territorios se caracterizan por tener un mercado “local” débil, sin desarrollar su potencial, pero esto permite que los estratos sociales no crezcan de manera desproporcional, evitando que los lugares históricos que ocupan las familias tradicionales no se pongan en riesgo.

La ambigüedad de la ATTO

 

 

Grafico 1
Satisfacción en destinos turísticos

Hemos asistido desde el mes de enero finales de 2009 y principios del 2010 a escenas del pasado nacional y al presente oaxaqueño de los empresarios. En Oaxaca la actitud que ha mostrado la ATTO ante la competencia que significa la entrada del ADO al servicio de traslado hacia las zonas arqueológicas de la ciudad capital es normal.

En otras regiones, el ADO ya ofrece este servicio y no existió ninguna violencia hacia el extraño, sino simplemente una preparación o replanteamiento del empresario local hacia su lugar en el mercado de este tipo de servicios.

Lo que es normal en Oaxaca a nivel nacional resulta extraño, algo del pasado. Lo normal a nivel nacional resulta una agresión en Oaxaca.

Como he apuntado en párrafos anteriores, a nivel país se busca que las leyes y las instituciones reglamente los problemas entre particulares, sin la posibilidad de que sean los hombres del poder los que terminen resolviendo los conflictos entre terceros que siempre lleva implícita la negociación “oscura” y actos de corrupción, la falta de rendición de cuentas y el respeto al Estado de Derecho. En este sentido, la transición a la democracia tiene como uno de sus objetivos que el ethos esté por encima de las pasiones del líder.

 

Gráfico 2
Satisfacción del turista que viaja de manera aerea

En Oaxaca la ley simplemente es una fachada que sirve para justificar las decisiones del líder autoritario y con eso del Estado3. Ante la competencia legal de una empresa que no pertenece al grupo de “capitalistas” que emanaron del Partido-Estado en Oaxaca, los empresarios oaxaqueños no han salido a competir, sino a pedir el auxilio del Estado, quién en vez de investigar si existía una violación a la ley por parte del ADO, simplemente buscó la negociación con “el extraño” para proteger a los empresarios oaxaqueños de los embates del “libre mercado”. Aquí es necesario anotar una coincidencia entre la gran mayoría de empresarios oaxaqueños y los movimientos sociales locales que tanto dicen odiar, los dos odian el modelo capitalista actual. A los empresarios oaxaqueños no les gusta, porque no lo dirigen y no tienen un Estado paternalista que los proteja.

 

Gráfico 3
Satisfacción de turistas que viajan por carretera

Bastó tomar las calles, dañar al ADO, a los clientes, a los mismos ciudadanos oaxaqueños para que el gobierno saliera en defensa de los empresarios oaxaqueños. En ningún momento se planteó una revisión de las autorizaciones, ni mucho menos se buscó promover la libre competencia como un motor para que la oferta de servicios mejores.

Mientras el discurso señala que Oaxaca es un atractivo turístico que se está poniendo de moda y que las inversiones son bien recibidas, la realidad es muy distinta. Pero veamos la satisfacción del turista cuando visita Oaxaca, los números plantean otra realidad que dista mucho de aquella que puede promover la ATTO: El folclore empresarial oaxaqueño.

  1. Según la encuesta que permite la elaboración del Índice de Satisfacción de los Turistas4 (Sectur, 2007), destinos como la ciudad de Oaxaca (7.7) y Bahías de Huatulco (7.6) dejan “poco satisfechos” en cuestión de servicios a todos aquellos que han visitado estos lugares. (Ver gráfica)
  2. El Índice de Satisfacción por Destino Turístico del segmento nacional aéreo pone en penúltimo lugar a la ciudad de Oaxaca, otorgándole una calificación de 7.2, sólo Coatzacoalcos estuvo por abajo de la ciudad de Oaxaca, que equivale a que los turistas que utilizaron este servicio se sintieron “poco satisfechos”.
  3. La calificación de “satisfacción” del segmento “nacional carretero” mejora la calificación y lugar de la ciudad de Oaxaca al obtener un 7.6, pero la mantiene en el rango “poco satisfechos”. Por dos décimas la ciudad capital se localiza por arriba de la media que es de 7.4.
  4. En el caso del segmento “nacional autobús” se vuelve a repetir el “poco satisfechos” para la capital del estado, pero se obtiene una calificación de 7.9, estando 4 décimas por encima de la media nacional (7.5). Para consuelo, Puerto Escondido sale peor calificada con 7 y Bahías de Huatulco supera a la capital sacando 8 y obteniendo el grado de “satisfechos”.
Gráfico 4
Satisfaccion de turistas que viajan en autobús

La primera conclusión que se puede obtener de estos datos, nos señala que uno de los ramos que más ha sido promovido en este gobierno sigue dejando “insatisfechos” a los turistas que arriban a los diversos lugares “turísticos” que tiene Oaxaca. Por lo tanto, los empresarios oaxaqueños que están ubicados en esta rama todavía tienen pendientes que cumplir para poder seguir creciendo en lo particular y competir en lo global con otros destinos nacionales.

