Oaxaca, México.- A corto plazo los grupos vulnerables (las mujeres, personas de la tercera edad y los indígenas) serán los mal golpeados.

Para las mujeres será más difícil encontrar trabajo para ayudar a la familia y seguir atendiendo su hogar. Los adultos mayores verán reducido el monto de su retiro y la ayuda gubernamental será menor. Los indígenas no podrán reducir la brecha de atraso que tienen con el resto del mundo. A todo esto hay que sumarle los ‘daños colaterales’, cuyos principales afectados serán los niños, simplemente porque si los padres de familia se quedan sin trabajo se perturba toda la familia.

Los planes ‘anticrisis’ han surgido en nuestro país con ‘bombo y platillo’. Felipe Calderón, presidente de México, después de un año de aumento de precios ‘constante’ desde su gobierno, ha decidido ‘congelarlos’, ¿de qué sirve ‘congelar’ los precios cuando fueron aumentados un año antes? Ulises Ruiz, gobernador de Oaxaca, anunció por ‘tele y radio’ su programa para palear los efectos de la crisis; eso sí, no canceló ni generó un apoyo -descuento- en el reemplacamiento que realizarán los oaxaqueños en este año.

Después de la Revolución Mexicana los gobernantes comenzaron a utilizar de manera cotidiana el término ‘justicia social’, con el que hacían referencia a un acuerdo colectivo social determinado, que tenía como objetivo reducir la brecha entre ricos y pobres. Con el paso de los años y la consolidación del régimen autoritario priista, la expresión se convirtió en la ‘ayuda a los pobres’, hacerle justicia a los más desprotegidos de la Patria. Poco a poco, con el fracaso de los gobiernos post-revolucionarios, la ‘justicia social’ sirvió para referirse al sector que había sido vanguardia de la revolución y que no había recibido los beneficios prometidos: los p-o-b-r-e-s.

Hasta el momento, los pobres que lucharon por formar este México siguen siendo la referencia de la ‘justicia social’. Con el avance del capitalismo y la economía de ‘libre mercado’ en nuestro país, surgió la ‘clase media’, aquella que tiene acceso a los servicios que no son de primera necesidad y que, de alguna manera, ha recibido los beneficios de la era consumista: coche, vestido, créditos, etc. Este sector económico social se convirtió en el puente entre los pobres y los ricos del mundo contemporáneo. Mientras el rico busca hacerse más rico, el ‘clase media’ busca ser rico y el pobre ser medio pobre-rico.

Ha sido la ‘clase media’ el soporte de la economía mundial. Su consumo ha permitido que el ‘crecimiento’ económico, basado en la creación de nuevos servicios, sea constante. El acceso a los ‘créditos bancarios’ por parte de este sector, permitió que se accediera a servicios que antes eran de difícil acceso; por ejemplo: comprar casa por medio de un crédito hipotecario. Esta crisis económica tiene la particularidad de afectar de manera considerable a todas las personas que cuenten con créditos bancarios, ya que las tasas de interés aumentarán de manera considerable; por lo tanto, la crisis económica afectará, como ‘daño colateral’, a los pobres, pero de manera directa a la clase media.

Hasta el momento, los planes ‘anticrisis’ han atendido al sector de siempre, a los que la Revolución no les hizo justicia social, pero han olvidado que si desatienden a la clase media, esta dejará de consumir y se perderán los trabajos menos remunerados, aquellos que son ocupados por los más pobres. Los planes ‘anticrisis’ han olvidado a este sector que, de no atenderse, comenzará a generar una cadena de problemas económicos interminable. No sólo se ampliará la brecha entre pobres y ricos, sino la brecha pobre – medio – rico, generando fracturas sociales que llevarán a las ‘rencillas’ entre clases.

Hay algo que ha quedado claro en la historia del siglo XX: las ‘cartolandias’ no hacen revolución, están ocupadas pensando cómo sobrevivir, entonces, es la clase media, aquella que tiene lo básico garantizado, la que permite reinventar al mundo, generar y organizar las demandas de la sociedad hacia el gobierno. He aquí la nueva ‘justicia social’ del siglo XX, la clase media necesita protección ante los efectos negativos del capitalismo global. Pero parece que diseñar el plan ‘anticrisis’ de esta clase es más difícil de hacer, pues los bancos no están dispuestos a bajar sus tasas de interés y el gobierno no para el reemplacamiento. La revolución democrática ahora no le hace justicia social a sus soldados: la clase media, que tomó las calles en la década de los noventa, para exigir libertad.

Nota: Publicado en el año 2009 en el Suplemento Político Ágora.