Voto Oaxaca
La transición política en Oaxaca ocurrió por medio de una alternancia de partidos políticos en el poder ejecutivo estatal.

El 4 de julio del 2010, una etapa más de la Revolución Democrática Mexicana ha generado resultados alentadores para la democracia en México. Para los oaxaqueños, será un día que pasará a la historia contemporánea del estado como el día en que por fin cayó el régimen autoritario priistas que duro ochenta años.

Diez años después de la alternancia en el poder federal, Oaxaca ha vivido su alternancia en el poder estatal en circunstancias distintas a las que viviera el país el 2 de julio del 2000. La cuestión más evidente y que provoca la diferencia entre lo sucedido en el inicio del siglo XXI a nivel país y lo que ha ocurrido al final de la primera década del XXI en Oaxaca, es la presencia del PRI más autoritario que existe en el país y la ausencia de políticos moderados en el tricolor oaxaqueño que permitan generar un escenario de transición en la administración pública. Hasta el momento en que escribo estas líneas, el escenario más viable es simplemente la entrega del gobierno de Oaxaca en el mes de noviembre por parte de Ulises Ruiz Ortiz a las fuerzas partidistas opositoras, imposibilitando un análisis real sobre la situación del Estado y la generación de un pacto entre todas las fuerzas políticas.

En ese sentido, es claro que el régimen autoritario priista en Oaxaca, carece de una figura como la de Ernesto Zedillo que permita el diálogo entre las fuerzas autoritarias y aquellas que han provocado la democracia, sin permitir que exista un canal mínimo de diálogo entre grupos duros y moderados de la clase política.

A diferencia del año 2000, los grupos al interior del PRI son en su mayoría categorizados como duros, o sea, políticos que están dispuestos a no dialogar con los partidos políticos que ahora acceden al poder, poniendo en riesgo la gobernabilidad de Oaxaca y la posibilidad de generar una Reforma del Estado que permita el reconocimiento de la sociedad compleja que habita en Oaxaca.

A pesar de este escenario “conflictivo” a diferencia del que se tuvo en la transición del 2000 a nivel federal, la coalición opositora tiene una posibilidad que hizo falta en la transición nacional, esta tiene que ver con tener la mayoría en “coalición” en el poder legislativo de Oaxaca. En otras palabras, si el canal de comunicación entre los diversos partidos políticos que integraron la coalición opositora no se rompe y logran generar una agenda en común, los priistas no podrán detener las diversas reformas legislativas que buscan instaurar la democracia. Otra cuestión a favor de los partidos opositores, es la comunicación y posibilidad de diálogo que tienen con todos los actores de la sociedad civil oaxaqueña, cuestión que el PRI no ha tenido y desde el 4 de julio tampoco ha buscado.

Aunque lamentablemente el PRI no ha logrado entender su responsabilidad en la transición, por el simple hecho de estar conformado por el PRI más duro y autoritario que sobrevive en México, sus posibilidades de convertirse en una oposición que pueda agrupar las demandas de la sociedad son nulas. En otras palabras, la fortaleza del PRI en Oaxaca reside en su propia unidad y seguir manteniendo intacto su famoso voto duro, que es superior al medio millón de votos.

La debilidad de las fuerzas democráticas es su pluralidad y la fragilidad de los canales de comunicación; sin duda alguna, el propio futuro de la democracia depende en gran medida de que las cuestiones que se aprueben comenzando el gobierno de la alternancia, sean cuestiones en las que la mayoría esté de acuerdo, o sea, en generar canales de democracia participativa para que la instauración democrática dependa en gran medida del acuerdo entre fuerzas políticas democráticas y la sociedad civil oaxaqueña.

La democracia en Oaxaca pende de un hilo en estos próximos meses, pero en gran medida, y desde mi óptica es lo positivo, depende de la participación ciudadana desde la sociedad civil. Que bueno, porque una democracia sin participación ciudadana está condenada al fracaso.

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Publicado en la revista mujeres en agosto 2010.