En el caso de las protestas de la ATTO, hacen una petición específica que versa sobre una presunta “invasión” de rutas arqueológicas. En este campo, Oaxaca es uno de los estados que más visitantes recibe. En el año 2004 el estado recibió 784 mil 612 visitantes, siendo el año en que más han sido visitadas en el periodo de 1998 a 2008. En promedio en el estado de Oaxaca había dos mil 149 turistas por día interesados en las áreas arqueológicas.

Por lo tanto, si el sector turístico es importante para el estado, de manera específica las zonas arqueológicas representan un pilar trascendental para el sector. Aquí es donde entra la ATTO y la libre competencia a escena. La cuestión es sencilla, pero al mismo tiempo se contrapone a la cultura que ha promovido el “gran capitalista” oaxaqueño, el Estado.

 

Gráfico 5
Indicador de visitantes a zonas arqueológicas de Oaxaca. 1998 - 2008

Lo sencillo es señalar que las empresas mejoran siempre cuando existe competencia, pues el demandante de servicios siempre buscará lo que esté al alcance de su economía y que le brinde la mayor “satisfacción”. Se pueden esgrimir una serie de argumentos en contra de la afirmación esbozada, pero el libre mercado ha provocado que exista una gama de opciones que tratan siempre de cumplir lo que el cliente demanda. Por lo tanto, el turista no debe de buscar siempre la opción menos mala, sino la que más sienta que lo va a satisfacer.

Si diversos centros turísticos localizados en otras regiones de México u otros países comienzan a ofrecer mejores servicios, no debe sorprendernos que en más de una década Oaxaca no haya logrado tocar los 800 mil visitantes en zonas arqueológicas y, además, hay que apuntar que el repunte del turismo en Oaxaca después del 2006 sigue en número rojos, pues todavía no alcanza los 700 mil, pero todo indica que se va por una buena ruta ¿podrá Oaxaca superar la cifra de 800 mil sin generar nuevas opciones de “comodidad” al turista nacional y extranjero?

Competencia empresarial vs violencia cultural

La opción que planteaba la entrada del ADO al mercado de transporte hacia las rutas arqueológicas de Oaxaca, iba destinada a un mercado específico y al mismo tiempo ofrecía un servicio que no está presente en este rubro. Por supuesto, la ATTO puede decir que sí se ofrece, pero no puede decir que las características del servicio de la empresa “invasora” existen en un sólo producto.

Lo difícil de plantear la “libre competencia” en Oaxaca son las costumbres arraigadas en el empresario oaxaqueño y la configuración histórica del mercado oaxaqueño como algo cerrado y exclusivo para los de “casa” o los cuates que han sido adoptados como naturales de estas tierras.

En la última década, la visión de un grupo de empresarios oaxaqueños ha cambiado, pues su participación en las decisiones nacionales como la configuración de sus empresas en el territorio lo demuestran. Aunque es una minoría, se puede observar que han decidido participar en el libre mercado buscando abarcar más “nichos de mercado” y al mismo tiempo, quieren leyes y un escenario social favorable para la inversión.

Ante esto, los empresarios oaxaqueños también se encuentran en transición, están debatiendo su manera de actuar entre el pasado nacional, el presente de México y las prácticas aprendidas del padre del capitalista “oaxaqueño”.

La reacción de la ATTO no es un acto racional de defensa, sino la práctica cotidiana de una cultura autoritaria y paternalista que ha visto a su gran protector en el Estado. Mientras no se reglamente la competencia en Oaxaca y se haga efectiva la ley, las acciones violentas estarán a la orden del día.

0Para conocer más sobre las características del Estado Mexicano en el siglo XX se puede revisar la obra de Octavio Paz. Un libro en especifico que caracteriza a este es el escrito por César Cansino “El desafío democrático: la transformación del Estado en el México pos-autoritario”. También está el sugerente trabajo de Emilio O. Rabasa “ La Constitución y Dictadura”.

1Si se quiere conocer más sobre la transformación del empresario en México puede consultarse la Revista Mexicana de Sociología de manera particular “Los empresarios en los inicios del gobierno de Miguel de la Madrid” y Los empresarios tijuanenses: evolución y vínculo con el poder político”.

2El control total que tenía el Estado Mexicano del siglo XX buscaba que al ser una máquina gigante los pasos que se dieran hacia el progreso y/o modernización fueran demasiado lentos, permitiendo que poco a poco el gobierno generara una serie de “caracterizaciones particulares” que terminaba tergiversando los procesos que provenían del exterior. La velocidad con que avanzó el proceso de globalización cuando las tensiones en la “Guerra Fría” disminuyeron hasta desaparecer, el Estado Mexicano terminó sucumbiendo ante lo inminente: el cambio de época.

3Para el tema sobre la ambigüedad de las leyes, recomiendo el capítulo de “Constitución” del libro del politólogo italiano Giovanni Sartori “Elementos de Teoría Política”. Por supuesto, también el libro que he mencionado en un cita anterior de Emilio O. Rabasa.

4El índice de satisfacción se elabora con la respuesta a la evaluación de variables sobre las diversas fases del viaje: a la llegada al destino, sobre los servicios turísticos y a la salida del destino.

Nota: Escrito a principios del 2010