Una país en plena decadencia ante el poder del narcotráfico

Oaxaca, México.- La velocidad de la guerra contra el narcotráfico que se realiza en México ha sido realmente sorprendente, pero también ha mostrado que el poder de los cárteles de la droga mexicana era inimaginable. Las historias que día a día aparecen en los medios de comunicación parecen sacadas de una película o libro de ciencia ficción, aunque sean la realidad.

Precisamente la violencia que los narcos han generado en el país para intentar hacerle frente al frágil Estado Mexicano que sólo los ha enfrentado con la parte que no han infiltrado o corrompido a nivel federal, ha generado que los escenarios y los medios para controlar el problema que vive México toque temas que hace apenas unos cuantos meses se consideraban tabú para el gobierno federal, como es la legalización de la marihuana.

En un artículo publicado en abril del 2009 en estas mismas páginas, comentaba una serie de apreciaciones sobre el desarrollo de la guerra “calderonista” que había comenzado Felipe Calderón a inicios de su gobierno, algunas se han mantenido y otras simplemente se han esfumado, pero una se mantiene ¿Qué motivó a Calderón a hacer la guerra?

Muchas han sido las ideas, supuestos, “análisis” y publicaciones que se han hecho para conocer el motivo que tuvo el actual presidente de México para comenzar una guerra contra el narcotráfico. Las cuestiones que llevaron a esta especulación que se ha mantenido a lo largo de su gobierno tiene diversos motivos, entre los que destacaría la poca legitimidad de origen con la que llegó Felipe Calderón Hinojosa, pues no logró obtener una clara victoria sobre el candidato derrotado y las acusaciones de fraude. En diversos ocasiones he señalado que lo que despertó suspicacia en mi sobre la guerra contra el narcotráfico, fue precisamente la premura con la que se inicio, no hubo un tiempo suficiente para que Felipe Calderón explicara el por qué se tenía que hacer una guerra y tampoco dejo ver que estaba informando sobre la situación, todo quedó como algo mediático y la búsqueda de encontrar un motivo para legitimarse en el ejercicio de gobierno. El tiempo ha pasado y la legitimidad que en determinado momento ganó por la guerra contra los narcos está llegando a su fin ante un escenario que demuestra la podredumbre del sistema político y la incapacidad de las fuerzas del Estado (militares y corporaciones policiacas) para lograr detener la violencia de los narcotraficantes y el control de nuevos territorios del país.

Los nuevos escenarios (o los actuales) de la guerra contra el narcotráfico tienen la característica de ser cada día más violentos y atentar contra nuevos sectores de la sociedad y medios de comunicación. Hace apenas un mes, el estallido de un coche bomba demostró que la estrategia de los capos de la droga se había generalizado, lo importante era generar miedo demostrando el poder que tienen. Estas dos semanas han sido realmente alarmantes para los medios de comunicación en México, pues el secuestro de camarógrafos y reporteros se hizo como una estrategia para tratar de influir en la agenda informativa y, al mismo tiempo, parar la cobertura sobre la corrupción en una cárcel de Durango de donde salían los presos a realizar matanzas por encargo de los cárteles de la droga. El hecho del penal de Durango, volvió a mostrar que los gobiernos estatales están coludidos con los narcos, pero también que los cárteles no están dispuestos a que se toque a los políticos de alto nivel. En pocas palabras, los gobiernos estatales en México, en su gran mayoría, no están trabajando a favor del gobierno federal en el combate a las drogas, sino que funcionan como gobiernos que no hacen nada o que operan a favor de los narcotraficantes.

Aunado a estas cuestiones que tienen que ver con un mal heredado del régimen autoritario priista del siglo XX, la corrupción, diversos sectores de la sociedad también se han visto involucrados en la vida del narco como algo que consideran normal y que nunca terminará. En este sentido, el narco es una forma de vida tolerada por la misma sociedad mexicana, no de manera general, pero si en grandes sectores sociales. Este hecho es también producto de la vida autoritaria que por largas décadas se fue formando en México. La sociedad está confrontada ante la guerra contra los cárteles de la droga, aunque todos señalen que es necesario terminar con ellos.

La cultura del narco, los altos niveles de corrupción que imperan en los gobiernos, el poder que han demostrado los cárteles de la droga, la desunión de la clase política ante la lucha contra ellos, la presión hacia los medios de comunicación y otros factores, han provocado que los escenarios de la guerra contra el narcotráfico sean otros y sí muy preocupantes.

Primero, la guerra contra el narcotráfico ha dejado de ser sexenal para convertirse en un problema que heredará la próxima administración. Terminar con la guerra a inicios del otro sexenio sólo demostraría un pacto con el crimen organizado o dejar que cada estado esté a su suerte con los narcotraficantes.

Segundo, seguir combatiendo al narcotráfico por la vía armada no es la solución, sólo parte de ella. En efecto, seguir con la guerra contra los cárteles de la droga como se ha manifestado hasta estos momentos, intentando que las fuerzas del Estado Mexicano terminen con ellos no es una opción. La inteligencia para cancelar o congelar cuentas, quitarles el poder económico ha sido el peor fracaso, casi todas las buenas noticias en este renglón vienen de Estados Unidos.

Tercero, es un hecho innegable que existe un mercado de consumidores de droga en México. Por lo tanto, la cultura del narco no se ha quedado en la parte subterranea de la sociedad mexicana sino que ha salido a flote y poco a poco se ha convertido en una forma de vida.

Cuarto, la lucha contra los narcotraficantes ahora pasa por la legalización de las drogas, esto terminaría en gran parte con la cultura del narco y también con la capacidad económica que han desarrollado. Este última afirmación pasa por el hecho de que sembrar drogas y venderla tendría que estar controlada por las instituciones del Estado como cualquier empresa.

La posibilidad de la legalización de la marihuana puede ser el hecho que demuestre que la guerra contra el narcotráfico ha fracasado, aunque esto no indica que esté perdida, pues diversos mecanismos no violentos pueden ayudar a vencer a los cárteles de la droga. Felipe Calderón Hinojosa ha dejado abierta la posibilidad de legalizar la marihuana, también ha hablado de los bemoles de esta legalización, como una posibilidad real para que los cárteles de la droga pierdan poder.

Más allá de mover lo que sucede en la lucha contra el narcotráfico y pensar que Felipe Calderón Hinojosa pasará a la historia de México como el presidente que fue derrotado por lo cárteles de la droga, es momento de comenzar a pensar en todo lo que nos ha demostrado el actual combate contra el narcotráfico y esto es que los cárteles de la droga comenzaban a controlar no sólo todo el territorio, sino todo el Estado Mexicano. Cuestión, si se quiere, de interpretaciones, pero no se puede negar el poder de los cárteles de la droga y mucho menos el mal que le están haciendo al país, pensar que si no se hubiera comenzado el combate todo estaría bien, sería también aceptar la corrupción y el agandalle como una forma de vida correcta en México.

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