Son políticos, no dioses.

OAXACA, México.- No me cabe la menor duda que hasta el más desinteresado en la política dirá algo sobre el fin de la época del autoritarismo priista en Oaxaca. Tampoco me cabe la menor duda que con el fin de esta oscuridad comenzará la construcción del mito tiránico que encarnará Ulises Ruiz Ortiz.

Este primero de diciembre termina toda una forma de hacer política en Oaxaca, aunque también hay que agregar de “comprender la política”. ¿Entonces ya todo es color de rosa? Nadie ha dicho que la democracia sea color de rosa, sino que el iniciar algo nuevo pasa por desmontarlo por completo, pero para hacer eso primero tenemos que controlarlo. En cierta forma, el control del sistema político oaxaqueño quedó a la deriva cuando lo perdió el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el núcleo del poder vertical: el ejecutivo.

En este sentido, ahora que el PRI ha visto como se tambalea el poder político que ostentaba al interior del sistema político oaxaqueño, es necesario comenzar la construcción de la democracia en Oaxaca, esto implica poner en clave democrática todo lo que se hacía en clave autoritaria, o sea, todas las relaciones de poder deben abandonar la forma y el fondo en el que se relacionaban. Cuestión complicada si estamos acostumbrados a que “así-funcionan-las-cosas-en-Oaxaca”.

La instauración democrática es lo que sigue después de la alternancia en el poder y su realización en Oaxaca pasa por tener a políticos que crecieron y aprendieron en el viejo régimen autoritario. En este sentido, tenemos a políticos y gobernantes que están viviendo su propio proceso de transición o reacomodo -para sobrevivir- en la democracia.

Dejemos las cosas en claro: los nuevos gobernantes no son demócratas, tampoco autoritarios. Sino los políticos de la transición, personajes en los cuales habitan principios autoritarios y democráticos que se han aprendido por los cambios externos a Oaxaca, por el aprovechamiento de la instauración democrática en el país para intentar sobrevivir en la política. No todas las pieles de cordero esconden un cordero.

Se trata de memoria y conciencia histórica, pero también de no permitir que la historia atrape la construcción de futuro. Lo importante es tener claro que la democracia se construye desde la sociedad civil, desde todos y siempre reconocer que un cambio en las estructuras del poder no desmonta los valores del régimen no democrático, pero que si brinda la oportunidad de que el reacomodo del régimen contemple a la democracia. Hay que tener los pies en la tierra, la democracia hoy tiene permiso para instaurarse en Oaxaca, pero todavía falta hacerlo, no mitifiquemos a los nuevos políticos.

Nota: Publicado el 1 de diciembre de 2010 en la revista Mujeres del estado de Oaxaca.