Peña Nieto en camión

La prensa en México a nivel local es el atraso más grande en este rubro, pero también es la fuente primaria que necesitan los grandes emporios periodísticos para conocer un tema que no esté en el centro del país.

La prensa local sufre entre la independencia pobre de recursos económicos y la vida acomodada de provincia que garantizan los recursos del gobierno. Ahí se recuerda el grito de “prensa vendida”, “chayotera”. Entre la prensa local que no se ruboriza por recibir recursos económicos del gobierno y cambiar su linea editorial, suavizarla, no hacer periodismo de investigación, se reclaman solo el apoyo a distintos partidos políticos para indicar que ellos sólo reciben dinero “del menos malo”, no son “tan puercos” como aquellos que apoyan al PRI, el partido que asesinó a decenas de periodistas durante el Siglo XX y terminó con la libertad de prensa por largos periodos de tiempo. Los periodistas que apoyan a los partidos y gobiernos que lograron la alternancia se sienten parte del “triunfo de la democracia”, pero olvidan que no se trata de derrocar al PRI, sino de derrocar las prácticas que heredaron. Así es Oaxaca por estos tiempos. En el resto de los estados la situación no cambia mucho.

El asesinato de la corresponsal de Proceso en el territorio del sur del país que más presencia de violencia del narcotráfico tiene, Veracruz, es un episodio para recordar que las campañas electorales no paran la realidad del país.

La violencia del narcotráfico continúa, la corrupción de la clase política solapa a los dueños del negocio y el gobierno federal no garantiza seguridad a nadie. El narcotráfico decide cuando accionar y nadie lo detiene, las autoridades federales van a la caza de los rivales más débiles de la cadena de los cárteles de la droga. En la selección natural sobrevive el menos apto.

En esta realidad cruel, pero clarificadora para entender dónde se encuentra México, el periodista está en medio de las fuerzas del Estado Mexicano y los cárteles de la droga, nadie está dispuesto a protegerlo. Un periodista que cubre eventos que provoca el narcotráfico y el combate que se hace de él, investiga quiénes protegen a los narcotráficos, cuántos muertos civiles causa el ejército, cuáles han sido los errores más comunes que cometen los cuerpos policiacos, etcétera, no sirve a ninguna de las fuerzas en disputa y es preferible que no exista para cualquiera de las fuerzas en lucha. Si a este argumento sumamos que el periodista se puede convertir en un riesgo para el dueño de los medios de comunicación que trabaja, para la vida de sus propios compañeros en los medios locales, es un periodista que se encuentra en medio de un círculo formado por personas que apuntan a su cabeza y corazón. En la lucha entre el Estado Mexicano y los cárteles de la droga, para los involucrados sirve más un periodista muerto.

El narcotráfico y la estrategia para combatirlo en México no ha quitado solamente seguridad en las comunidades donde desarrolla sus acciones bélicas, ha quitado libertad para vivir. La seguridad en estas zonas que viven la presencia del narcotráfico puede seguir existiendo, se obtiene seguridad para vivir cuando se termina por apoyar a uno de los involucrados, pero en el momento en que se ha decidido apoyar a una de las partes para salvar la vida, se ha perdido la libertad de vivir como queramos vivir, ahora se vive como nos permiten vivir.

Proceso ha perdido una periodista en Veracruz, será tema de la campaña política a la Presidencia de México si los asesores electorales deciden hacerlo. Enrique Peña Nieto del PRI guardará silencio, Veracruz no solo es territorio del narcotráfico, también del PRI. Josefina Vázquez Mota posiblemente callará porque la estrategia que no ha funcionado fue hecha desde el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. Andrés Manuel López Obrador tiene posibilidades para hablar del tema, pero sería bueno recordar que la izquierda partidista también ha protegido a presuntos involucrados con el narcotráfico como es el caso del medio hermano, Julio César Godoy, del exgobernador de Michoacán, Leonel Godoy.

Lamentablemente en las campañas políticas de México no se observa un estrategia clara para combatir al narcotráfico, por cálculos en las intenciones del voto se prefiere el silencio y solo evitar contradecir el fondo de la estrategia actual.

Un factor es el vecino del norte, Estados Unidos, que no se atreve a callar su crítica cuando ve una apueste risible o con la que no concuerda. Nadie se atreve a ser ridiculizado por Estados Unidos en esta campaña. Por supuesto, Estados Unidos también se ha convertido en factor electoral al anunciar al priista que es prófugo de la justicia, el extesorero de Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila y ex Presidente del PRI cuando Enrique Peña Nieto fue elegido candidato a la Presidencia.

Moreira está fuera de la campaña porque es un factor negativo para el candidato, pero no porque Peña Nieto lo vea como un factor negativo para la democracia, si así fuera no hubiera permitido que llegara a ser presidente de su partido, después de los escándalos de corrupción hubiera pedido su renuncia. En el PRI los guardan para las secretarías del poder ejecutivo, por si ganan.

La realidad de México está muy lejos del país que pintan las campañas electorales.